¿Sueña el CEO de Nvidia con androides eléctricos?

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Durante la última conferencia para desarrolladores de Nvidia Corp. (NVDA) se produjo uno de los momentos más recordados del evento semestral del coloso de los chips.

Vestido con su característica chaqueta de cuero, el CEO Jensen Huang entró en el escenario frente a una enorme pantalla que proyectaba una hilera de robots humanoides salidos de una novela de Philip K. Dick.

Poco después, del fondo del escenario emergió algo más gracioso: dos robots a la altura de las rodillas, que recordaban más al R2-D2 de La Guerra de las Galaxias (Star Wars).

Se trata del negocio del que Huang ha estado aludiendo durante gran parte de este año, lo que él ha denominado la siguiente oleada de inteligencia artificial.

Según explicó a Jim Cramer a comienzos de año, los robots incorporarán una IA que “comprenderá las leyes de la física” y cómo interpretar el mundo. Todas las fábricas estarán robotizadas y construirán productos robotizados. En los años venideros se fabricarán “miles de millones” de robots humanoides, según Huang.

Tras hacerse con uno de los mercados más lucrativos de los últimos tiempos, el de los chips para entrenar y ejecutar sistemas de IA generativa, Huang se ha hecho eco de otras tres áreas en las que está centrando su potencial de crecimiento: los vehículos autónomos, la computación cuántica y, el contendiente más plausible en lo que a tecnología disponible se refiere, los robots.

Se puede decir que Huang no tiene necesidad de pensar en nuevos mercados, teniendo en cuenta la asombrosa rentabilidad de su negocio de chips de inteligencia artificial.

Nvidia ganó más de US$16.000 millones en ingresos netos en el segundo trimestre, lo que supone un aumento de prácticamente el 170% con respecto al 2023.

Una gran parte de los US$56.000 millones que Microsoft Corp. (MSFT), Alphabet Inc. (GOOGL), Amazon.com Inc. (AMZN) y Meta Platforms Inc. (META) prevén gastar en el tercer trimestre en centros de datos y otros recursos para desarrollar IA se destinaron a Nvidia.

Pero un negocio tan concentrado es riesgoso.

Si el puñado de clientes de Nvidia deja de comprar chips de IA, o empieza a desarrollar los suyos propios, o si las demandas de computación de IA cambian de alguna manera, Nvidia de repente parece vulnerable .

Y como cualquier veterano del negocio cíclico de los semiconductores sabe, la industria se caracteriza por auges y caídas. La demanda de chips de IA puede parecer insaciable ahora, pero no lo será para siempre.

Un rumor que circula entre las empresas de chips es que Nvidia construirá sus propios robots desde cero. La idea es que podría aprovechar sus potentes chips, conocidos como unidades de procesamiento gráfico (GPU), y las herramientas que ya vende a los desarrolladores para construir sus propios robots.

Más de 100 empresas de robótica, incluidas Siemens AG y Boston Dynamics Inc., están utilizando el conjunto de herramientas de software Isaac de Nvidia y modelos de inteligencia artificial para probar aplicaciones robóticas.

La fabricación de chips, software y hardware para robots implicaría que la empresa controlaría toda la “pila” tecnológica que hay detrás de esas máquinas.

¿Cómo podría beneficiar eso a Nvidia?

En teoría, podría desarrollar todos esos componentes en tándem para que funcionen perfectamente entre sí, lo que le permitiría construir los mejores robots del mercado de forma muy similar a como lo hace Apple con los teléfonos. Esa es la idea, al menos.

En la práctica, construir robots sería una idea terrible. Los reguladores antimonopolio probablemente estarían por todas partes con los esfuerzos de Nvidia dado su dominio en chips de IA. La empresa también carece de la experiencia en cadena de suministro y fabricación que se necesita para construir hardware robótico.

Y entrar en el negocio afectaría profundamente sus abultados márgenes de beneficio, que aumentaron hasta el 55,3% en el tercer trimestre.

“Nvidia está más centrada en crear nuevos mercados para sus chips que en construir robots por sí misma”, dice David Reger, CEO de la alemana NEURA Robotics, quien agregó que asociarse con grandes fabricantes tenía más sentido.

Huang se ha descrito a sí mismo como un “creador de mercado, no un tomador de mercado”, por lo que la idea de luchar contra otras empresas de robótica por un mercado naciente podría no resultarle atractiva ni siquiera a nivel personal.

Pero posicionarse como un centro de plataformas para tecnologías innovadoras también conlleva desafíos.

Arm Holdings Plc, el diseñador británico de chips cuyos conjuntos de instrucciones se encuentran en la mayoría de los teléfonos inteligentes actuales, se posicionó a mediados de la década de 2010 como el corazón de bajo consumo y de gran potencia de la revolución de la Internet de las cosas (¿recuerda eso?).

En cambio, luchó durante varios años para vender el software necesario a fabricantes como Robert Bosch GmbH para hacer realidad su visión. Desde entonces, ha pivotado para posicionarse como central para la siguiente fase del auge de la IA.

En su haber, Nvidia ya ha entrado en nuevos mercados con un éxito asombroso.

Huang transformó las tarjetas gráficas para juegos en la piedra angular de la revolución de la IA al convertirse en el socio esencial de todos, no en su competidor. En el caso de la robótica, el manual probablemente debería ser el mismo: no hay que construir los cuerpos, sino los cerebros y las herramientas sin las cuales los robots de los demás no pueden vivir.

Las ganancias de ese esfuerzo probablemente no igualarán la fiebre del oro de la IA de hoy, pero cuando ese auge se enfríe, Nvidia puede estar contenta de haberse conectado también a los robots.

Esta nota no refleja necesariamente la opinión del consejo editorial de Bloomberg LP y sus propietarios.

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