Bloomberg — La persona elegida por el presidente electo Donald Trump para ocupar el máximo cargo en materia de comercio considera que China es un “desafío generacional” para EE.UU. y ha abogado por una desvinculación estratégica del país.
Jamieson Greer, que ha sido nominado como representante de Comercio de EE.UU., desempeñó un papel clave en la imposición de aranceles a China durante el primer mandato de Trump. Como antiguo jefe de gabinete de Robert Lighthizer, que era entonces el representante comercial de Trump, Greer comparte una postura dura respecto a Pekín. El presidente electo ya ha empezado a desvelar sus planes políticos, incluyendo su promesa del lunes de imponer aranceles del 25% a todas las importaciones procedentes de Canadá y México, y un 10% adicional a los productos chinos.
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En su testimonio de mayo ante la Comisión para la Revisión de la Economía y la Seguridad entre Estados Unidos y China, Greer proporcionó una hoja de ruta para las políticas que podría seguir la nueva administración, incluyendo medidas para evitar que las empresas chinas se trasladen a otros países para esquivar los aranceles estadounidenses.
"No hay una bala de plata, y en algunos casos el esfuerzo por perseguir la desvinculación estratégica de China causará dolor a corto plazo", dijo. "Sin embargo, el coste de no hacer nada o de subestimar la amenaza que supone China es mucho mayor".
He aquí sus principales recomendaciones políticas:
Relaciones comerciales
Greer pide que el Congreso revoque el estatus de “relaciones comerciales normales permanentes” de Pekín e imponga nuevos aranceles más elevados a los productos chinos.
A China se le concedió el PNTR en 2000 mientras se preparaba para entrar en la Organización Mundial del Comercio, recibiendo un trato arancelario similar al de la mayoría de las demás naciones. Revocarlo colocaría a China en la misma categoría que Cuba, Corea del Norte, Rusia y Bielorrusia, y sometería todas las exportaciones chinas directas a EE.UU. -por valor de unos US$500.000 millones el año pasado- a gravámenes aún más elevados.
Esto retrotraería a las empresas a la época anterior al año 2000, cuando, según Greer, “había poca certeza de que invertir en China para producir bienes destinados a la exportación a Estados Unidos fuera un modelo de negocio duradero”.
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Reglas aduaneras
Greer también sugiere limitar las mercancías chinas que entran en EE.UU. a través de otros países, asegurando que si una empresa china o su unidad fabrica un producto en otro lugar, o si el contenido chino en un producto supera un determinado umbral, ese producto no debería recibir un trato preferencial en el marco de los acuerdos de libre comercio.
Esto daría lugar a aranceles más elevados para los productos fabricados por empresas chinas en lugares como México, o los productos fabricados con una gran cantidad de piezas chinas, como los automóviles. Para evitar los aranceles, algunas empresas chinas se han trasladado a México, aprovechando el acuerdo comercial entre EE.UU., México y Canadá.
Coerción económica
Greer recomienda que el Congreso apruebe leyes para proteger a las empresas estadounidenses de la coerción económica o las represalias de China. Esto podría incluir la asignación de ingresos arancelarios para apoyar a los trabajadores y empresas afectados, así como otorgar al presidente la autoridad para tomar medidas contra las empresas extranjeras que se aprovechen de las represalias chinas introduciéndose en el mercado chino.
Esto significa que si China impide a una empresa estadounidense vender en su mercado, EE.UU. podría compensar a esa empresa. También podría llevar a Washington a tomar medidas contra empresas de Brasil o de otros países si empiezan a vender más soja u otros bienes a Pekín para sustituir a los vendedores estadounidenses que se han quedado fuera.
Controles a la exportación
Greer pide que se amplíen los controles de las exportaciones a China para cubrir una gama más amplia de industrias críticas, como la aeronáutica, los equipos de transporte y los equipos heredados de fabricación de semiconductores.
Esto supondría un paso adelante respecto a los actuales controles de exportación estadounidenses, que se centran principalmente en los semiconductores avanzados. Estas medidas impiden a China obtener las últimas tecnologías y los equipos necesarios para los chips utilizados en la IA, los sistemas militares y las comunicaciones. EE.UU. también ha presionado a países como Holanda, Japón y Corea del Sur para que limiten las exportaciones a China, lo que dificulta el acceso de este país a tecnologías clave.
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Controles a la inversión
Greer pide que el Congreso permita al gobierno estadounidense revisar las inversiones salientes hacia China en una amplia gama de sectores con importancia económica y estratégica. Afirma que el poder ejecutivo debería tener autoridad para bloquear dichas inversiones si suponen una amenaza para la seguridad económica o nacional de EEUU.
La administración Biden está dispuesta a introducir restricciones a las inversiones estadounidenses en los sectores de tecnología avanzada de China, como los semiconductores, la IA y la computación cuántica. Algunas inversiones estarán prohibidas y otras deberán notificarse al gobierno estadounidense. Estas normas complementarán los controles existentes sobre la exportación de chips avanzados. El Ministerio de Asuntos Exteriores chino ha condenado enérgicamente la medida.
Apoyo a la fabricación
Greer sugiere que el Congreso considere ampliar los incentivos para los sectores críticos, similares a los de la Ley CHIPS y de Ciencia o la Ley de Reducción de la Inflación. Las industrias objetivo incluyen la farmacéutica, la robótica, los dispositivos médicos, la aeronáutica, la automoción, los productos energéticos, las telecomunicaciones y la electrónica.
En agosto de 2022, el presidente Biden firmó la ley bipartidista Chips Act, que reservaba US$39.000 millones en subvenciones para impulsar la fabricación nacional de semiconductores y 11.000 millones para esfuerzos de investigación y desarrollo, todo ello orientado a limitar la dependencia de Asia para componentes electrónicos críticos.
Greer también aboga por reforzar las restricciones para impedir que las empresas chinas vendan productos al gobierno estadounidense, y recomienda que el Congreso encargue al Tesoro la creación de un régimen de sanciones específico para China centrado en cuestiones como la seguridad internacional y los derechos humanos.
Por otra parte, Trump ha anunciado que Howard Lutnick será su secretario de Comercio y ha dicho que tendrá “responsabilidad directa adicional sobre la Oficina del Representante Comercial de Estados Unidos”.
Esto plantea interrogantes sobre lo que Greer estaría autorizado a hacer, dijo Derek Scissors, investigador principal del American Enterprise Institute y economista jefe del Libro Beige de China. "No quiero ofender en absoluto a Lutnick, pero Jamieson sabe mucho más de comercio que él".
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