Bloomberg — JD Vance y Tim Walz se reunirán para un debate vicepresidencial que busca enmarcar la elección entre el candidato presidencial republicano Donald Trump y su rival demócrata Kamala Harris, cinco semanas antes del día de las elecciones.
Los dos aspirantes a la vicepresidencia se han atacado mutuamente —Vance atacó las afirmaciones de Walz sobre su servicio militar, Walz se burló de Vance al calificar a las poderosas demócratas de “señoras gato sin hijos”— y se espera que el duelo del martes sea igual de contundente. También es probable que sea su última oportunidad de alto perfil de enfrentarse.
El enfrentamiento de los aspirantes a la vicepresidencia suele intercalarse entre dos debates presidenciales, pero al no haberse confirmado ningún encuentro adicional entre Harris y Trump, el debate organizado por la CBS el martes por la noche en Nueva York puede acabar siendo el sparring final de una carrera excesivamente reñida.
Vance, senador republicano por Ohio durante su primer mandato, y Walz, gobernador de Minnesota durante su segundo mandato, tratarán cada uno de exprimir al máximo el impulso de su campaña, evitando al mismo tiempo dar un paso en falso que proporcionaría a sus oponentes forraje en las últimas semanas antes de las elecciones del 5 de noviembre.
“La primera regla es ‘no hacer daño’”, dijo Scott Mulhauser, un estratega demócrata que estuvo en el equipo principal del entonces vicepresidente Joe Biden cuando él y Barack Obama se presentaron a la reelección en 2012.
Es un equilibrio complicado.
“Tienes que ser agresivo sin llegar a ser prepotente”, dijo Matt Paul, exjefe de gabinete del senador por Virginia Tim Kaine cuando se presentó junto a Hillary Clinton en 2016. “Tienes que dar un paso adelante y encontrar el momento sin eclipsar al jefe. Y tienes que estar preparado para hablar de un sinfín de temas: los tuyos, los de tus oponentes y los de la cabeza de cartel”.
Es probable que los dos candidatos adopten enfoques muy diferentes que se ajusten a sus personalidades.
“Tim Walz es muy simpático y Vance no lo es”, dijo Lisa Camooso Miller, exdirectora de comunicaciones del Comité Nacional Republicano.
Vance, que ha realizado una serie de combativas entrevistas televisivas, estará preparado para atacar. Dijo a los periodistas en una convocatoria del Comité Nacional Republicano la semana pasada que pretende hacer "un llamamiento lo más conciso y directo posible al pueblo estadounidense" contrastando las políticas de Trump y Harris.
Walz se centrará en un mensaje afirmativo mientras Harris insiste en su promesa de ser una presidenta para "todos los estadounidenses".
Cualquiera de las dos actuaciones podría muy bien marcar la diferencia en la trayectoria de la carrera, dijo Joel Goldstein, profesor emérito de la Facultad de Derecho de la Universidad de Saint Louis y autor de dos libros sobre la vicepresidencia.
Después de que Obama tuviera problemas en su primer debate de la carrera de 2012 y llevara a los demócratas al pánico, Biden tomó el control de la narrativa con su actuación contra el entonces representante Paul Ryan, recordó Goldstein.
"Biden en cierto modo se burló de Ryan y dijo que sus planes económicos son 'malarkey' y simplemente se burló de él", dijo. "Y devolvió al bando demócrata cierta fanfarronería que definió a Obama después".
Los republicanos esperan que Vance, de 40 años, pueda tener un impacto similar.
"La oportunidad está ahí para que Vance dé a Trump un nuevo impulso", dijo el estratega republicano Matt Mackowiak, que recientemente recibió a Vance en Austin, Texas, para una recaudación de fondos que le reportó más de un millón de dólares. "Sé que él lo está viendo así. Está muy preparado y deseando que llegue esta oportunidad".
Los partidarios de Vance apuntan a las habilidades que perfeccionó en la Facultad de Derecho de Yale y en frecuentes apariciones en programas dominicales que le tienen en el asiento del copiloto de cara al debate. En la preparación del debate de Walz, otro ambicioso cuarentón de la Ivy Leaguer, el secretario de Transporte Pete Buttigieg, ha hecho de Vance.
El antiguo capitalista de riesgo y autor de bestsellers sería el vicepresidente más joven en jurar el cargo desde Richard Nixon, que lo hizo pocos días después de cumplir los 40 en 1953. Aunque Vance es relativamente inexperto en política, puede presumir de buena fe populista como outsider de Washington.
Vance entró en la carrera con un índice de aprobación del 27% y una desaprobación del 40% en una encuesta de Associated Press/NORC. Su número desfavorable ha seguido aumentando, alcanzando el 57% a principios de septiembre.
"Hasta ahora, los aspectos negativos asociados a la elección de Vance han estado bastante bien documentados", reconoció Mackowiak. "Creo que los aspectos positivos se están acumulando con el tiempo".
Walz, de 60 años, intentará jugar con su afabilidad. El antiguo profesor de estudios sociales y entrenador de fútbol de instituto ha mantenido aproximadamente el mismo índice de aprobación neto positivo a medida que más estadounidenses han ido conociéndole. A principios de este mes, el 42% de los votantes registrados dijeron a AP/NORC que le veían favorablemente, mientras que el 32% le veían desfavorablemente.
Ambos candidatos tienen también la oportunidad de causar una primera impresión a algunos estadounidenses, ya que casi una cuarta parte de los votantes registrados en la misma encuesta dijeron que cada candidato les resultaba desconocido.
Los demócratas esperan que Vance fracase en uno de los mayores retos del martes por la noche: satisfacer a Trump sin eclipsar la actuación del expresidente frente a Harris.
Vance tiene que ser visto como mejor que Walz sin eclipsar a Trump, dijo Mulhauser, el estratega demócrata. "Es un acto en la cuerda floja que parece que no va a aterrizar", dijo.
Para algunos asesores de Harris, ése sería el mejor resultado: que Trump quiera tener la última palabra antes del día de las elecciones y acepte un segundo debate con el vicepresidente en octubre.
--Con la colaboración de Hadriana Lowenkron y Stephanie Lai.
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