Bloomberg — El presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez, se enfrenta al mayor escándalo de corrupción de sus seis años en el cargo, lo que plantea dudas sobre cuánto tiempo más será capaz de mantenerse en el poder.
Al centro de sus problemas está un informe del principal cuerpo de seguridad español, la Guardia Civil, que sostiene que una red criminal estaba operando dentro del ministerio de Transportes en los años 2020 y 2021, cuando estaba gestionado por uno por uno de sus aliados más cercanos, José Luis Ábalos.
Ábalos fue alto cargo de su partido y luego ministro de Transportes con Sánchez, pero a principios del 2024 fue expulsado de la dirección del partido como consecuencia de dicha investigación.
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La supuesta estafa desviaba dinero de las arcas públicas a diferentes negocios, según un informe de 87 páginas de la Guardia Civil, al que tuvo acceso Bloomberg News. Esta investigación fue divulgada por el diario El Mundo la semana pasada.
Además, la prensa española ha revelado que se usó dinero público para pagar un estipendio a una señora que tuvo una relación con Ábalos, si bien este ha manifestado que no hubo dinero involucrado en la relación. No se le ha acusado de ningún delito. Tampoco ha respondido a los mensajes de texto y de voz en los que se le pedían comentarios.
Las acusaciones de soborno que afectan al círculo íntimo de Sánchez han puesto al presidente del Gobierno contra las cuerdas, con el opositor Partido Popular (PP), el mayor grupo del Parlamento, presentando el lunes una querella criminal contra su partido.
Sánchez ya estaba en la cuerda floja por los negocios de su esposa. Begoña Gómez está siendo investigada por posible tráfico de influencias por su relación con dos universidades. Sánchez ha dicho que su esposa no ha hecho nada malo y que la investigación tiene motivaciones políticas.
En abril, la presión sobre su esposa llevó a Sánchez a apartarse de sus funciones durante cinco días para considerar su futuro antes de decidir finalmente continuar.
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La corrupción es un tema especialmente sensible para Sánchez porque llegó al poder en 2018 denunciando los chanchullos del gobierno del PP de su predecesor Mariano Rajoy.
El socialista de 52 años ha sobrevivido en el poder desde entonces a la cabeza de una serie de coaliciones cada vez más peligrosas y actualmente necesita el respaldo de al menos ocho partidos diferentes para aprobar leyes.
A pesar de encuestar sistemáticamente por detrás del PP durante los dos últimos años, Sánchez se ha convertido en un maestro a la hora de navegar por las divisiones ideológicas impulsadas por el fallido impulso independentista de Cataluña en 2017.
Por ejemplo, los cinco legisladores del grupo nacionalista vasco PNV (Partido Nacionalista Vasco) simpatizan con la agenda proempresarial del PP y podrían derrocar a Sánchez si optaran por alinearse con la oposición. Pero cualquier mayoría alternativa tendría que incluir al grupo de extrema derecha Vox y eso sería extremadamente incómodo para el PNV debido a la agenda vehementemente nacionalista de Vox.
Es más, los socialistas de Sánchez han llegado a acuerdos para ayudar al PNV a gobernar en la región vasca y en varias ciudades importantes, por lo que retirar su apoyo a Sánchez pondría en peligro su propia base de poder. Los separatistas catalanes de Junts también están más cerca del PP en cuanto a su filosofía económica, pero también tendrían dificultades para alinearse junto a Vox.
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Mientras tanto, entre la plétora de pequeños grupos de izquierdas que apoyan a Sánchez, entre los que se incluye el socio de coalición menor del gobierno, Sumar, la preocupación por el futuro del primer ministro es limitada, según dos personas familiarizadas con la situación.
Por el momento, no se han presentado cargos y parece limitarse a un ministerio concreto, dijo una de las personas. Los votantes de izquierdas están mucho más centrados en cuestiones como la vivienda asequible y prestan poca atención a la corrupción, dijo otra.
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