Bloomberg — Los golpes a la puerta se iniciaron antes del amanecer.
Por todo Chicago, docenas de agentes se dispersaron en la oscuridad que lo precedía. En una de las viviendas del barrio de Hermosa, golpearon la puerta al grito de “ven aquí” y “por favor, abra la puerta”. Nadie respondió.
Sucedió lo mismo en varios sitios más, pero a última hora de la mañana del domingo, la suerte del equipo dio un giro. Un mexicano de 28 años al que estaban buscando regresaba a casa en un camión plateado tras recoger tamales. Mientras le rodeaban automóviles sin marcas, los agentes efectuaron la detención, poniéndolo bajo custodia para que se enfrente a su deportación.
Deportado con anterioridad y con antecedentes delictivos que incluían agresiones, era una de las 260 personas objetivo de la redada migratoria de gran visibilidad de este domingo, la primera de estas características bajo la administración Trump. La detención fue una de las docenas de ese día, lo que marcó una intensificación de los esfuerzos de aplicación de la ley de inmigración del presidente Donald Trump en territorio estadounidense.
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Esta operación ha destacado por su envergadura, ya que ha implicado a varias agencias, y ha tenido un toque de espectacularidad, con el apoyo de los medios de comunicación y de la personalidad de la televisión Dr. Phil McGraw, más conocido como Dr. Phil, que se sumó al zar fronterizo de Trump, Tom Homan, para transmitir en directo el operativo.
Apenas una semana después de asumir la presidencia, Trump ha tomado medidas radicales en materia de inmigración, tras prometer que llevará a cabo la mayor deportación masiva en la historia de Estados Unidos.
Declaró una emergencia nacional en la frontera sur y ordenó el envío de miles de tropas adicionales para ayudar con la aplicación de la ley. Mediante órdenes ejecutivas, ha cortado el acceso al asilo, al tiempo que ha congelado indefinidamente el programa de reasentamiento de refugiados de Estados Unidos y otras vías humanitarias, deteniendo la llegada de decenas de miles de personas desplazadas.
El Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de Estados Unidos informó el domingo en una publicación en X que realizó 956 arrestos en Estados Unidos, citando estadísticas de un solo día.
Las redadas en Chicago se produjeron en un contexto de creciente resistencia, tanto en el país como en el extranjero.
Colombia inicialmente bloqueó la llegada de aviones militares estadounidenses destinados a transportar a los deportados, lo que llevó a Trump a tomar represalias amenazando con imponer aranceles de emergencia del 25% y sanciones a la nación latinoamericana. Trump se retractó de su amenaza horas después de llegar a un acuerdo con Colombia sobre el regreso de los migrantes.
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En casa, ciudades santuario como Chicago han dicho que limitarán su cooperación con ICE y respetarán las leyes locales.
“Necesitamos proteger nuestra frontera. Necesitamos deshacernos de los criminales violentos, pero también necesitamos proteger a las personas, al menos a los residentes de Illinois y de todo el país, que simplemente están haciendo lo que esperamos que hagan los inmigrantes”, dijo el gobernador de Illinois, JB Pritzker, en una entrevista con CNN el domingo.
El Servicio de Control de Inmigración y Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés) ha llevado a cabo desde hace mucho tiempo operaciones de arresto similares, dirigidas a delincuentes y personas acusadas de representar una amenaza para la seguridad pública o la seguridad nacional.
Sin embargo, las redadas del domingo se destacaron por la cantidad de agentes involucrados y la inclusión de numerosas agencias de aplicación de la ley, desde el Buró Federal de Investigaciones (FBI), la Administración de Control de Drogas de Estados Unidos (DEA) y el Servicio de Alguaciles de Estados Unidos.
El fiscal general adjunto interino Emil Bove también estuvo en Chicago el domingo por la mañana y se reunió con agentes y Homan antes de que comenzaran las redadas.
A medida que transcurría el día, los agentes sobre el terreno se enfrentaban a desafíos familiares.
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Muchos inmigrantes saben que los agentes del ICE normalmente no tienen órdenes judiciales y no pueden entrar en una casa sin permiso. Las alertas en las redes sociales y las advertencias de boca en boca también instan a los migrantes a mantenerse fuera de la vista.
“Por lo general, basta con el primer arresto para que comiencen las llamadas telefónicas”, dijo Matthew Putra, director interino de campo del ICE en St. Paul, Minnesota, al describir cómo las publicaciones en Facebook y los tuits suelen alertar a las comunidades. “Nadie se movía, nadie abría una puerta, las luces se apagaban”.
Putra dijo que el ICE espera que el número de órdenes de arresto penal aumente a medida que los fiscales federales comiencen a aceptar más casos. La mayor parte de esas órdenes probablemente involucrarán reingreso ilegal, dijo. El domingo, los agentes tenían siete órdenes de arresto penal en la mano.
“Todo esto es territorio desconocido para nosotros”, dijo Putra sobre la ampliación de los esfuerzos en materia de órdenes judiciales. “Esto tiene como cinco días. Vamos a ver cómo funciona”.
El domingo, cerca del mediodía, un transeúnte se detuvo en una carretera muy transitada para grabar con su teléfono móvil a los agentes que estaban en un edificio de apartamentos buscando a un ciudadano polaco que figuraba en su lista de personas para arrestar. A pesar de la resistencia, Putra dijo que el ICE está comprometido con su misión.
“Siempre hemos hecho este trabajo”, dijo Putra.
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