África puede ofrecer a Trump un trato que no podrá rechazar

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Como sus homólogos de todo el planeta, los líderes e inversionistas de África están tratando de averiguar qué impacto tendrá sobre su continente el retorno de Donald Trump a la Casa Blanca.

Las amenazas de Trump de imponer aranceles del 25% a todos los productos procedentes de Canadá, México y China en su primer día en el cargo ya han causado conmoción.

Tratar de satisfacer, tranquilizar o demonizar al presidente electo de EE.UU., como está haciendo gran parte del mundo, constituiría un movimiento estratégico equivocado para el continente, que haría eco del paternalismo que ha marcado las relaciones entre África y las grandes potencias globales durante décadas. El resultado es siempre el mismo: el desequilibrio de poder genera resentimientos y los acuerdos fracasan.

África más bien debería cuestionarse qué impacto podría tener sobre Trump y cómo conseguir que la relación beneficie a esta región. Los líderes deberían proponerle un nuevo trato.

Las inquietudes en torno a una segunda administración Trump se derivan de su desdén por el continente, en 2018 se refirió a algunas naciones africanas como “países de mierda” y sus planes proteccionistas que podrían poner en peligro la Ley de Crecimiento y Oportunidad para África (AGOA, por sus siglas en inglés), que proporciona acceso libre de impuestos a EE.UU. a más de 1.800 productos de 32 países africanos.

La AGOA, que tiene 24 años de antigüedad, expirará en septiembre del 2025. Teniendo en cuenta la política de Trump de America First (Estados Unidos primero), su reautorización no está garantizada.

En términos brutales, África simplemente no es una prioridad para Trump, como ha señalado Elizabeth Sidiropoulos, directora ejecutiva del Instituto Sudafricano de Asuntos Internacionales . Y “donde sí lo es, es probable que sea en el ámbito transaccional, por ejemplo, el acceso a minerales críticos”.

África tiene estos recursos, y muchos otros, en abundancia.

Posee el 85% del manganeso del mundo, el 80% del platino y el cromo, el 47% del cobalto, el 21% del grafito, el 6% del cobre y mucho más. Tiene la suerte de contar con una población joven que es clave para el consumo mundial y el crecimiento económico futuros, y tiene un gran potencial para la generación de energía limpia. Esta es la carta de triunfo de África. Ahora debería fijar sus propias condiciones.

Trump se considera un negociador, aunque otros no lo crean. También quiere que lo vean como un héroe. Está tan desesperado por esa validación que está dispuesto a pulir su reputación con historias falsas de actos heroicos.

Por ejemplo, dos semanas antes de su victoria electoral en noviembre, afirmó que había donado un avión para que Nelson Mandela volara a Estados Unidos poco después de su liberación en 1990. Fue una mentira: los partidarios de Mandela en Estados Unidos pagaron US$130.000 por el avión alquilado a la aerolínea de Trump, que ahora está en quiebra.

Entonces, ¿cómo se ve un posible acuerdo? ¿Quién debería apostar por él?

La administración Biden ya ha construido una sólida relación con el presidente de Kenia, William Ruto, y la élite empresarial del país. Uno de los grandes éxitos de Joe Biden ha sido la construcción del Corredor de Lobito con el presidente de Angola, João Lourenco, quien dice estar listo para hacer negocios con Trump.

Y finalmente, el presidente de Sudáfrica, Cyril Ramaphosa, compartirá el escenario del G20 con Trump, quien asumirá la presidencia del organismo después del mandato de un año de Sudáfrica en diciembre de 2025. Ramaphosa también cuenta con el apoyo de Elon Musk, el “primer amigo” de Trump.

El presidente electo de Estados Unidos debe tomar conciencia de que, si no reautoriza la AGOA, su capacidad para contrarrestar a su némesis, China, y en menor medida a Rusia, en una de las regiones estratégicamente más importantes del mundo disminuirá considerablemente.

Estados Unidos ya está perdiendo amigos e influencia en favor de Rusia y China en el continente. Trump debe entender que mantener la amistad con África tiene más sentido que no hacerlo.

Como dijo el experto en comercio estadounidense Daniel Runde a un comité del Congreso en junio, Estados Unidos no ha logrado ver a África como una oportunidad: “el Partido Comunista Chino ve a África como una oportunidad en la que todos ganan. Desafortunadamente, gran parte de nuestra asociación con África hasta la fecha se ha orientado a la asistencia extranjera... Necesitamos una asociación actualizada... Habrá una fiesta en Moscú; habrá una fiesta en Pekín, si no reautorizamos [la AGOA]”.

Trump también necesita creer que está marcando el comienzo de una nueva visión para las relaciones de Estados Unidos con África, y necesita poder decirlo en una publicación en Truth Social. Actualmente, todo el documento de la plataforma republicana no dice nada sobre el continente.

El académico J. Peter Pham, quien sirvió en la última administración Trump como enviado especial de Estados Unidos para la región del Sahel en 2020-2021, dijo en noviembre en una entrevista con Voice of America (La Voz de América) que en Estados Unidos bajo el gobierno de Trump “muchos de los sermones y moralizaciones que han contribuido a alejar a muchos países de África de Estados Unidos” serán “reemplazados por un enfoque más pragmático que escuche, observe los intereses nacionales de ambos lados y los equilibre”.

Éste es el comienzo de un acuerdo. África debe ponerlo sobre la mesa y hacerlo beneficioso para sus ciudadanos.

El continente debe recordarle a Trump y a algunos de sus propios líderes que los negociadores llegan a acuerdos. Cualquier conversación sobre comercio o relaciones diplomáticas que pueda surgir de Estados Unidos debe tomarse como una táctica de apertura.

En una columna publicada el 15 de noviembre por Fox News, Scott Bessent, el candidato de Trump para Secretario del Tesoro, escribió que los aranceles eran una “herramienta de negociación con nuestros socios comerciales”. Pero ¿por qué quedarse sentado esperando propuestas de Bessent o Trump sobre cómo funcionará el comercio con África? Es mejor darles algunas ideas y hacer un acuerdo que beneficie a África.

Mientras tanto, es de esperar que los líderes continentales impulsen la implementación del Acuerdo de Libre Comercio Continental Africano, que apunta a crear un mercado único para bienes y servicios, y otras medidas de crecimiento económico que harían que la región dependa menos de las potencias extranjeras y esté menos nerviosa por un nuevo líder estadounidense.

Esta nota no refleja necesariamente la opinión del consejo editorial de Bloomberg LP y sus propietarios.

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