Bloomberg — Funcionarios de la administración Biden han discutido limitar las ventas de chips avanzados de inteligencia artificial de Nvidia Corp. (NVDA) y otras empresas estadounidenses sobre una base específica de cada país, dijeron personas familiarizadas con el asunto.
El enfoque establecería un límite a las licencias de exportación para determinados países en interés de la seguridad nacional, según las personas, que describieron las conversaciones privadas bajo condición de anonimato. Los funcionarios se centran en los países del Golfo Pérsico que tienen un creciente apetito por los centros de datos de IA y los bolsillos llenos para financiarlos, dijeron las personas.
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Las deliberaciones se encuentran en su fase inicial y siguen siendo fluidas, pero la idea ha cobrado fuerza en las últimas semanas. La política se basaría en un nuevo marco para facilitar el proceso de concesión de licencias para los envíos de chips de IA a los centros de datos en lugares como los Emiratos Árabes Unidos y Arabia Saudita. Funcionarios del Departamento de Comercio dieron a conocer esas regulaciones el mes pasado y dijeron que hay más reglas en camino.
La Oficina de Industria y Seguridad de la Agencia, que supervisa los controles de exportación, declinó hacer comentarios. Nvidia, líder del mercado de chips de inteligencia artificial, tampoco quiso hacer comentarios, al igual que Advanced Micro Devices Inc. (AMD). Un representante de Intel Corp. (INTC), que también fabrica este tipo de procesadores, no respondió a una petición de comentarios.
Las acciones de Nvidia cayeron hasta un 4,2% en las operaciones del martes, después del cierre récord del lunes.
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Un portavoz del Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca declinó hacer comentarios sobre las conversaciones, pero se refirió a una reciente declaración conjunta de EE.UU. y EAU sobre inteligencia artificial. En ella, los dos países reconocían el “tremendo potencial de la IA para el bien común”, así como los “retos y riesgos de esta tecnología emergente y la importancia vital de las salvaguardias”.
El establecimiento de límites por países reforzaría las restricciones que en un principio iban dirigidas a las ambiciones de China en materia de inteligencia artificial, en un momento en que Washington considera los riesgos para la seguridad del desarrollo de la IA en todo el mundo. El gobierno de Biden ya ha restringido los envíos de chips de inteligencia artificial de empresas como Nvidia y AMD a más de 40 países de Medio Oriente, África y Asia por temor a que sus productos se desvíen a China.
Al mismo tiempo, algunos funcionarios estadounidenses han llegado a considerar las licencias de exportación de semiconductores, en particular de los chips de Nvidia, como un punto de apoyo para lograr objetivos diplomáticos más amplios. Eso podría incluir pedir a empresas clave que reduzcan sus lazos con China para acceder a la tecnología estadounidense, pero las preocupaciones van más allá de Pekín.
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“Tendremos que tener una conversación con países de todo el mundo sobre cómo planean usar estas capacidades”, dijo Tarun Chhabra, director senior de tecnología en el Consejo de Seguridad Nacional, en un foro en junio sin nombrar naciones específicas. “Si hablamos de países que cuentan con un aparato de vigilancia interna realmente robusto, entonces tenemos que reflexionar: ¿Cómo utilizarán exactamente estas capacidades para potenciar ese tipo de vigilancia, y qué aspecto tendrá?”.
También está la cuestión de cómo el desarrollo global de la IA podría afectar a las operaciones de inteligencia estadounidenses, dijo Maher Bitar, otro funcionario del NSC. «¿Cuáles son los riesgos no sólo por motivos de derechos humanos, sino también en términos de seguridad y contrainteligencia para nuestro personal en todo el mundo?». dijo Bitar en el mismo acto.
No está claro cómo reaccionarían los principales fabricantes de chips de inteligencia artificial ante nuevas restricciones estadounidenses. Cuando la administración Biden emitió por primera vez una amplia normativa sobre chips para China, Nvidia rediseñó sus ofertas de IA para asegurarse de poder seguir vendiendo en ese mercado.
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Si la administración sigue adelante con los límites por países, puede resultar difícil establecer una nueva política global en los últimos meses del mandato del presidente Joe Biden. Estas normas podrían ser difíciles de aplicar y supondrían una importante prueba para las relaciones diplomáticas de Estados Unidos.
Los gobiernos de todo el mundo buscan la llamada IA soberana -la capacidad de crear y gestionar sus propios sistemas de IA- y esa búsqueda se ha convertido en un motor clave de la demanda de procesadores avanzados, según el CEO de Nvidia, Jensen Huang. Los chips de Nvidia son el estándar de oro para los operadores de centros de datos, lo que convierte a la empresa en el fabricante de chips más valioso del mundo y en el principal beneficiario del auge de la IA.
China, por su parte, se esfuerza por desarrollar sus propios semiconductores avanzados, aunque siguen estando por detrás de los mejores chips estadounidenses. Aun así, a los funcionarios estadounidenses les preocupa que si Huawei Technologies Co. u otro fabricante extranjero ofrece algún día una alternativa viable a los chips de Nvidia -presumiblemente con menos condiciones-, eso podría debilitar la capacidad de EE. UU. para configurar el panorama mundial de la IA.
Algunos funcionarios estadounidenses sostienen que se trata de una posibilidad remota y que Washington debería adoptar un enfoque más restrictivo respecto a las exportaciones mundiales de chips de IA, dada su actual posición negociadora. Otros advierten del peligro de dificultar demasiado a otros países la compra de tecnología estadounidense, en caso de que China gane terreno y capte a esos clientes.
Mientras los funcionarios debaten cuál es el mejor enfoque, han ralentizado la aprobación de licencias de grandes volúmenes de chips de inteligencia artificial para Medio Oriente y otros lugares. Pero hay indicios de que las cosas podrían ponerse en marcha pronto: Según las nuevas normas para los envíos a centros de datos, las autoridades estadounidenses investigarán y aprobarán previamente a clientes específicos basándose en los compromisos de seguridad tanto de las empresas como de sus gobiernos nacionales, allanando el camino para facilitar la concesión de licencias más adelante.
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