Bloomberg — Marine Le Pen prometió derribar el gobierno del primer ministro Michel Barnier después de que éste no satisficiera sus demandas sobre un nuevo presupuesto, amenazando con un trastorno financiero y político para Francia.
Barnier invocó este lunes un mecanismo constitucional que permite que su proyecto de ley de seguridad social se apruebe sin votación, pero abre la puerta a mociones de censura. Le Pen dijo que su partido de extrema derecha, la Agrupación Nacional, se uniría a un bloque de izquierdas para apoyar la disolución del gobierno, lo que prácticamente garantizaría ese resultado.
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La Agrupación Nacional es el partido más grande en la Cámara Baja del Parlamento, lo que convierte a Le Pen en el agente de poder más influyente en París. A pesar de que Barnier accedió a casi todas sus peticiones para modificar la legislación presupuestaria, Le Pen dijo que no apoyaría el proyecto de ley debido a la negativa del Gobierno a ajustar los aumentos de las pensiones.
“Barnier no quiso responder a la petición de los 11 millones de votantes de la Agrupación Nacional”, dijo Le Pen a la prensa tras el anuncio. “Dijo que cada uno debía asumir sus responsabilidades, así que nosotros asumiremos las nuestras”.
Barnier siempre tuvo que recurrir al mecanismo constitucional, denominado artículo 49.3, para aprobar el presupuesto, porque le falta mucho para tener mayoría en la Asamblea Nacional. Pero el momento es especialmente peligroso para las finanzas francesas, ya que el gobierno debe aprobar un presupuesto antes de fin de año o recurrir a una legislación de urgencia no probada para evitar un cierre.
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El primer ministro francés trató de apaciguar a Le Pen en el último momento, abandonando una propuesta para reducir el reembolso de los medicamentos, después de haber cedido a su exigencia la semana pasada de no subir los impuestos sobre la electricidad.
Lo que dice Bloomberg Economics:
“Le Pen podría preferir el caos político a la estabilidad para presionar a Macron para que dimita”, dicen Antonio Barroso, Eleonora Mavroeidi y Jamie Rush.
Pero no cedió en el plan del Gobierno de realizar importantes ahorros retrasando las indexaciones de las pensiones a la inflación. La Agrupación Nacional presentó una enmienda para aplastar la medida, pero no se integró a tiempo, según un funcionario del Ministerio de Presupuesto.
“Agoté el diálogo con todos los partidos políticos, manteniéndome siempre abierto y a la escucha”, declaró Barnier. “Desde el primer día de mi vida política he respetado el debate y la cultura del compromiso”.
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La incertidumbre en torno al presupuesto ha empujado a los inversores en bonos a castigar la deuda soberana de Francia en relación con sus pares, haciendo subir los costes de endeudamiento en un punto la semana pasada tan alto como el de Grecia y llevando a Barnier a advertir de una “tormenta” en los mercados financieros si es destituido del poder.
El diferencial entre los bonos franceses y alemanes a 10 años se amplió ocho puntos básicos en el día, hasta los 89 puntos básicos, acercándose al nivel más alto desde 2012 y camino de registrar la mayor ampliación desde junio. El índice CAC 40 cotizó un 0,4% a la baja, mientras que el euro cayó más de un 1%.
Los inversores llevan meses preocupados por las dificultades políticas de Francia, en un momento en el que el Gobierno intenta impulsar medidas que reduzcan su abultado déficit. El proyecto de presupuesto presentado inicialmente por el gobierno de Barnier contenía 60.000 millones de euros (US$62.800 millones) de subidas de impuestos y recortes de gastos que pretendían un fuerte ajuste del déficit hasta el 5% de la producción económica en 2025, desde el 6,1% estimado para este año.
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El Ministro de Presupuesto, Laurent Saint-Martin, declaró el fin de semana al diario Le Parisien que las solicitudes de modificación del presupuesto costarían cerca de 10.000 millones de euros.
La Agrupación Nacional ha criticado amplios sectores de los planes que considera potencialmente perjudiciales para los ingresos de los hogares.
“No hay salida para un Gobierno que retoma el hilo del macronismo, que se niega a tener en cuenta la emergencia social de fin de mes y que ignora la necesidad de relanzar el crecimiento”, escribió en X el presidente de la Agrupación Nacional, Jordan Bardella, tras el anuncio.
Después de que los grupos de la oposición presenten mociones de censura, deben transcurrir 48 horas antes de que el Parlamento comience a debatir la propuesta, y en los tres días siguientes debe celebrarse una votación de censura.
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Si el Gobierno es rechazado, los ministros seguirán en funciones con un estatus provisional para gestionar los asuntos corrientes, incluida la legislación de emergencia para evitar el cierre. Correspondería entonces al presidente Emmanuel Macron nombrar a un nuevo primer ministro, aunque no existe un plazo constitucional para su decisión.
Aunque la izquierda ha pedido a Macron que dimita, no se le puede obligar a dejar su cargo. Las próximas elecciones presidenciales están previstas para 2027 y Le Pen sigue siendo la favorita, según los sondeos.
El presidente también podría disolver de nuevo el Parlamento, pero no hasta julio, un año después de las anteriores elecciones.
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