A la hora de pensar en el petróleo, Arabia Saudita y la OPEP+, el mítico objetivo de los US$100 por barril ha dejado de ser relevante. De hecho, no lo es desde junio, momento en que el cártel anunció un plan para incrementar la producción, lo que supuso el abandono de su búsqueda de precios de tres dígitos. En la actualidad, el valor de referencia es de US$50 por barril.
Primero, un aviso sorpresa: no voy a predecir si se materializará ese nuevo nivel inferior, más allá de advertir que es mucho más probable de lo que el mercado parece creer.
En vez de eso, una observación general: en igualdad de condiciones, el mercado petrolero parece tener un excedente de oferta para 2025, y eso se traduce en precios más bajos que altos, de modo que ante una disyuntiva binaria entre US$100 y US$50 para el año que viene, me decantaría por esta última opción, a pesar de todas las amenazas geopolíticas en el Medio Oriente.
Si bien la OPEP+ suele presentarse como un grupo monolítico, en realidad está plagado de facciones. Por ello, el cártel no tiene una única capacidad de reacción, sino dos capas.
Una representa cómo responde como grupo a los sucesos externos, el crecimiento de la industria de esquisto en Estados Unidos, por ejemplo, y la segunda responde a cómo reacciona cada miembro de la OPEP+ a las acciones de sus homólogos.
Esa segunda capa no es importante cuando el cártel actúa al unísono con poca o ninguna disidencia. Pero hay momentos, y creo que ahora es uno de ellos, en que la política interna importa más, lo que puede alterar drásticamente la función de reacción de la OPEP+.
Durante los últimos tres años, la OPEP+ se ha centrado en mantener los precios del petróleo lo más cerca posible de los US$100, manteniendo los inventarios globales ajustados. La llamé la estrategia “Arabia Saudita primero”. No importa si se la llama un objetivo no oficial, una meta, una esperanza, un propósito o una aspiración.
Con sus acciones, incluido el recorte de la producción cuando los precios estaban cerca de los US$90 el barril, el bloque mostró sus cartas: quería valores de tres dígitos, haciendo que otras consideraciones fueran secundarias.
Ahora, eso ha cambiado debido a una combinación de factores.
En primer lugar, la OPEP+ ha reconocido tácitamente que su política de US$100 estaba impulsando el crecimiento anual de la oferta no perteneciente a la OPEP+ por encima de la demanda tendencial. Mantener su estrategia de precios altos significaba aceptar una participación de mercado cada vez menor.
En segundo lugar, el cártel acepta que los niveles elevados de crudo perjudican el crecimiento de la demanda y que sostener el consumo es importante de cara a la transición energética. En tercer lugar, el ciclo económico mundial ha dado un giro y el petróleo, como cualquier otra materia prima, es sensible; los precios más bajos son la consecuencia natural de un crecimiento más débil.
En cuarto lugar, varios miembros de la OPEP+ han invertido miles de millones de dólares en nueva capacidad de producción y han presionado para bombear más, desafiando la estrategia. Para evitar un cisma, el grupo ha tenido que cambiar su función de reacción general.
Esa es la principal explicación de por qué la OPEP+ acordó en junio un complejo plan para aumentar la producción desde septiembre hasta fines de 2025, que eventualmente aumentaría la producción en más de 2 millones de barriles por día.
Es cierto que la OPEP+ dijo que los aumentos estarían condicionados a la salud del mercado, lo que convierte el acuerdo en una declaración de intenciones. Con la caída de los precios, el aumento ya se ha retrasado dos meses, hasta diciembre.
¿Qué viene después? No creo que Arabia Saudita haya tomado una decisión, y lo que ocurra en 2025 se decidirá por lo que hagan otros miembros de la OPEP+ en octubre y noviembre. El factor más crucial es si los tramposos dejan de hacer trampas. Eso determinará lo que haga Riad.
También lo harán los acontecimientos en Medio Oriente. Sigo convencido, como lo he estado durante el último año, de que ni Israel ni Irán quieren involucrar al petróleo en sus ataques. Del mismo modo, los dos mayores consumidores de petróleo del mundo, Estados Unidos y China, seguramente habrán dicho a ambas partes que el petróleo está fuera de los límites. Pero debo admitir que el riesgo de un error de cálculo aumenta día a día.
Al mismo tiempo, todos en la OPEP+ están esperando a ver quién ocupará la Casa Blanca el año que viene. No obstante, el plan actual de aumentar la producción en incrementos mensuales es problemático. En pocas palabras, no veo demanda de esos barriles adicionales en 2025, a menos que el cártel esté dispuesto a aceptar un aumento muy visible de los inventarios y, por lo tanto, precios mucho más bajos. Estas son las opciones que veo:
1) Los tramposos de la OPEP+ detienen su sobreproducción y Arabia Saudita y otros miembros del cártel cambian de opinión, temiendo una caída de los precios. En lugar de aumentar la producción, la reducen a principios de 2025.
En un gesto de desconcierto para la mayoría de los operadores, el cártel hace que los precios del petróleo vuelvan a situarse en el rango de los US$80-US$100. Nunca digas nunca, pero me sorprendería que ese escenario se materializara, ya que creo que la función de reacción de la OPEP+ ha cambiado.
2) El cumplimiento de la OPEP+ mejora drásticamente, incluso a través de recortes de compensación por parte de los tramposos. El grupo retrasa los aumentos mensuales de producción durante seis meses, evitando a su vez un aumento de los inventarios a principios de 2025. En ese escenario, el petróleo encuentra un piso alrededor de los US$70 y vuelve a acercarse a los US$80.
No creo que Riad esté contemplando retrasar los aumentos de producción para siempre, pero veo cierto margen para que el reino acepte esperar hasta la segunda mitad del próximo año. Una razón es la apuesta a que el crecimiento del esquisto estadounidense se está moderando; otra es la esperanza de que Pekín reflote con éxito su economía, impulsando la demanda de petróleo. Este escenario merece un “tal vez” de mi parte.
3) El cártel se aferra a su plan de aumentar la producción en incrementos mensuales a partir de diciembre en adelante, a medida que el cumplimiento mejora un poco. Los saudíes recortaron el gasto para capear un período de precios bajos, algo que ya se advirtió en el avance del presupuesto del país para 2025.
En ese escenario, el mercado petrolero estaría sobreabastecido el próximo año, particularmente durante el segundo trimestre, cuando la demanda estacional es menor.
La acumulación de inventario resultante empuja los precios del petróleo hacia los US$60 y quizás, aunque sea brevemente, incluso más abajo, hacia los US$50 durante el segundo trimestre del próximo año, antes de recuperarse más adelante en el año a medida que el crecimiento de la producción de esquisto estadounidense se desacelera debido a los precios bajos. Para mí, este es el escenario más probable.
4) El cumplimiento de la OPEP+ no mejora en absoluto. En respuesta, el cártel no sólo sigue adelante con el aumento de la producción mensual a partir de diciembre, sino que Arabia Saudita presiona al grupo para que acelere la producción de esos barriles adicionales. Como resultado, el mercado está enormemente sobreabastecido y los precios del petróleo caen a US$50 o incluso menos.
Sin embargo, el mercado no se desploma, porque Riad se abstiene de lanzar una guerra de precios total. Tengo la sensación de que este esquema, susurrado por algunos funcionarios de la OPEP+ y repetido por los comerciantes de petróleo que dicen haber sido informados al respecto, es una campaña saudí no tan silenciosa de amenazas verbales para que los tramposos mejoren el cumplimiento. Como tal, no lo considero tan probable.
5) Una guerra de precios a gran escala. El cumplimiento no mejora en absoluto y empeora aún más. Arabia Saudita aumenta la producción a su capacidad máxima de 12,5 millones de barriles al día, frente a los 9 millones de producción actual. Todos los demás países de la OPEP+ siguen su ejemplo. El mercado se enfrenta a un enorme exceso similar al que se observó en 2020, y los precios se desploman.
Si la historia sirve de guía, el nivel de US$50 por barril no actuará como piso, y los precios probablemente caerían mucho, mucho más. (Recuerde que durante la última guerra de precios en 2020, cero tampoco era el piso; menos US$40 dólares lo era).
Tal como están las cosas, este escenario final parece extremadamente improbable que se desarrolle. Pero Arabia Saudita ha librado dos guerras de precios en la última década, por lo que al menos deberíamos considerar la posibilidad de que ocurra.
Pase lo que pase, parece que los precios del petróleo se acercarán a los US$50 el barril en lugar de a los US$100 en el futuro previsible. Sólo una guerra total en Medio Oriente puede cambiar esa perspectiva.
Esta nota no refleja necesariamente la opinión del consejo editorial de Bloomberg LP y sus propietarios.
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