Bloomberg Línea — La inestabilidad económica y política, las sanciones internacionales que pesan sobre algunos mercados o la falta de infraestructura logística, están entre los principales factores que explican lo costoso que resulta importar productos en algunos de los mercados de Latinoamérica para las pymes, dijo en entrevista con Bloomberg Línea el fundador y director de ingresos de Finkargo, Tomás Shuk.
En visión del ejecutivo de esa plataforma de servicios de comercio exterior para importadores, los países de Latinoamérica donde resulta más costoso importar productos son Venezuela, Argentina, Cuba y Bolivia.
Explica que en países como Venezuela y Argentina, la volatilidad económica y las políticas cambiarias restringen el acceso a divisas extranjeras, elevando el costo de las importaciones. Por otra parte, además de Venezuela, mercados como Cuba están sujetos a sanciones internacionales que limitan su acceso a mercados globales, lo que encarece la importación.
Además, los costos logísticos, derivados del transporte interno y la infraestructura portuaria deficiente, pueden aumentar los precios. “Países sin acceso directo al mar, como Bolivia, enfrentan costos adicionales por la necesidad de utilizar puertos en países vecinos”.
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También se refiere al caso de otros países como Brasil, que, según dice, es “conocido por tener altos impuestos de importación (a veces hasta un 35%), junto con tarifas aduaneras y una burocracia aduanera compleja”.
Asimismo, la importación se dificulta por lo que denomina una “regulación proteccionista”, lo que aumenta los costos para productos extranjeros. Y a esto se suma una logística compleja, ya que a pesar de su tamaño, “la infraestructura logística puede ser limitada y costosa, lo que aumenta los costos de transporte”.
En todo caso, dice que hay que considerar que las diferencias tarifarias a la hora de la importación varían en función de varios aspectos como las partidas arancelarias, el país de origen, el transporte, el proveedor, entre otros aspectos.
De acuerdo con un reciente informe de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), en el primer semestre de este año el comercio de bienes y servicios de la región “mostró un mayor dinamismo que en la primera mitad de 2023. El crecimiento interanual del valor de las exportaciones fue mayor que el de las importaciones (5% y 1%, respectivamente)”.
Para el 2024, la Cepal prevé un aumento del 4% en el volumen de las importaciones de bienes y una caída del 2% en sus precios, lo que resulta en un aumento proyectado de su valor del 2%. “En el caso de las importaciones, se destacan por su dinamismo las originarias de China y las otras economías de Asia, cuyo valor se expandiría en promedio un 7%. En contraste, caería el valor de las importaciones procedentes de la propia región y de los Estados Unidos, al mismo tiempo que se proyecta un crecimiento del 4% de las compras desde la Unión Europea”, dice el reporte.
Los retos para los importadores en Latam
Consultado por los principales retos para los importadores del sector de las pymes en Latinoamérica, se refirió a aspectos como la falta de acceso a capital, la incertidumbre interna y externa o competir con otras regiones donde hay volúmenes de compra mucho más altos.
También se refiere al hecho de estar en mercados sectorizados que requieran altos niveles de inventario, no realizar ventas por no tener producto en inventario o material disponible y, finalmente, no repensar diferentes modelos de financiamiento para poder respaldar toda la operación logística
“No tener claro los procesos, los proveedores o los productos que se requieren para importar, dar por sentado que la norma o la legislación respecto a los productos de la importación va a ser la misma, y muchas veces no preocuparse por los ciclos operativos, tanto logísticos como de pagos y de venta de los productos, hacen que no se calculen bien los tiempos necesarios para sostener el flujo de caja sano y se deba recurrir a otras fuentes de financiación”, dijo Tomás Shuk.
A su juicio, los principales errores que cometen las pymes a la hora de importar son no asesorarse bien respecto a los servicios que se están adquiriendo y “ver la importación como algo distinto al proceso financiero y de la compra internacional”.
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¿Qué tan fuertes son las necesidades de financiación para las pymes en Latam y cómo cubrirlas?
“Cuando hablamos de comercio exterior y hablamos de las necesidades de financiación, es algo inherente a todo el proceso”, manifestó el CEO de Finkargo.
Expone que desde el momento en que se compra la mercancía internacional hasta que se vende al cliente final, se necesitan tres tipos de financiación: la financiación para comenzar a hacer el proceso productivo, la financiación para pagar el proceso operativo y la financiación de venta a sus clientes finales.
Atado a lo anterior, hay diferentes mecanismos para pagar esos tres procesos: están las cartas de crédito, los giros financiados y la financiación alternativa para el caso de la compra de la mercancía internacional.
Ahora, “cuando vemos el efecto que tiene cualquier afectación de la cadena logística sobre el precio final del producto es cuando el importador tiene que buscar la mayor cantidad de alternativas de financiamiento posible para tener siempre el capital necesario para continuar su operación”.
“Usualmente, en una importación, lo más importante es no quedarse sin producto para poder venderle a su mercado, porque la venta más cara es la que no se tiene”, según Shuk.
En este sentido, manifiesta que separar los tres procesos, entender cuáles son las alternativas de financiación que se tienen para cubrir sus costos de pago a mercancía, sus costos operativos, y finalmente sus costos de ventas, “hacen que se pueda crear y generar las mejores herramientas y sistemas para crear procesos enfocados en la rentabilidad y en no romper el stock de inventario de mi compañía”.
¿Qué consejos les dan a los importadores de Latinoamérica desde China para completar los procesos de forma efectiva?
La influencia China en Latinoamérica se refleja cada más en el volumen comercial de los importadores locales. Frente a este flujo, Tomás Shuk ofreció una serie de recomendaciones a los importadores latinoamericanos para avanzar en sus procesos de forma efectiva.
“El primero y el más importante es que se valide no solo la calidad del producto, sino de qué tipo de proveedor se está comprando, hay formas de verificar esto: viajar a China, visitar fábricas y hacer todo el proceso necesario para asegurar que la compra de la mercancía sea la mejor”, dijo.
En segunda instancia, señaló que es importante tener muy claro qué es lo que se compra y entender los pormenores de esta operación. “Muchas veces no tener en cuenta cuáles son las particularidades del producto respecto a impuestos, sellos, garantías, hace que se pierda la rentabilidad de los productos por aranceles o por tener que pagar certificaciones”.
Lo tercero es tener claro cuáles son los proveedores esenciales que necesitan para tener una operación simple y sin muchos percances, tener claro quién es el operador logístico, el agente de aduanas, el proveedor logístico nacional, almacenamiento, etc.
Relacionarse correctamente con los diferentes proveedores hará que, en caso de que llegue a pasar algo (”y en el comercio exterior siempre pasa algo”), el importador tenga cubierta toda su cadena logística para no sufrir contratiempos, dijo.
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