Bloomberg — Elon Musk cuestionó abiertamente si las empresas que se sumaron al anuncio del presidente Donald Trump prometiendo cientos de miles de millones de dólares en infraestructura de inteligencia artificial podrían cumplir sus promesas, exponiendo una temprana grieta interna dentro de la Casa Blanca.
“En realidad no tienen el dinero”, escribió Musk en su plataforma de medios sociales X horas después del anuncio. “SoftBank tiene bastante menos de US$10.000 millones asegurados. Lo sé de buena fuente”.
A Trump se le unieron Masayoshi Son, de SoftBank Group Corp., Sam Altman, de OpenAI, y Larry Ellison, de Oracle Corp. (ORCL), en la Casa Blanca para anunciar la empresa, apodada Stargate, que, según dijeron, desplegaría US$100.000 millones de forma inmediata con el objetivo de gastar finalmente US$500.000 millones para la construcción de centros de datos y campus físicos.
"Esto es para mí algo muy grande", dijo Trump. "Creo que va a ser algo muy especial".
Altman tomó X para disputar la caracterización de Musk el miércoles, calificándola de “errónea” y sugiriendo que Musk estaba molesto porque el pacto podría rivalizar con los propios esfuerzos de inteligencia artificial del multimillonario.
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La disputa pública subrayó algunas de las tensiones que podrían dominar el segundo mandato de Trump y se hizo eco de los problemas a los que se enfrentó durante su última etapa en la Casa Blanca.
La tendencia del presidente a presentarse como un negociador lo llevó a reiterar promesas del sector privado de invertir en Estados Unidos que nunca se materializaron o que representaban compromisos preexistentes que los ejecutivos rehicieron para ganarse el favor del presidente. Algunas de esas promesas, como los planes abortados para construir un enorme campus de fabricación de Foxconn en Wisconsin, al que Trump denominó la “octava maravilla del mundo”, se convirtieron en pasto de las críticas de los demócratas durante la campaña electoral.
El anuncio de Stargate provocó un escepticismo inmediato sobre si llegaría a buen puerto o representaba un nuevo gasto por parte de las empresas.
Son ya había anunciado planes para una inversión de US$100.000 millones estadounidenses en inteligencia artificial durante un acto con Trump en diciembre en la finca Mar-a-Lago del presidente, y se espera que Stargate se nutra de ese fondo. SoftBank también se encontró con preguntas inmediatas sobre de dónde obtendría la empresa el capital para financiar su iniciativa.
Durante el último mandato de Trump, Son estaba recaudando sus US$100.000 millones de Vision Fund con dinero de inversores externos y vertió el efectivo en startups como WeWork, Uber Technologies Inc. (UBER) y DoorDash Inc. (DASH).
SoftBank no tiene el efectivo a mano para cumplir la promesa de Son esta vez. La empresa tenía 3,8 billones de yenes (US$25.000 millones) en efectivo y equivalentes en su balance a finales de septiembre. Aún así, las finanzas de la empresa se han recuperado con la oferta pública inicial de la firma de diseño de chips Arm Holdings Plc. (ARM) SoftBank aún posee alrededor del 90% de Arm, que ahora tiene una capitalización de mercado de unos US$160.000 millones.
Bloomberg informó anteriormente de que SoftBank podría recurrir a los hiperescaladores en un plan de financiación de proyectos y apalancar decenas de miles de millones de dólares en cientos de miles de millones de dólares. Pero el esfuerzo podría dar lugar a peticiones de mayores rendimientos en futuras emisiones de bonos de SoftBank.
Son ha prometido aumentar sus inversiones en inteligencia artificial, que ha descrito como una tecnología que cambiará prácticamente todos los negocios. SoftBank invirtió US$500 millones en OpenAI en octubre y pretende aumentar esa inversión adquiriendo hasta US$1.500 millones en acciones de la startup a través de una oferta pública de adquisición para los accionistas existentes.
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La influencia de Musk
Por otra parte, el papel de Musk en la administración dirigiendo el recién creado Departamento de Eficiencia Gubernamental, un esfuerzo de ahorro de costes, ha suscitado preguntas sobre conflictos de intereses, auto- negociación y su capacidad para coexistir con Trump.
Los demócratas y los organismos de control del Gobierno ya han expresado su preocupación por la posibilidad de que Musk intente hacer retroceder las regulaciones e investigaciones sobre el sistema de conducción autónoma de Tesla Inc. (TSLA) y evitar las investigaciones sobre las prácticas laborales en sus empresas.
Las empresas de Musk tienen miles de millones de dólares en contratos gubernamentales, y sus aliados han sugerido que la administración entrante podría tratar de ampliar las subvenciones gubernamentales para los contratos con SpaceX y su servicio Starlink. Y el propio Trump sugirió el martes que estaría abierto a que Musk comprara TikTok, una aplicación de video social que rivaliza con su propia plataforma X.
El multimillonario fue un entusiasta patrocinador financiero del esfuerzo de reelección de Trump, pero su afición por los comentarios fuera de lugar en su plataforma de medios sociales parecía destinada a crear dolores de cabeza a la Casa Blanca, que no respondió inmediatamente a una solicitud de comentarios.
Con la colaboración de Lynn Doan.
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