Bloomberg — El indicador clave de la inflación en Japón se mantuvo por encima del objetivo del banco central incluso cuando el aumento de los precios se moderó un poco, en unos datos que apoyan en gran medida la opinión del banco central de que la inflación subyacente sigue siendo sólida.
Los precios al consumo, excluidos los alimentos frescos, subieron un 2,3% en octubre respecto al año anterior, por debajo del 2,4% de septiembre, según informó el viernes el Ministerio del Interior. Esta cifra superó la estimación de consenso del 2,2%. El índice que excluye los costes energéticos y los precios de los alimentos frescos subió un 2,3%, frente al 2,1%.
Es probable que los datos del viernes mantengan al banco central en el buen camino para normalizar aún más su política con una subida de tasas en los próximos meses, tal y como pronostican la mayoría de los economistas encuestados por Bloomberg.
“La inflación se mantiene firme, salvo los elementos de electricidad y gas. Está impulsada en parte por el encarecimiento de las importaciones y el consumo se encuentra en una situación regular, pero la inflación sigue siendo fuerte”, afirmó Takeshi Minami, economista del Instituto de Investigación Norinchukin. “Creo que el Banco de Japón volverá a subir las tasas de interés en diciembre”.
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El menor crecimiento de los precios se debió en gran medida al efecto de las medidas intermitentes del gobierno para compensar la presión inflacionista con ayudas fiscales. El año pasado, la supresión de las subvenciones gubernamentales hizo subir el índice en ese momento.
En octubre, el avance de los costes de la electricidad se ralentizó hasta el 4% desde el 15,2% de septiembre, mientras que las subidas de los precios del gas natural también se desaceleraron. Las subvenciones a los servicios públicos recortaron 0,54 puntos porcentuales del índice general.
Por otro lado, los precios de los alimentos procesados aumentaron un 3,8%, acelerándose desde el 3,1% de septiembre. Un informe de Teikoku Databank mostró que las empresas alimentarias subieron los precios de 2.911 artículos en octubre, el mes que marca el inicio de la segunda mitad fiscal. Los precios del arroz subieron un 60%.
El impulso subyacente de los precios sigue siendo sólido y una aceleración del crecimiento de los precios de los servicios hasta el 1,5% desde el 1,3% se suma a la opinión de que la inflación se está afianzando en la economía.
Aunque el gobernador del Banco de Japón, Kazuo Ueda, se ha abstenido de dar señales claras sobre el calendario probable de la próxima subida de tasas, muchos economistas esperan que la medida se produzca en diciembre o enero. El BOJ tomará su próxima decisión política el 19 de diciembre.
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“Los precios de los servicios -el principal objetivo del BOJ- repuntaron, reflejando los ajustes realizados por las empresas al inicio del segundo semestre fiscal. Los precios de los alimentos no frescos también fueron un motor, con el precio del arroz disparado y los costes de los alimentos importados subiendo. Poniéndolo todo junto, el informe es coherente con la opinión del Banco de Japón de que su objetivo del 2% es cada vez más seguro, y que un yen más débil está aumentando los riesgos de un rebasamiento”.
Mientras tanto, el gobierno está intensificando sus esfuerzos para aliviar la carga que supone para los hogares el persistente aumento de los precios. Se espera que el primer ministro, Shigeru Ishiba, revele el viernes el contenido de un paquete de estímulo económico que probablemente incluirá nuevas ayudas en metálico para los hogares con ingresos bajos y la promesa de restablecer las subvenciones a los servicios públicos entre enero y marzo.
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“Creo que las medidas de estímulo económico del gobierno son algo excesivas. Me pregunto cuándo dejarán de subvencionar las facturas de los servicios públicos y los precios de la gasolina”, dijo Minami. “Pero dados los resultados de las recientes elecciones y como habrá otras el año que viene, creo que es inevitable que aumente la escala de las medidas”.
El descontento público por la inflación fue uno de los principales factores de los malos resultados de la coalición gobernante en las elecciones nacionales del mes pasado, en las que perdió la mayoría en el parlamento.
La debilidad del yen encarece la importación de bienes, materiales, alimentos y energía del extranjero. La reciente aceleración de las subidas de los precios de producción añadirá presión a las empresas para que repercutan los aumentos de costes tanto en los clientes minoristas como en los corporativos.
La caída del yen se ha acentuado tras la victoria de Donald Trump en las elecciones presidenciales estadounidenses. El Banco de Japón podría elevar su tipo de interés de referencia a corto plazo si la divisa continúa su caída, según Kazuo Momma, antiguo director ejecutivo a cargo de la política monetaria.
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