Bloomberg Línea — Durante su campaña, el presidente electo en los Estados Unidos, Donald Trump, destacó los aranceles a las importaciones como pilares fundamentales de su estrategia económica y de seguridad nacional.
En un mitin en Flint, Michigan, llegó a calificarlos como “lo más grande que se ha inventado”, resaltando su centralidad en su visión política. Estos aranceles han sido presentados como esenciales para reactivar la industria manufacturera en Estados Unidos, reducir el déficit fiscal y abaratar los precios de los alimentos.
La gran pregunta que se hace el mercado es si estas iniciativas, en caso de llevarse a cabo, pueden tener impacto significativo en materia de inflación. Existen miradas contrapuestas al respecto:
Argumentos que indican que los aranceles podrían generar inflación
Un informe publicado por el banco suizo Mirabaud señala que algunos economistas, incluidos premios Nobel, han señalado que los aranceles tienden a trasladar los costos a los consumidores, contribuyendo así al aumento de los precios en lugar de controlarlos.
Según un informe del Instituto Peterson de Economía Internacional, las políticas económicas propuestas por Trump, de implementarse, generarían un incremento en los precios al consumo mayor que en escenarios normales.
Además, los altos aranceles y la escasez de mano de obra podrían empujar la inflación a niveles similares a los registrados durante el punto más crítico de la pandemia. Sumado a esto, los intentos de Trump por influir en la Reserva Federal podrían debilitar su capacidad para combatir la inflación, creando presión política para evitar alzas en las tasas de interés.
Por otra parte, los analistas sugieren que estas políticas económicas, que Trump defiende argumentando que harán “pagar a los extranjeros”, terminarían impactando principalmente a los consumidores estadounidenses. En consecuencia, los costos de los productos importados se elevarían, afectando directamente los precios en el mercado interno y exacerbando la inflación.
Argumentos que hablan de impactos acotados
El documento de Mirabaud explica que, cuando se examina la historia, las conclusiones son algo diferentes respecto de la teoría. “De hecho, en general, cuando se imponen derechos de aduana a las mercancías, tienen un impacto puntual en el precio de las importaciones”, destaca el estudio.
Y explica: “A menos que haya represalias o una escalada continuada de aranceles, el aumento de precios es incremental y se detiene ahí. La inflación, como sabemos, es una comparación de los precios actuales con los de un mes o un año antes. En igualdad de condiciones, una vez implantada una tarifa única, al cabo de un mes o un año, la tasa de comparación vuelve a cero”.
Concretamente, los datos indican que los gravámenes aplicados durante la anterior guerra comercial de la administración Trump tuvieron un impacto en la inflación, aunque menor al anticipado por muchos expertos.
Un análisis conjunto del Banco de la Reserva Federal de Nueva York, la Universidad de Princeton y la Universidad de Columbia reveló que los consumidores estadounidenses asumieron parte del aumento en los costos de los aranceles, especialmente en productos provenientes de China.
No obstante, estas alzas de precios se concentraron principalmente en ciertas categorías específicas de bienes, sin extenderse al resto de la economía. Como resultado, el incremento anual promedio de costos por hogar se situó entre 400 y 500 dólares, una cifra considerable, pero insuficiente para desencadenar una inflación generalizada.
Durante 2018 y 2019, a pesar de la imposición de aranceles sobre importaciones por miles de millones de dólares, la inflación global en Estados Unidos permaneció relativamente estable, con tasas cercanas al 1,9% y 2,3%, respectivamente.
El estudio de Mirabaud menciona que el modesto impacto de los aranceles en la inflación se debe, en parte, a que muchas empresas optaron por absorber parte de los costos adicionales, manteniendo sus precios competitivos y limitando así el traslado directo a los consumidores.
Asimismo, la fortaleza del dólar estadounidense jugó un papel clave al abaratar, de manera relativa, los bienes importados, incluso tras la imposición de los aranceles, lo que ayudó a contrarrestar algunos costos.
Informes de entidades como la Tax Foundation y el Fondo Monetario Internacional también señalaron que, aunque se observaron aumentos de precios en sectores puntuales, como la electrónica de consumo y los electrodomésticos, estos no derivaron en un alza generalizada de los precios en toda la economía.
Los economistas han llegado a la conclusión de que, aunque los aranceles han repercutido en los precios y los costes de consumo en determinados ámbitos, el efecto global sobre la inflación ha sido menor de lo que se temía en un principio.
Nueva amenaza de Trump a Canadá, México y China
El 25 de noviembre, Donald Trump amenazó con imponer nuevos aranceles a México, Canadá y China tan pronto vuelva a la Casa Blanca. Dijo que impondría un impuesto del 25% sobre todos los productos que ingresen al país desde Canadá y México, y un arancel adicional del 10% sobre los bienes procedentes de China, como uno de sus primeros decretos.
Según detalla AP, Trump hizo las amenazas en una serie de publicaciones en su plataforma de redes sociales Truth Social, donde se quejó de la llegada de migrantes no autorizados, aunque los cruces en la frontera sur se han mantenido cerca de su menor nivel de los últimos cuatro años.
Durante su primer mandato, Trump adoptó una estrategia negociadora basada en presiones y amenazas. entre sus medidas destacaron los aranceles a productos como las lavadoras, que inicialmente generaron preocupación por un posible aumento de precios. Sin embargo, el efecto inflacionario fue menor de lo anticipado, ya que los fabricantes ajustaron sus cadenas de producción. De cara a un posible regreso al poder, es previsible que Trump mantenga este enfoque de presión como su principal recurso, aunque ello no siempre implique que las amenazas se conviertan en acciones concretas.