El humo de los incendios forestales está aumentando nuestra deuda de tarjetas de crédito

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Los ciudadanos de Estados Unidos cada vez conocen mejor las muchas alegrías que produce el humo de los incendios forestales: picazón en los ojos, garganta áspera, empeoramiento de las condiciones de salud, rápido aprendizaje de los matices del Índice de Calidad del Aire.

Y ahora podemos añadir a la lista el incremento de la deuda de las tarjetas de crédito. Es la más reciente prueba de que el cambio climático no es un problema del futuro, sino una crisis que nos está afectando física y económicamente en este momento.

Según un nuevo documento de trabajo de investigadores de los bancos de la Fed de Dallas y Filadelfia y de la Anderson School of Management de la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA), las personas que están expuestas al humo de los incendios forestales, aunque se encuentren a varios kilómetros de la fuente, suelen contraer más deudas con sus tarjetas de crédito.

Además, pagan sus tarjetas más lentamente e incurren en morosidad con una mayor frecuencia.

Después del Camp Fire de 2018 en California, por ejemplo, los hogares expuestos al humo a una distancia de entre 5 (8 km) y 30 millas (48,8 km) del incendio acumularon una media anualizada de US$1.400 a su deuda.

Este efecto suele ser mayor en las proximidades de los incendios, pero cuando el humo se propaga a cientos de kilómetros de distancia, el coste económico se desplaza con él.

De acuerdo con los investigadores, sus hallazgos indican, de forma conservadora, que los ciudadanos de Nueva York pudieron haber contraído una deuda adicional de US$10.000 millones de tarjetas de crédito como resultado del humo que inundó la ciudad en el 2023 procedente de los incendios canadienses.

La principal forma en que el humo crea deuda es generando facturas médicas.

El humo de los incendios forestales es aproximadamente diez veces más dañino para la salud humana que, por ejemplo, el humo de los gases de escape de los automóviles. Provoca ataques cardíacos y accidentes cerebrovasculares y complica los embarazos. Es particularmente duro para las personas con problemas de salud respiratoria, ya que afecta a aproximadamente un tercio de los hogares estadounidenses, señaló el documento.

El humo de los incendios forestales canadienses de 2023, que afectaron a 122 millones de estadounidenses, aumentó las visitas a urgencias relacionadas con el asma en un 17% , según estimaron los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés). Muchas familias con dificultades económicas probablemente cargaron esos gastos a sus tarjetas de crédito.

Las personas que viven en zonas con humo también gastarán dinero extra en purificadores de aire, aparatos de aire acondicionado y mascarillas.

Sus ingresos pueden verse afectados por los cierres y las interrupciones de los trabajos. Todo eso crea dificultades económicas, en particular para las personas que ya están en apuros. Si a eso se suma la destrucción provocada por los propios incendios, incluida la crisis de seguros de California , el impacto macroeconómico aumenta.

Y el documento de la Reserva Federal de Dallas no incluye los costosos y a largo plazo efectos sobre la salud que tiene respirar humo tóxico, que los científicos todavía están desentrañando, como escribió mi colega de Bloomberg Opinion, Lisa Jarvis . Estos incluyen todo, desde el cáncer hasta la demencia y los problemas cognitivos en los niños. Y, una vez más, las poblaciones económicamente más vulnerables son las que más sufren.

Estos problemas seguramente aumentarán en el futuro a medida que el planeta se caliente, haciendo que el aire sea más caliente y seco y aumentando el riesgo de incendios más frecuentes e intensos. Como señaló Jarvis, un reciente documento de la Oficina Nacional de Investigación Económica sugirió que solo el humo de los incendios forestales se cobraría 27.800 vidas estadounidenses al año en 2050.

Pero el cambio climático ya ha aumentado el riesgo de incendios forestales , incluso después de que en los 48 estados continentales se haya producido un calentamiento de tan solo 2,6°F por encima de los promedios preindustriales, según una estimación.

En algunas partes de California y el suroeste, la temporada de incendios forestales es dos meses más larga que en 1973, según un análisis reciente del grupo sin fines de lucro Climate Central. La superficie de tierra estadounidense quemada cada año ha sido recientemente el doble del promedio a largo plazo.

Para frenar esta tendencia, tenemos que dejar de quemar combustibles fósiles y de calentar aún más el planeta.

Mientras todos aguantamos la respiración esperando que eso suceda, también debemos ampliar nuestra idea de ayuda pública para los incendios forestales más allá de la reconstrucción de viviendas para incluir la ayuda a las personas para hacer frente a los costos de atención médica que podrían acumularse durante toda la vida.

Debemos hacer un mejor trabajo de educación de las personas sobre los riesgos del humo y proteger a los trabajadores al aire libre tanto de la contaminación como de su efecto en sus salarios.

Y los estadounidenses necesitan abandonar de una vez por todas la idea errónea, que aparece una y otra vez en las encuestas de opinión, de que la lucha contra el cambio climático entra en conflicto de algún modo con la ayuda a la economía. Son una misma cosa. La emergencia climática está ocurriendo ahora, y la lucha contra ella no se limita a la política medioambiental, sino a un estímulo económico.

Esta nota no refleja necesariamente la opinión del consejo editorial de Bloomberg LP y sus propietarios.

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