Trump vs. Harris y el futuro de la relación entre EE.UU. y los gobiernos de izquierda de Latam

De cara a las elecciones en Estados Unidos, “tal vez el mayor desafío se presenta para México, tanto en temas económicos como migratorios”, según especialistas consultados por Bloomberg Línea

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Bloomberg Línea — El rumbo político que tome EE.UU. en las elecciones de este martes 5 de noviembre será decisivo en términos de las relaciones con los Gobiernos de izquierda en Latinoamérica, en medio de la creciente influencia China en la región, el esperado endurecimiento de los controles fronterizos y migratorios, así como la posición sobre Venezuela y otros asuntos estratégicos.

Aunque la agenda de política exterior de los candidatos Donald Trump y Kamala Harris tiene hoy como focos prioritarios la guerra Ucrania y la relación con Europa, así como la situación en Medio Oriente y la competencia con China, las miradas también se centran en Latinoamérica en aspectos como la seguridad, la economía y el comercio, la migración y la democracia y el Estado de derecho.

“Estas grandes líneas probablemente continúen (en la próxima Administración) independientemente de quién gane, y al margen de la retórica controvertida de Trump”, dijo en entrevista con Bloomberg Línea la académica y analista internacional Sofía del Carril.

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Sobre la economía, Del Carril dice que tanto Trump como Harris han hablado sobre las medidas proteccionistas que tomarán en una eventual Administración. “Es probable que el primero sea más firme respecto a los productos con partes fabricadas en China y que ingresan a México, como los vehículos eléctricos”, dijo la también directora ejecutiva de la Maestría en Relaciones Internacionales de la Universidad Austral en Argentina.

Respecto a la migración, Del Carril manifiesta que si bien ambos candidatos proponen el endurecimiento de los controles fronterizos y la regularización de los flujos migratorios, “es posible que Trump implemente políticas más asertivas en este tema”.

Es difícil hablar de escenarios en relación con las ‘izquierdas latinoamericanas, ya que Sheinbaum, Petro, Lula o Boric tienen trayectorias, proyectos y realidades distintas. Pero, además, la relación bilateral entre los países que gobiernan y los Estados Unidos tiene características diferentes.

Académica y analista internacional Sofía del Carril

Roberto Georg Uebel, profesor de Relaciones Internacionales de la ESPM en Brasil y especialista en asuntos de Estados Unidos, cree que una posible victoria de Donald Trump llevaría a un distanciamiento natural del Gobierno de EE.UU. con los países gobernados por partidos de izquierda o centro-izquierda en América Latina, debido a una falta de simetría en las agendas políticas, en la visión del mundo e incluso en las relaciones internacionales entre los mismos países involucrados.

Ya en el caso de una eventual victoria de Kamala Harris, cree que su Administración “debería ser capaz de mantener las relaciones” que se tienen hoy con EE.UU., pero no anticipa una profundización de las mismas, aunque exista “mayor simetría y mayor sintonía” con los gobiernos progresistas.

“Algunas de las políticas y discursos de Kamala Harris van en contra de lo que estos países incluso defienden en el sistema internacional, como el tema de la necesidad de diálogo sobre la guerra en Ucrania, el propio tema migratorio, de la gobernanza climática, en fin, posiciones divergentes”, señaló el analista.

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Está claro que por ser Kamala Harris una candidata progresista, no necesariamente de izquierda, sino tal vez de centro-derecha, tendría mayor simetría y mayor sintonía con los Gobiernos progresistas de la región.

Profesor de Relaciones Internacionales de la ESPM en Brasil, Roberto Georg Uebel.

La crisis venezolana y la postura de EE.UU.

Entre los asuntos sensibles para la región está la crisis política en Venezuela y la falta de reconocimiento de Nicolás Maduro tras las elecciones. Durante la Administración de Trump se le dio reconocimiento al opositor Juan Guaidó e incluso el exmandatario amenazó con una posible intervención militar, mientras que durante el Gobierno de Joe Biden se han tendido puentes a la negociación y se han relajado temporalmente las sanciones para favorecer una truncada transición política.

En lo que respecta a América Latina “y específicamente a los Gobiernos autoritarios de la región, como Venezuela, Cuba y Nicaragua, es probable que haya pocos cambios en la política exterior de EE.UU. El panorama mundial actual está marcado por la guerra entre Rusia y Ucrania y su impacto en Europa, la confrontación continua en el Medio Oriente y el riesgo de su expansión, además de la potencial amenaza de un conflicto mayor en el mar del Sur de China, que podría involucrar a varios países asiáticos y obligar a Estados Unidos a prestar apoyo a sus aliados en la región”, señaló a Bloomberg Línea el académico y economista Roberto Pérez.

En este hipotético entorno geopolítico tan complicado, parece que el gobierno de EE.UU., sea demócrata o republicano, adoptaría una postura más pragmática hacia los gobiernos autoritarios de la región. Esto podría incluir un apoyo indirecto al gobierno de Maduro mediante la concesión de licencias para la producción de petróleo, permitiendo así aumentar su producción, consideró el analista de la Universidad del Rosario. “En este escenario, la política exterior de EE.UU. podría volverse más pragmática, con menos atención a los conflictos internos de la región, priorizando la estabilidad”.

Con el resto de los países latinoamericanos, es probable que se mantenga el ‘status quo’. Por tanto, será responsabilidad del liderazgo latinoamericano aprovechar las oportunidades de una relación comercial y cultural más activa, buscando negociar en bloque (por ejemplo, a través de la Alianza del Pacífico o el Mercosur) y posicionar la región como un destino atractivo para la inversión estadounidense. En realidad, queda mucho por hacer, pero las ventajas de una cooperación productiva entre EE.UU. y América Latina superan con creces los costos de mantener la región dividida por diferencias ideológicas.

El académico y economista Roberto Pérez

La académica venezolana Nastassja Rojas explica a Bloomberg Línea que si bien no se anticipan cambios significativos en la postura del Gobierno venezolano de Nicolás Maduro, que probablemente “se radicalice aún más” luego del 10 de enero, cuando tomará juramento el próximo presidente por los siguientes seis años, esto podría llevar a los demócratas estadounidenses a adoptar una postura más firme hacia Venezuela en el contexto electoral.

Si Trump gana las elecciones, se podría ver una política marcada por el endurecimiento de las normas migratorias y que los intentos de deportación de migrantes venezolanos cobren protagonismo, anticipa. En este escenario, Trump podría incluso buscar negociaciones con el Gobierno venezolano para facilitar estas deportaciones, ofreciendo concesiones comerciales o económicas a cambio.

Independientemente de quién gane, considera que habrá un cambio en la política hacia Venezuela impulsado tanto por dinámicas internas como por el contexto global, incluyendo las guerras que siguen activas en el mundo y la necesidad de los hidrocarburos, aspectos que “lamentablemente parecieran jugar a favor del régimen”.

A su juicio, el tema migratorio parece seguir siendo un punto de negociación, priorizándose como asunto estratégico en lugar de una cuestión de derechos humanos.

“Es sumamente preocupante porque la población migrante pasa a ser nuevamente como si fuese un bien de transacción, más allá de considerar temas de derechos humanos”, consideró.

México podría presentar los mayores desafíos en relación con la transición política en EE.UU.

De cara a las elecciones en Estados Unidos, “tal vez el mayor desafío se presenta para México, tanto en temas económicos como migratorios”, opinó la analista de la Universidad Austral. “En caso de ganar Harris, dos de los tres países de Norteamérica serán gobernados por mujeres, un hito histórico. Asimismo, tanto Harris como Sheinbaum defienden ideas progresistas y tienen un interés por lo ambiental”.

En caso de ganar Trump, considera “si bien a nivel retórico puede haber rispideces”, la experiencia de la relación entre Trump y el exmandatario mexicano Andrés Manuel López Obrador durante el tiempo en que coincidieron indica que “hay espacio para una relación de trabajo colaborativa”.

Sobre Colombia y Brasil, Sofía del Carril señala que de ganar Trump se puede esperar un mayor antagonismo discursivo con Petro y Lula.

“Respecto a Brasil, en 2025 será la sede de la COP (Conferencia de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático) y por ende las cuestiones ambientales serán importantes. En este sentido, Trump y Harris están a las antípodas. Trump retiró a Estados Unidos del Acuerdo de París en 2017, medida que fue revertida por Joe Biden al asumir en 2020″, dijo.

Theodore Kahn, director asociado de la firma Control Risks, anticipa en conversación con Bloomberg Línea que con Trump “definitivamente” existe el riesgo de mayor volatilidad e incertidumbre en la relación bilateral, sobre todo durante el resto del período del mandatario colombiano, Gustavo Petro.

En su primer período, “Trump criticó duramente al gobierno de Iván Duque (así sea aliado ideológico) por el crecimiento de la producción de coca, incluso amenazando en varias ocasiones con descertificar a Colombia como país aliado en la lucha contra el narcotráfico. Esta dinámica seguramente vuelve y con mayor intensidad si Trump queda otra vez”, indicó.

En cambio, con Harris probablemente la relación seguirá en las mismas líneas que con Biden, con cooperación en materia climática, seguridad y económica, prevé Kahn.

De acuerdo a un reciente informe de la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC), Colombia alcanzó las 253.000 hectáreas (ha) sembradas con coca en 2023, lo que supuso un aumento del 10% con respecto al 2022, mientras que la producción de clorhidrato de cocaína pura llegó a 2.664 toneladas métricas (tm), lo que significó una importante subida del 53%.

En el caso de Chile, “el escenario es diverso, teniendo en cuenta el TLC que sostienen desde 2004. Se indica una sólida relación que no debiese alterar mucho el panorama entre ambas; no obstante, el impacto mayor puede provenir desde el ámbito de la inversión más que de la política”, opinó en conversación con Bloomberg Línea el analista del broker Squared Financial, Renato Campos.

En su opinión, una administración que priorice tasas altas actuará en “directo detrimento de la evolución y crecimiento económico a grandes rasgos”. En el caso de adoptar un gobierno proteccionista “el impacto directo será sobre el tipo de cambio, que se ve afectado de manera directa e indirecta”.

“Las elevadas tasas de interés que hemos visto durante el último tiempo han afectado al mercado inmobiliario; un alto stock de unidades sin vender y promesas de compra desechándose durante los últimos 12 meses, el sector enfrenta desafíos importantes de cara a 2025, por lo que un Gobierno que implemente medidas que favorezcan la disminución en las tasas tanto para Chile como Estados Unidos, permitiría revisar un mayor dinamismo de la economía y, por tanto, un auge del sector”, anotó.

Harris: “una continuidad del papel tradicional estadounidense”, mientras que Trump es “un candidato errático e impredecible”

Gayle Allard, profesora y economista de IE University en España, opina que aunque Harris “esté un poco a la izquierda del centro político, representa una continuidad del papel tradicional estadounidense en el mundo”.

Considera que incluso los aranceles contra China que propone la candidata demócrata representan una continuidad con las Administraciones de Joe Biden y Trump, según dijo en conversación con Bloomberg Línea.

Mientras Trump ha dicho que prevé implementar aranceles de un 60% para los productos importados de China, Harris ha rechazado los aranceles generalizados y prefiere centrarse en ciertos bienes específicos como los vehículos eléctricos.

De otra parte, Allard considera que “Trump es un candidato errático e impredecible”, que podría enfrentarse mucho más a China, desestabilizando el orden comercial mundial, dando “pasos radicales en política internacional, como abandonar a Ucrania”.

“Y hasta sus políticas económicas domésticas -como los aranceles (sobre todo producto importado) y los extremos sobre China, o el parón a los flujos migratorios- generarían mucha inflación. Esto llevaría a la (Reserva Federal) a subir tipos, que para América Latina podría provocar dificultades de tipo de cambio y de deuda externa. Con estos Gobiernos latinoamericanos Trump podría enfrentarse si conviniera a su visión de America First”, remató.

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