Bloomberg — Un programa pandémico de la Reserva Federal destinado a apoyar a las medianas empresas está teniendo el efecto contrario en algunas de ellas, debido a que ahora están agobiadas por las altas tasas de interés y enormes pagos, lo que ha provocado despidos en las empresas que luchan por mantenerse a flote.
El banco central diseñó el Main Street Lending Program para ayudar a las empresas que, en general, eran demasiado grandes para solicitar préstamos condonables a través del Paycheck Protection Program y demasiado pequeñas para acudir a los mercados de capitales estadounidenses. El programa, que supuso el primer esfuerzo de la Fed por apoyar sistemáticamente a las empresas estadounidenses de esta forma desde la Gran Depresión, concedió finalmente 1.830 préstamos a tasa de interés variable, con un volumen que oscilaba entre los US$100.000 y US$300 millones.
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Aunque gran parte de los US$17.500 millones en préstamos han sido devueltos, US$1.230 millones en pagos de intereses y principal estaban en mora al 31 de octubre. El organismo de control gubernamental encargado de supervisar el programa espera que los impagos aumenten drásticamente a medida que las empresas se enfrenten a dos grandes retos: el pago de un 70% del capital que vence el próximo año y abultados intereses.
“Se ha producido este doble golpe”, dijo Justin Paget, abogado y socio de Hunton Andrews Kurth LLP, que ha representado a prestamistas y prestatarios en cerca del 10% de los préstamos del programa.
Los responsables políticos hicieron que las tasas de interés de los préstamos fueran ajustables, una característica que se convirtió en paralizante para los prestatarios cuando la Fed empezó a subir rápidamente las tasas dos años después para sofocar la inflación.
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“Muchas de las empresas pensaban que tendrían un mayor repunte en el flujo de caja y la rentabilidad al salir del covid”, dijo. “Para muchas de ellas, esas previsiones no se han cumplido”.
Main Street fue uno de los muchos programas lanzados en 2020, respaldado por fondos de la Ley CARES de US$2,2 billones y aprobado por el Tesoro estadounidense. Los legisladores se apresuraron a apuntalar la economía con el mayor paquete de estímulo de la historia de EE.UU., pero no tenían forma de prever la trayectoria final de la pandemia ni el repunte de la inflación que le seguiría. Los retos de la aplicación del flamante programa y la carga en que se ha convertido para muchos de sus prestatarios plantean dudas sobre si permanecerá en la caja de herramientas para crisis de la Fed.
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