Bloomberg — Israel prosiguió su campaña contra los militantes de Hezbolá con enfrentamientos en el sur de Líbano y ataques aéreos contra Beirut, mientras Estados Unidos y sus aliados se preparaban para las represalias israelíes contra Irán por un bombardeo de misiles balísticos a principios de semana.
Nueve personas murieron en el centro de la capital libanesa tras un ataque israelí contra un centro médico afiliado a Hezbolá, según informaron las autoridades locales. Las Fuerzas de Defensa de Israel declararon que habían matado a 15 militantes de Hezbolá en un ataque nocturno contra un edificio utilizado por el grupo, y ordenaron a los civiles de algunas zonas que abandonaran inmediatamente el lugar.
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Mientras se intensificaban los combates, la atención internacional se centraba en el momento y el alcance de la respuesta de Israel al ataque con misiles iraníes del martes. Aunque ese ataque causó pocos daños, tanto Israel como Estados Unidos dijeron que era una escalada inaceptable e Israel respondería.
El presidente Joe Biden alimentó el jueves la incertidumbre sobre lo que vendría después cuando se le preguntó si EE.UU. apoyaría ataques contra instalaciones petrolíferas iraníes.
“Estamos discutiendo eso”, dijo Biden a los periodistas fuera de la Casa Blanca. “Creo que eso sería un poco... de todos modos”.
El petróleo se disparó tras los comentarios de Biden, que sugirieron que la posibilidad de atacar las infraestructuras energéticas seguía sobre la mesa. Ello contrasta con unas declaraciones anteriores, más estridentes, en las que Biden afirmó que EE.UU. no apoyaría los ataques israelíes contra el programa nuclear iraní. Biden también dijo que no esperaba que las represalias israelíes se produjeran al día siguiente.
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El Consejo de Seguridad Nacional no respondió a las múltiples peticiones de comentarios para aclarar los comentarios de Biden. EE.UU. y sus aliados han estado trabajando para dar forma a la respuesta de Israel al ataque del martes con el objetivo de devolver el golpe a Irán, evitando al mismo tiempo una nueva escalada que podría arrastrar a EE.UU. y a otras naciones a una guerra regional total.
“No tengo ninguna duda de que Israel va a actuar militarmente”, dijo David Makovsky, director del Proyecto Koret sobre Relaciones Árabe-Israelíes en el Instituto Washington para la Política de Medio Oriente. “Estados Unidos quizá pueda influir en el alcance de la respuesta israelí, pero no va a ser decisivo para que Israel ataque o no».
Israel ha llevado a cabo una serie de ataques devastadores en Líbano desde el mes pasado que casi aniquilaron a la cúpula de Hezbolá, incluido su líder Hassan Nasrallah. Estados Unidos y otros países consideran a Hezbolá una organización terrorista. Irán dijo que su salva contra Israel se debía a esos asaltos y al asesinato de un alto cargo de Hamás en Teherán en julio, que la República Islámica atribuyó a Israel.
El jueves, el ejército libanés declaró que un ataque israelí contra uno de sus puestos en el sur del país había causado la muerte de un soldado. Israel dijo el miércoles que ocho de sus tropas habían muerto en combates contra Hezbolá, sus primeras bajas desde que comenzó una incursión terrestre a principios de esta semana.
Israel envió tropas al sur del Líbano el lunes en un intento de desarraigar a los militantes de Hezbolá a lo largo de la frontera. Cientos de civiles libaneses han muerto en ataques aéreos israelíes en las últimas dos semanas y un millón de personas han huido de sus hogares en el sur y en otras partes del país, según el gobierno libanés.
La Unión Europea anunció que va a aumentar la ayuda humanitaria a Líbano en 30 millones de euros (US$33 millones), hasta superar los 100 millones de euros anuales.
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El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, cuenta con un amplio apoyo interno para la ofensiva terrestre y aérea en Líbano, que es también un esfuerzo para garantizar que decenas de miles de israelíes desplazados puedan regresar a sus hogares en el norte.
Los israelíes presionan a Netanyahu para que responda a la salva iraní con mucha más contundencia que en abril. Israel atacó una instalación militar iraní en un ataque limitado ese mes, después de que Teherán disparara 300 misiles y aviones no tripulados que fueron interceptados en su mayor parte y causaron pocos daños.
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