Bloomberg — El primer ministro del Reino Unido, Keir Starmer, instó a los aliados internacionales a tratar a los traficantes de personas como terroristas, en su intento de adoptar una línea dura frente a la inmigración irregular, una preocupación política que ha provocado un aumento del apoyo de la derecha en los países occidentales.
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“La inmigración ilegal es sin duda un motor masivo de la inseguridad mundial”, dijo Starmer en un discurso pronunciado el lunes al inaugurar la asamblea general del organismo policial mundial Interpol en Glasgow, Escocia. “A menos que pongamos en juego todos los poderes de que disponemos en este ámbito de forma muy similar a como lo hacemos con el terrorismo, tendremos dificultades para llevar a estos criminales ante la justicia”.
El laborista Starmer, en el poder desde hace cuatro meses, está intentando forjar un nuevo enfoque para impedir que los solicitantes de asilo crucen el Canal de la Mancha en pequeñas embarcaciones desde Francia, tras cancelar el plan de la anterior administración tory de deportar a los llegados a Ruanda al asumir el cargo. En su lugar, se ha centrado en aumentar la cooperación internacional y reforzar la seguridad fronteriza para “detener las pateras”.
“No hay nada progresista en hacer la vista gorda mientras hombres, mujeres y niños mueren en el Canal”, dijo. “No se equivoquen, el contrabando de personas necesita una respuesta global, y a una escala mucho mayor que la actual”.
Los homólogos de la UE habían mostrado interés en dar acceso a Gran Bretaña a la base de datos de inteligencia Eurodac utilizada para identificar a los solicitantes de asilo, declaró Starmer a los periodistas en el acto. “Hay ganas de trabajar más estrechamente con nosotros en esto. Porque miren, estos son retos compartidos”, dijo.
“Como parte del reajuste más amplio del Reino Unido con la Unión Europea, estamos buscando un nuevo pacto de seguridad, que incluya la restauración del acceso a las redes de intercambio de inteligencia en tiempo real”, dijo en su discurso.
Las llegadas de pequeñas embarcaciones al Reino Unido se han disparado en los últimos años, con unas 30.661 personas alcanzando las costas británicas hasta finales de octubre de este año, un 15% más que el año pasado y sólo superado por la tasa de 2022.
Starmer anunció el lunes una nueva aportación de 75 millones de libras a los esfuerzos para atajar el problema, elevando a 150 millones de libras la cantidad comprometida en dos años para el Mando de Seguridad Fronteriza británico. Con ello se financiará una nueva unidad para recabar información sobre la delincuencia organizada en materia de inmigración, además de “cientos de nuevos investigadores y agentes de inteligencia, respaldados por tecnología punta”, dijo. “Estamos tomando nuestro enfoque de la lucha antiterrorista, que sabemos que funciona, y aplicándolo a las bandas”.
Los conservadores gastaron unos 270 millones de libras hasta abril en su plan para Ruanda sin llegar a poner en marcha ningún vuelo de deportación.
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