Bloomberg — Las personas adultas con trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH) mueren de media a una edad más temprana, según ha descubierto un estudio, que resalta la necesidad de mejorar la atención a los pacientes con esta afección neurológica tan difícil de tratar.
Los hombres con TDAH tienen 6,8 años menos de vida que el resto de la población, y la diferencia llega a 8,6 años en el caso de las mujeres, de acuerdo con un análisis de los historiales médicos electrónicos de más de 300.000 personas en Gran Bretaña. La investigación fue publicada este jueves en la revista British Journal of Psychiatry (Revista Británica de Psiquiatría).
Los hallazgos son «extremadamente inquietantes», afirman los científicos. Este mayor riesgo puede ser consecuencia de la tendencia a realizar actividades nocivas y de la falta de apoyo a la salud.
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“En adultos con TDAH existe una mayor probabilidad de que adquieran hábitos poco saludables, como comer o fumar compulsivamente, y de que asuman conductas de riesgo”, señaló Philip Asherson, profesor de psiquiatría del neurodesarrollo en el King’s College de Londres, que no participó en el estudio. “Además, puede haber vínculos biológicos con enfermedades autoinmunes y otras afecciones físicas”.
Según los investigadores, las personas con TDAH suelen tener más dificultades en la escuela y en el trabajo, y peor salud física y mental que las que no lo padecen. También son más propensos a lidiar con el sistema de justicia penal y a quedarse sin hogar, según detallan en el documento.
Se calcula que casi el 3% de los adultos de todo el mundo padecen TDAH, aunque en el Reino Unido la mayoría no están diagnosticados. Una revisión reciente de estudios de otros países de ingresos altos, incluidos EE.UU. y Dinamarca, halló un patrón similar de muerte prematura en personas con esta afección.
La nueva investigación se suma a las pruebas de que las personas con enfermedades mentales mueren antes que las que no las padecen, afirmó Oliver Howes, otro catedrático de psiquiatría del King’s College de Londres.
"Estos hallazgos ponen de relieve la necesidad de invertir mucho más en servicios de salud mental para que las personas puedan obtener la ayuda que necesitan", afirmó.
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