Bloomberg Línea — La política de mano dura del exmandatario estadounidense Donald Trump contra la migración ilegal le ha valido el respaldo de los estados fronterizos más conservadores en EE.UU., pero también de un segmento de los propios ciudadanos migrantes que ven una supuesta amenaza a sus trabajos y a la economía del país por la llegada de estos ciudadanos.
“En el escenario de una victoria de Trump en las elecciones, las políticas ya anunciadas por el dúo republicano apuntan a una línea dura en materia migratoria, con la ampliación del muro en la frontera sur y la amenaza de deportaciones masivas”, dijo a Bloomberg Línea el académico y economista Roberto Pérez.
De acuerdo con información de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP, en inglés) divulgada en octubre, Estados Unidos repatrió en el año fiscal 2024 a más de 700.000 migrantes, lo que supone la cifra más alta registrada desde 2010.
Según el reporte de esa entidad, el Departamento de Seguridad Interna (DHS, en inglés) expulsó más de 160.000 personas detenidas en la frontera suroeste a más de 145 países desde el pasado 5 de junio hasta fines de septiembre.
Trump busca retomar su propuesta de la construcción del muro fronterizo con México para evitar el paso de los migrantes irregulares. Asimismo, ha manifestado que buscaría eliminar los beneficios migratorios para personas que huyen de sus respectivos países. Además, ha prometido “llevar a cabo la operación de deportación interna más grande en la historia estadounidense”, dijo en febrero en un video publicado en su red social, Truth Social. El plan de deportación masiva afectaría, según sus cálculos, a entre 15 millones y 20 millones de personas.
Asimismo, en el marco de la guerra en Medio Oriente el líder republicano ha dicho que su estrategia migratoria apuntará contra los “simpatizantes de Hamás”. “Los sacaremos de nuestros campus universitarios, de nuestras ciudades y los sacaremos de nuestro país, si eso les parece bien”, ha dicho Trump.
Ver +: Trump vs. Harris y el futuro de la relación entre EE.UU. y los gobiernos de izquierda de Latam
Días atrás, durante un mitin de Donald Trump en el Madison Square Garden de Nueva York, un comediante invitado, Tony Hinchcliffe, se refirió a Puerto Rico como “isla de basura”.
Luego de la controversia, la asesora principal de la campaña, Danielle Alvarez, se desmarcó de este episodio y dijo que “este chiste no refleja las opiniones del presidente Trump ni de la campaña”.
Esta misma semana, durante un mitin en Allentown (Pensilvania), Trump dijo que los migrantes en la frontera sur “han invadido” el país, refiriéndose a ellos como “asesinos, narcotraficantes, pandilleros” y que “son de lo peor”.
“Les traeré el mejor futuro a los puertorriqueños y a los hispanoestadounidenses (…) cuidaré de sus familias, defenderé la religión y traeré de vuelta puestos de trabajo, riqueza y fábricas”, prometió Trump.
En una reciente entrevista con Bloomberg Línea, Doug Mayorga, el presidente ejecutivo y consejero delegado de la Cámara de Comercio de las Minorías de EE.UU, manifestó que el plan del exmandatario apunta a que “EE.UU. vuelva a ser una nación soberana para que Latinoamérica no se caiga”.
Anticipa que las políticas de Trump estarán orientadas contra los inmigrantes ilegales, la revitalización de la economía “mediante la libertad del desarrollo energético” y el desarrollo de la pequeña empresa. “Si se cae nuestro país, irreversiblemente es un dominó, se va a caer Latinoamérica”, manifestó Mayorga, de origen puertorriqueño y abiertamente partidario del exmandatario republicano.
Al mismo tiempo, criticó a las administraciones de Gustavo Petro en Colombia y Claudia Sheinbaum en México, calificándolas como “socialistas” y de “destrucción económica del sector privado”, señalando estos factores como detonantes de la migración ilegal a EE.UU.
La población migrante ha ido creciendo de manera exponencial en Estados Unidos, en particular la población latina, y en las elecciones presidenciales de este año se calcula que 36 millones de latinos estaban habilitados para votar, lo que representa el 14,7% de la población elegible.
Según un informe de la agencia de calificación crediticia Fitch Ratings, las “políticas divergentes” de los candidatos a la Presidencia de Estados Unidos, el republicano Donald Trump y la demócrata Kamala Harris, tendrán “un impacto significativo” en la economía de América Latina, particularmente en el caso de las remesas, ante los cambios esperados en los asuntos de inmigración, de acuerdo con un reporte.
“Estas políticas divergentes tendrán un impacto significativo en la economía de América Latina. Los países centroamericanos, en particular, serán muy vulnerables a los cambios de política, ya que sus economías dependen en gran medida de las remesas”, dice el documento.
En el caso de que Donald Trump sea reelegido, desde Fitch anticipan un endurecimiento de las políticas migratorias, así como “una postura más confrontativa” de Estados Unidos hacia México y los países centroamericanos.
“Si bien la implementación sigue siendo incierta, su administración ha indicado cada vez más su disposición a restringir significativamente los cruces fronterizos y aumentar materialmente las deportaciones de migrantes indocumentados”, dice el reporte.
Ver +: El voto latino en EE.UU.: ¿qué factores definirán su apoyo en estas elecciones?