Xi dice que China está dispuesta a trabajar con Trump para reforzar las relaciones

Biden dispone de apenas dos meses antes de entregar el poder a Trump, que ha amenazado con imponer aranceles del 60% a China, un nivel que corre el riesgo de diezmar el comercio entre los países

El presidente estadounidense Joe Biden (izq.) se reúne con el presidente chino Xi Jinping (der.) al margen de la cumbre del Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC) en Lima, Perú, el 16 de noviembre de 2024.
Por Jenny Leonard
16 de noviembre, 2024 | 05:34 PM

Bloomberg — El líder chino, Xi Jinping, dijo al presidente estadounidense, Joe Biden, que está dispuesto a trabajar con Donald Trump para mejorar la relación entre las mayores economías del mundo.

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En su última reunión antes de que Trump asuma el cargo, Xi dijo a Biden que EE.UU. y China no deberían buscar la disociación y, en su lugar, esforzarse por una existencia pacífica a largo plazo.

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“China está dispuesta a trabajar con la nueva administración estadounidense para mantener la comunicación, ampliar la cooperación y gestionar las diferencias, a fin de esforzarse por lograr una transición estable de la relación China-EE.UU. en beneficio de los dos pueblos”, dijo Xi a través de un traductor en la reunión en Lima, Perú.

"Sólo la solidaridad y la cooperación pueden ayudar a la humanidad a superar las dificultades actuales", añadió Xi. "En una era de floreciente revolución científico-técnica, ni la desvinculación ni la interrupción de la cadena de suministro son una solución".

Biden, en respuesta, dijo estar "muy orgulloso" de los progresos entre ambas partes.

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"Estas conversaciones evitan los errores de cálculo y garantizan que la competencia entre nuestros dos países no se desviará hacia el conflicto", afirmó el dirigente estadounidense.

Se espera que la reunión sea el último encuentro oficial entre ambos, cuya relación se remonta a hace más de una década, cuando ambos ocupaban la vicepresidencia de sus naciones, y se produce en un periodo de mayor incertidumbre y tensión.

Biden dispone de apenas dos meses antes de entregar el poder a Trump, que ha amenazado con imponer aranceles del 60% a China, un nivel que corre el riesgo de diezmar el comercio entre las mayores economías del mundo. Los primeros nombramientos del presidente electo -incluidos los halcones de China, Marco Rubio como secretario de Estado y Mike Walz como asesor de seguridad nacional- sugieren que está preparando una postura adversaria hacia Pekín.

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Biden y Xi han tratado de estabilizar las relaciones y aprovechar la cumbre celebrada hace un año en San Francisco, que restableció los lazos después de que su administración derribara un globo espía chino que sobrevolaba el territorio continental de EEUU y de que la expresidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi visitara Taiwán, lo que provocó que Pekín realizara maniobras militares en torno a la isla. Taiwán sigue siendo el mayor punto de inflamación militar entre EEUU y China, y el asunto más sensible para Xi.

Aún así, persisten numerosas tensiones tras unos tumultuosos cuatro años en los que ambas naciones tomaron medidas para ser más autosuficientes en preparación para un posible conflicto, aunque éste no sea inevitable ni esté planeado. La administración Biden se ha movilizado para negar a Pekín chips avanzados de inteligencia artificial y otras tecnologías, presionando a los aliados de EEUU para que cumplan los controles de exportación diseñados para garantizar que EEUU mantenga su superioridad militar sobre China.

Antes de la reunión, un alto funcionario estadounidense dijo que se esperaba que Biden advirtiera a Xi de que los ataques contra redes críticas estadounidenses sólo conducirían a una mayor desvinculación de la tecnología de origen chino. El pirateo patrocinado por el Estado chino de los sistemas de telecomunicaciones estadounidenses -un esfuerzo por robar registros de llamadas y comunicaciones de candidatos políticos y asesores estadounidenses, incluidos los de las campañas de Trump y de la vicepresidenta Kamala Harris- se extendió a T-Mobile US Inc (TMUS), informó el sábado el Wall Street Journal. China ha negado cualquier esfuerzo por interferir en la política estadounidense.

En términos más generales, los ayudantes de Biden describieron la reunión del sábado como una oportunidad para comprobar las áreas de preocupación. En lo alto de la lista está el apoyo de China a la base industrial de defensa de Rusia, que ha ayudado a Vladimir Putin a mantener su guerra en Ucrania. El viernes, Biden se reunió con los líderes de Japón y Corea del Sur para discutir sus preocupaciones sobre el creciente apoyo regional a Rusia, incluyendo el reciente despliegue de tropas por parte de Corea del Norte para ayudar al esfuerzo bélico de Rusia.

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El fortalecimiento de la alianza entre Putin y Kim Jong Un se está convirtiendo en un quebradero de cabeza para Xi. Aunque ha apoyado tanto a Rusia como a Corea del Norte, Xi ha intentado presentar a Pekín como neutral respecto a la guerra de Ucrania y ha presionado para mejorar los lazos con EE.UU. y sus aliados, sobre todo para ayudar a garantizar que las exportaciones sigan impulsando la economía china, que atraviesa dificultades. La alianza Kim-Putin corre el riesgo de añadir presión económica sobre China, y socava el argumento de Xi de que EEUU no debería tener alianzas militares en la región Indo-Pacífica.

El equipo de Biden también está ansioso por evitar que estallen conflictos en el Mar de China Meridional o entre China y Taiwán, que el asesor de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, Jake Sullivan, considera el mayor riesgo para la administración entrante.

"Eso sería catastrófico para todos los implicados: para Taiwán, para Pekín, para nosotros, para el mundo", dijo Sullivan el jueves. "Yo no diría necesariamente, dado cómo hemos gestionado las relaciones a través del estrecho, que eso debería ser algo con un riesgo elevado en 2025, pero debido al tamaño del riesgo, aunque no sea tan probable, es algo que tiene que estar en lo alto de la agenda".

Para Xi, la reunión es también una oportunidad de hacer balance de la relación mientras considera cómo preparar a su país para un posible choque arancelario cuando Trump regrese a la Casa Blanca. El auge manufacturero de China ha ayudado a impulsar el crecimiento de las exportaciones al más rápido en dos años, animando a una economía que lucha contra una prolongada caída del sector inmobiliario y la deflación.

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Aunque China experimentó un cierto repunte de la demanda interna en octubre tras poner en marcha medidas de estímulo, los aranceles masivos corren el riesgo de restar varios puntos porcentuales al crecimiento económico anual. Xi expresó el viernes su "plena confianza" en alcanzar el objetivo de este año de alrededor del 5%.

Con esa amenaza en ciernes, Xi ha pasado gran parte de la cumbre de la APEC posicionando a China como un socio de libre comercio más fiable. Mantuvo reuniones con una serie de aliados y socios de EE.UU. e inauguró un nuevo puerto de aguas profundas de US$1.300 millones en Perú, al tiempo que pedía a los líderes de la APEC que “derribaran los muros” que impiden el comercio, la inversión, la tecnología y los servicios.

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Xi también anunció que sería el anfitrión de la cumbre de la APEC en 2026, lo que supondría una oportunidad para que Trump visitara potencialmente China.

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