Bloomberg — Durante el último día de su campaña para las elecciones, Donald Trump salió al escenario en Pittsburgh acompañado de trabajadores del sector siderúrgico y se comprometió a proteger el empleo y la industria manufacturera de Estados Unidos.
Pero extrañamente estuvo ausente de su discurso su promesa, muchas veces repetida, de acabar con la operación de venta de United States Steel Corp. (X) a Nippon Steel Corp (5401).
El presidente electo permanece en silencio sobre dicho acuerdo precisamente en el momento en que un alto ejecutivo de Nippon Steel se dispone a viajar a Pittsburgh para convencer a los miembros de los sindicatos de base y a los políticos para que apoyen la adquisición por US$14.100 millones de la icónica empresa estadounidense.
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Respaldar el acuerdo contravendría la retórica de la campaña de Trump, aunque la transacción ha generado cada vez más controversia entre algunos acereros que representan a los votantes de clase trabajadora a los que Trump había estado cortejando para ganar el crucial estado de Pensilvania.
“Yo le dije: ' necesito una cosa de ti. Necesito que no digas que acabarás con el acuerdo en la televisión nacional y frente a un par de miles de trabajadores siderúrgicos por quienes estás aquí'”, dijo en una entrevista esta semana el vicepresidente de United Steelworkers Local 2227, Jason Zugai. “Y él dijo: " OK”.
Zugai dijo que la conversación se produjo entre bastidores, después de que Trump terminara su mitin. Habló con el entonces candidato sobre el acuerdo y le dijo que muchos trabajadores del acero lo apoyaban.
Zugai dijo que Trump le dijo que todavía estaba preocupado por la venta de US Steel a una compañía extranjera, pero Zugai respondió que el acuerdo cumpliría una de las promesas de Trump de atraer inversión extranjera a Estados Unidos y que los trabajadores del acero la necesitaban para mantener sus empleos.
“Le dije: ‘Tienes que conocer a tu público’”, dijo Zugai. “Éstos son sus medios de vida”.
Trump se fue a un último mitin en Michigan, donde no mencionó el acuerdo y, desde su victoria, no ha vuelto a hablar públicamente sobre el tema. El equipo de transición de Trump no respondió a una solicitud de comentarios.
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Se ha producido una creciente ruptura pública entre algunos miembros de la base y la dirigencia sindical, que se ha opuesto al acuerdo desde diciembre. Algunos miembros, como Zugai, han sostenido que el presidente internacional del USW, David McCall, debería sentarse con los ejecutivos de Nippon Steel y negociar más concesiones para que el acuerdo llegue a buen puerto, como un contrato laboral ampliado.
McCall dijo esta semana en una declaración que le había dicho al vicepresidente ejecutivo de Nippon Steel, Takahiro Mori, que se reuniría con funcionarios de la compañía si le ofrecían un contrato escrito que garantizara inversiones de capital.
Tras la noticia de la visita de Mori, McCall escribió directamente a los miembros del sindicato el jueves por la noche advirtiéndoles que el ejecutivo “quiere ponernos unos contra otros”. McCall dijo que el único objetivo de Mori es cerrar la transacción, no preservar los empleos y la industria siderúrgica estadounidense.
“Nos hemos puesto en contacto con las partes interesadas, incluidos los empleados, para compartir nuestra visión de US Steel, ofrecer garantías sobre el futuro y responder cualquier pregunta que puedan tener”, dijo Nippon Steel el jueves en un comunicado enviado por correo electrónico.
Ambas empresas están a la espera de una decisión sobre la transacción por parte del Comité de Inversión Extranjera en Estados Unidos (CFIUS, por sus siglas en inglés). A principios de este año, el panel otorgó a Nippon Steel permiso para volver a presentar los planes para la compra.
Es posible que Trump nunca tome una decisión sobre el acuerdo, ya que el plazo para tomar la decisión del CFIUS se ha pospuesto hasta diciembre, mientras el presidente Joe Biden sigue en el cargo. Biden ha prometido que US Steel seguirá siendo de propiedad estadounidense.
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