Bloomberg — Los reguladores de seguridad aérea de EE.UU. ordenaron una investigación formal sobre la explosión del cohete Starship de SpaceX, una decisión que de hecho deja en tierra el nuevo vehículo insignia de la compañía de Elon Musk.
No hay informes de daños públicos, dijo la Administración Federal de Aviación en un comunicado el viernes. La agencia está trabajando con SpaceX y las autoridades competentes para confirmar los informes de daños a la propiedad pública en las Islas Turcas y Caicos.
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Después de que la parte superior del sistema Starship se rompiera el jueves a los pocos minutos del despegue, la FAA redujo temporalmente la velocidad de los aviones fuera de la zona donde caían los restos del vehículo espacial o detuvo los aviones en su lugar de salida, dijo la agencia. Varios aviones solicitaron desviarse debido a los bajos niveles de combustible mientras volaban en patrones de espera fuera de las zonas impactadas, añadió.
La FAA trabajará con SpaceX mientras identifica qué salió mal y qué pasos debe dar para solucionarlo. Como en anteriores investigaciones provocadas por lanzamientos fallidos de SpaceX, la empresa dirige la investigación y la agencia aprueba su informe final.
Un representante de SpaceX se remitió a la declaración de la empresa del jueves en la que afirmaba que llevaría a cabo una investigación exhaustiva en coordinación con la FAA. La empresa aplicará medidas correctivas, añadió, y ya estaba en marcha una revisión de los datos.
El último vuelo desde las instalaciones Starbase de SpaceX en Texas fue el séptimo lanzamiento de prueba del Starship, el cohete más grande y potente jamás construido. A los 8 minutos y medio de la misión, SpaceX perdió la comunicación con Starship. Los comentaristas del lanzamiento dijeron entonces que el vehículo se había “perdido”. Musk volvió a publicar más tarde un video en su red social X de escombros cayendo del cielo, diciendo que “el éxito es incierto, pero el entretenimiento está garantizado”.
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Starship debía intentar alcanzar velocidades cercanas a la orbital y desplegar 10 satélites ficticios como parte de su primer intento de poner carga en el espacio. A más largo plazo, el sistema de lanzamiento, compuesto por Starship y su propulsor Super Heavy, es fundamental para las ambiciones de Musk de llegar a Marte.
Los vuelos comerciales operados por JetBlue Airways Corp. (JBLU) y American Airlines Group Inc. (AAL) se vieron obligados a tomar medidas de evasión. American hizo desviar siete vuelos en el Caribe y América Latina para evitar los restos de la nave estelar, entre ellos entre Miami y La Habana, San Juan y Santo Tomás. Un vuelo Guyana-Nueva York también fue desviado y otro avión de Antigua a Nueva York regresó a Antigua. Las operaciones normales se han reanudado desde entonces.
La nueva interrupción se produjo días después de que Qantas Airways Ltd. se viera obligada a retrasar algunos vuelos entre Australia y Sudáfrica, atendiendo a las advertencias del gobierno estadounidense sobre otros restos del cohete SpaceX.
Con ayuda de Mary Schlangenstein.
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