Bloomberg — El presidente Joe Biden presentará su presidencia como un giro económico en su discurso de despedida a la nación, buscando definir su legado tras la derrota electoral de su partido y mientras las encuestas muestran su popularidad en nuevos mínimos.
El discurso que Biden pronunciará este miércoles por la noche desde el Despacho Oval pone fin a medio siglo en la vida pública y a una presidencia tumultuosa en la que las primeras victorias legislativas pronto se vieron ensombrecidas por la inflación y las preocupaciones sobre su edad, lo que finalmente le obligó a abandonar la carrera para 2024 y abrió la puerta al desafiante regreso de Donald Trump.
Biden ha pasado estas últimas semanas tratando de codificar los expedientes clave e intentando volver a centrar la atención en los logros de su mandato que han quedado al menos algo ensombrecidos: destacando el sólido crecimiento del empleo, la inflación moderada pero persistente, las medidas sanitarias y las inversiones emblemáticas en el sector manufacturero.
El índice de aprobación de Biden ha caído hasta el 36,1%, más bajo a estas alturas de su presidencia que el de cada uno de sus predecesores desde Jimmy Carter, según los datos de las encuestas agregados por FiveThirtyEight.
Lea además: Biden retira a Cuba de lista de países que patrocinan el terrorismo, ¿qué hará Trump?
Biden también está lidiando con una fría realidad: Aunque durante mucho tiempo ha considerado a Trump como una amenaza existencial, ahora está a días de asistir a la toma de posesión de Trump.
“Me presenté a la presidencia porque creía que el alma de Estados Unidos estaba en juego. La naturaleza misma de lo que somos estaba en juego. Y ese sigue siendo el caso”, dijo Biden en una carta pública difundida este miércoles antes de su discurso. “La historia está en sus manos. El poder está en sus manos. La idea de América está en vuestras manos”.
Sus declaraciones son las últimas de una gira de despedida. Ha mantenido un perfil público discreto desde que Trump derrotó a la vicepresidenta Kamala Harris en las elecciones de noviembre. Biden solo ha concedido un puñado de entrevistas y ha respondido escasamente a las preguntas de la prensa.
Vea también: Joe Biden asistirá a la toma de posesión de Trump en un intento de transición pacífica
La campaña truncada de Harris solo se produjo después de que Biden se retirara ante la creciente presión de sus compañeros demócratas. Su desastrosa actuación en el debate contra Trump el pasado junio intensificó las preguntas sobre su edad y su cada vez más evidente declive.
Biden aún alberga remordimientos por su abandono de la carrera, diciendo públicamente que pensaba que podría haber ganado - “Creo que habría vencido a Trump, podría haber vencido a Trump”, dijo el viernes-, aunque ninguna otra figura prominente de su partido ha compartido esa postura. También se mostró dubitativo sobre si Harris debería volver a presentarse dentro de cuatro años, una perspectiva que hasta ahora ha atraído poco apoyo público del partido.
"Creo que debería haber unas primarias competitivas, es mi respuesta", dijo el martes en una entrevista el gobernador de Illinois, JB Pritzker, demócrata y posible candidato él mismo. "Creo que las primarias realmente importan".
Todo ello amenaza con relegar el legado de Biden a una especie de segundo plano, un interludio entre las presidencias de Trump que, en conjunto, condujeron a un control republicano casi sin restricciones de Washington. También ha dejado a los demócratas lidiando con cómo reconstruir su partido y su mensaje.
Vea además: Los CEO de OpenAI, Meta y Uber asistirán a los actos de investidura de Donald Trump
Harris se unirá a Biden en el Despacho Oval para su discurso. Los devastadores incendios de Los Ángeles de la semana pasada les obligaron a suspender sus viajes al extranjero: el de Biden a Roma y el Vaticano, y el de Harris a Singapur, Bahrein y Alemania.
La carta de Biden, que la Casa Blanca publicó como anticipo del discurso, decía que asumió el cargo bajo las garras de la pandemia del coronavirus y su legado económico, y a la sombra del “peor ataque a nuestra democracia desde la Guerra Civil”, una referencia al ataque del 6 de enero de 2021 contra el Capitolio por parte de partidarios de Trump.
El presidente pregonó el crecimiento del empleo, el crecimiento de la industria manufacturera y los subsidios y medidas para limitar el coste de los medicamentos para las personas mayores y ampliar el acceso al seguro médico.
"Nos unimos como estadounidenses y lo superamos. Salimos fortalecidos, más prósperos y más seguros". La carta también hacía mención a la aprobación de un proyecto de ley que ofrece apoyo a los soldados que sufren por el uso militar de fosas de quema, que Biden cree que fue el origen del cáncer que mató a su hijo Beau Biden.
Lea también: Bukele, Milei y Noboa, los mandatarios de Latam invitados por Trump a su toma de posesión
En una sesión informativa sobre incendios celebrada la semana pasada, Biden se sentó detrás del escritorio Resolute, con una mesa a sus espaldas salpicada de más de una docena de fotos familiares enmarcadas y una viñeta favorita, en la que un hombre en medio de una tormenta furiosa grita “¿Por qué yo?” al cielo. La respuesta le es devuelta a gritos: “¿Por qué no?”. La carta de Biden de este miércoles hacía un guiño al despacho, y al escritorio.
"En ningún otro lugar de la Tierra podría un niño tartamudo de modestos orígenes en Scranton, Pensilvania, y Claymont, Delaware, sentarse un día tras el Escritorio Resolutivo del Despacho Oval como presidente de Estados Unidos", escribió.
Biden asistirá a la toma de posesión del lunes, aunque Trump se saltó la de Biden en 2021. No ha especificado sus planes para después de la presidencia, pero dijo a principios de este mes que trataría de mantener cierto perfil. “No voy a estar fuera de la vista o fuera de la mente”, dijo.
Lea más en Bloomberg.com
