A los banqueros de Hong Kong y Singapur les esperan unos meses ajetreados financiando una oleada de envíos de exportadores de Asia a EE.UU. antes de que lleguen los aranceles que ha propuesto el presidente electo Donald Trump.
No obstante, una vez que entren en vigor esos gravámenes a la importación, existe solo un grupo que podría cubrir el vacío en los ingresos bancarios: los ricos.
Tradicionalmente, las entidades de crédito que obtienen beneficios en Asia han contado mucho con el comercio transfronterizo: HSBC Holdings Plc facilitó US$ 850.000 millones en el 2023. El intercambio de bienes abierto y sujeto a normas es un “pilar del crecimiento económico global”, afirmó José Viñals, presidente de Standard Chartered Plc, a sus accionistas en el último informe anual del banco.
StanChart obtuvo unos ingresos de US$6.900 millones el año pasado de su red de banca corporativa, comercial e institucional, en comparación con los US$4.600 millones procedentes de clientes acaudalados.
El grueso del crecimiento del 2% de los préstamos de DBS Group Holdings Ltd. en los nueve primeros meses del 2024 proviene del comercio.
El arancel propuesto por Trump del 10% al 20% sobre todos los bienes fabricados en el exterior, del 60% o más para los productos procedentes de China, supondrá algo más que un cubo de arena en los engranajes comerciales.
La ansiedad está creciendo. De los quince mayores socios comerciales con los que EE.UU. tiene déficit comercial, ocho son del continente asiático. “Toda la región se halla en el punto de mira”, señala Priyanka Kishore, economista de la consultora Asia Decoded Pte, con sede en Singapur.
No obstante, aun con las implicaciones del comercio en la demanda interna y la ralentización de otros préstamos, por ejemplo los hipotecarios, es improbable que Trump sea un desastre para los bancos de la región.
Quizá puedan aprovechar ciertos nuevos mecanismos. De entrada, bancos como HSBC, StanChart y DBS podrían compensar parte de la pérdida de oportunidades de financiación, estableciendo el precio adecuado a sus préstamos.
Las políticas de Trump, que incluyen recortes de impuestos y aranceles, pueden desencadenar una inflación más rápida, lo que podría frenar las reducciones de las tasas de interés de la Reserva Federal y establecer un piso para los márgenes en el mercado bancario de Hong Kong.
Sin embargo, la otra cara de la moneda puede ser que la tan esperada recuperación del mercado inmobiliario comercial de la ciudad, gracias a los menores costos de endeudamiento, no se logre, según Bloomberg Intelligence.
Esto nos lleva a un punto más importante: los bancos tal vez deberían mirar más allá de la expansión de los balances, especialmente si el estímulo de China no estimula el comercio intraasiático. La gestión de la riqueza y los mercados de capitales podrían perfilarse como el nuevo campo de batalla.
En 2016, cuando Trump fue elegido presidente por primera vez, los activos bajo gestión en los 15 principales bancos privados de Asia (excluyendo la riqueza china onshore) eran de US$1,3 billones. Ahora es casi el doble de esa cifra. Un ritmo similar de crecimiento hasta al menos el final de la década es alcanzable, dice Morgan Stanley (MS).
Existen varias maneras de atender a los ricos.
Al ofrecer exenciones fiscales sobre una variedad de activos, Hong Kong y Singapur han aumentado su atractivo como lugares preferidos para establecer family offices. El año pasado, cada ciudad gestionó US$1,3 billones en activos offshore, solo superada por Suiza, con US$2,5 billones.
Los multimillonarios asiáticos han estado a la vanguardia del crecimiento y también estarán en la primera posición en los próximos años: en países como China, India e Indonesia, billones de dólares cambiarán de manos de una generación de magnates con un patrimonio neto ultra elevado a la siguiente, y las oficinas familiares facilitarán la división.
Este dinero tendrá compañía. “Esperamos un aumento de los flujos de riqueza desde Europa y América del Norte, ya que muchos inversores globales ven a Asia-Pacífico como un tercer refugio seguro para la diversificación de carteras”, señaló McKinsey & Co. en un informe reciente .
El impulso está empezando a cobrar forma.
El Banco de Singapur, el banco privado de Oversea-Chinese Banking Corp., planea captar más flujos de activos de personas adineradas en el Reino Unido, mientras el gobierno del Partido Laborista contempla aumentar los impuestos a los residentes extranjeros en el país. El truco, sin embargo, es ser cauto sobre qué family offices contratar. Los clientes que operan raramente y no les gusta pagar comisiones pueden convertirse en trampas de margen .
Los banqueros asiáticos también seguirán de cerca la política fiscal de Estados Unidos. Al ganar el control del Senado, los republicanos han asestado un golpe a la esperanza de los demócratas de trasladar la carga de los recortes impositivos de Trump de 2017 (que expiran a fines del año próximo) hacia las corporaciones y los individuos ricos.
Si la inflación es alta y los precios de los activos son volátiles, los ricos del mundo querrán invertir su dinero en activos no convencionales, especialmente en aquellos que creen que tendrán buenos resultados durante el segundo mandato de Trump. El repunte del bitcoin (XBT), que se encuentra a punto de alcanzar los US$90.000, lo demuestra con creces.
Éste también es un ámbito en el que los bancos de Singapur y Hong Kong están ampliando los servicios para sus clientes ricos. Parece que están bien preparados para un mundo en el que el movimiento de mercancías está plagado de fricciones, pero las ruedas de la creación de riqueza están mejor engrasadas que nunca.
Esta nota no refleja necesariamente la opinión del consejo editorial de Bloomberg LP y sus propietarios.
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