Bloomberg — El oro cayó mientras el dólar se disparaba después de que el presidente electo Donald Trump amenazara con imponer aranceles de importación del 25% a Canadá y México.
Trump dijo que los impuestos a la importación eran necesarios para tomar medidas drásticas contra los migrantes y las drogas ilegales que fluyen a través de las fronteras de EE.UU., al tiempo que prometió un arancel adicional del 10% sobre los productos chinos. Un dólar más fuerte reduce el atractivo del oro, ya que lo encarece para muchos compradores.
El lingote cotizó cerca de los US$2.620 la onza, tras caer un 3,4% en la sesión anterior por una disminución de las tensiones en Oriente Próximo que minó la demanda de refugio. Se espera que el gabinete de seguridad de Israel vote sobre un acuerdo de alto el fuego con Hezbolá del Líbano el martes, y la aprobación se considera probable, según un funcionario israelí.
Aun así, el metal precioso ha subido más de un 25% este año, apoyado por las compras de los bancos centrales y el giro de la Reserva Federal hacia los recortes de tipos. Muchos analistas siguen siendo positivos sobre las perspectivas, y Goldman Sachs Group Inc. (GS) y UBS ven más ganancias en 2025.
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“Los inversores están valorando cada vez más una ‘Edad de Oro’ de EE.UU. con selecciones de gabinetes pro-mercado - y pro cripto - mientras que la historia de la deuda y el déficit de EE.UU. está siendo expulsada”, dijo Nicky Shiels, jefe de estrategia de metales de MKS PAMP SA, con sede en Ginebra. “El oro debería volver a $2500, no a $3000, a corto plazo”.
El oro al contado cayó un 0,1% hasta los US$2.621,45 la onza a las 8:29 de la mañana en Singapur, tras haber bajado hasta un 0,8% anteriormente. El índice Bloomberg del dólar al contado subió un 0,5%, tras haber bajado un 0,5% en la sesión anterior. La plata, el platino y el paladio bajaron.
Los inversores se centran ahora en la reunión de tipos de la Fed del mes que viene, con varios informes esta semana que pueden dar pistas sobre la decisión. Entre ellos se incluyen las actas de la reunión de noviembre del banco central, la confianza de los consumidores y los datos sobre el gasto en consumo personal, el indicador preferido de la autoridad monetaria para medir la inflación.
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