Bloomberg Opinión — Antes de que sea demasiado tarde, pida su café expreso. Será más caro a lo largo del 2025, y cualquiera que opere -u observe- los mercados de energía y materias primas en el nuevo año necesitará cafeína para sobrevivir.
En primer lugar, un poco de honestidad: 2025 se presenta terriblemente nebuloso. El equilibrio entre la oferta y la demanda de materias primas clave puede oscilar entre un enorme exceso de oferta y un déficit masivo, en función de políticas impredecibles. Mi bola de cristal es tan buena como la de cualquier otro para predecir lo que harán Donald Trump, Xi Jinping, Vladimir Putin, Benjamin Netanyahu y muchos otros. Más que nunca, predecir los precios de las materias primas en el nuevo año es predecir las decisiones políticas.
Aun así, podemos anticipar algunos temas y algunas curiosidades sobre las materias primas que seguiré de cerca durante el nuevo año:
1. El cártel petrolero OPEP+ está contra las cuerdas.
Tras haber retrasado ya seis meses un aumento de la producción, es poco probable que el grupo pueda aumentar la producción en 2025, a menos que Trump acuda al rescate. Es probable que el crecimiento de la demanda mundial de petróleo en el nuevo año se sitúe en torno a un millón de barriles diarios, por debajo del crecimiento previsto de la producción de los países no pertenecientes a la OPEP+. La contracción es el resultado de varios años de altos precios del petróleo que han animado a los rivales de la OPEP+ a invertir en nueva capacidad de producción.
Trump podría alterar la ecuación si aplica con dureza las actuales sanciones petroleras estadounidenses a Irán y Venezuela. Durante casi cuatro años, la administración Biden hizo la vista gorda ante el aumento de las exportaciones de petróleo de ambos países. Si el nuevo presidente estadounidense golpea a Teherán y Caracas, Arabia Saudí puede aprovechar la oportunidad para aumentar la producción. De lo contrario, no veo mucho espacio para el crudo saudí extra.
Pero Trump también puede crear problemas a la OPEP+ a través de dos políticas. Una es su amenaza de una guerra comercial, no solo con Canadá y México, sino también con la Unión Europea y China, que podría descarrilar el crecimiento económico. La segunda es la relajación de las regulaciones para la perforación estadounidense. Trump ha insistido en que su principal prioridad es bajar los precios de la energía y aumentar la producción de petróleo y gas de EE. UU., por lo que, en general, es probable que la OPEP+ tenga dificultades. Sin embargo, con el Brent cotizando cerca de los US$70 por barril, el petróleo no es el corto fácil que era cuando estaba cerca de los US$100 por barril.
2. La petrolera británica BP Plc también está contra las cuerdas.
La empresa ha sido un desastre en bolsa, con una caída de más del 20% en los últimos cinco años. A los precios actuales, su valor de mercado se ha reducido a unos US$75.000 millones, una fracción de los 250.000 millones de hace casi dos décadas. La empresa tiene una cita clave con sus accionistas a principios de febrero, cuando está previsto que actualice su estrategia.
La actualización estratégica puede dar a algunos inversores una razón para seguir con la empresa, pero pondrá el foco en dos aspectos negativos: BP emitirá una advertencia de beneficios. Anteriormente, había indicado al mercado que los beneficios antes de intereses, impuestos y depreciación (Ebitda) ascenderían a US$49.000 millones en 2025. La cifra real es probablemente inferior en al menos US$10.000 millones.
Con ello, es probable que también se reduzcan las recompras de acciones, de un ritmo actual de US$1.750 millones trimestrales a algo mucho más asequible -digamos, US$1.000 millones- para proteger el balance. En el negocio del petróleo, la calificación crediticia va por delante de los accionistas. Sin embargo, unos menores beneficios y una menor recompra de acciones podrían acabar con el apetito de los inversores por las acciones y abrir la puerta a una operación corporativa. En el pasado he defendido que la empresa debería buscar una fusión con un rival y lo veo muy probable en 2025. La más obvia es Shell Plc.
3. Vigilar a la OPEP+ y a BP requerirá un suministro constante de café.
Prepárese para precios más altos. Brasil y Vietnam, los principales productores mundiales de las variedades de grano Arábica y Robusta, se enfrentan a un déficit de cosecha. Esta podría ser la quinta temporada consecutiva en la que el consumo de café supera a la producción , lo que no tiene precedentes. A finales de 2024, el precio del Arábica alcanzó un máximo histórico, superando el pico nominal establecido en 1977.
Puede que no sea suficiente para mantener el equilibrio del mercado. Los comerciantes de café creen que si la cosecha brasileña no se recupera -algo improbable-, los precios tendrán que subir de los 350 céntimos la libra actuales a entre 400 y 500 céntimos. A su vez, los tostadores de café subirán los precios al por menor, sobre todo los del espresso elaborado con granos arábicas.
Mientras se prepara para un café más caro, añada a su lista el chocolate caliente. Las cosechas de África Occidental, región que concentra el 70% de la producción mundial de cacao, no se han recuperado tanto como se esperaba, y los precios están en máximos históricos.
4. La mirada en el carbón.
El carbón es una de las materias primas a las que menos atención se presta, a pesar de su enorme importancia para el sistema energético y la lucha contra el cambio climático. Durante años, muchos lo han considerado “muerto” o “moribundo”. En la conferencia sobre cambio climático COP26 de 2021 en Glasgow, el mundo acordó “relegar el carbón a la historia”. Pero está vivo, omnipotente y omnipresente. En 2024, el mundo consumió una cantidad récord, y 2025 será un año crucial para ver si se produce un cambio de tendencia.
Soy pesimista porque China ha adoptado el carbón como piedra angular de su sistema energético, con las renovables como complemento. La nación asiática consume por sí sola un 30% más de carbón que el resto del mundo en conjunto, lo que pone en peligro cualquier avance para frenar el calentamiento global.
5. El mineral de hierro es, junto con el carbón, una de esas materias primas que a menudo se pasan por alto.
No es un pilar de la inversión en materias primas en los mercados financieros. Pero es clave para la rentabilidad tanto de los grupos mineros mundiales como de los fabricantes de acero. Y es un excelente barómetro de la actividad económica en China. Su precio ha caído hasta los US$100 por tonelada métrica desde los más de US$200 de 2021.
El nuevo año podría marcar un punto de inflexión para la materia prima: La producción china de acero probablemente alcanzó su cenit entre 2022 y 2024 y, en el mejor de los casos, podría mantener una meseta elevada en 2025. Dado que China produce hoy en día más de la mitad del acero mundial, lo que ocurra allí tiene una enorme importancia.
Y lo que es más importante, la oferta de mineral de hierro también va a aumentar el año que viene, incluso a partir de una nueva fuente de producción de bajo coste: Guinea, en África Occidental. Si juntamos ambas fuerzas, el mercado del mineral de hierro puede entrar en el primero de varios años de excedentes. En 2025 se esperan precios más bajos.
Esta nota no refleja necesariamente la opinión del consejo editorial de Bloomberg LP y sus propietarios.
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