Bloomberg — El presidente Donald Trump lanzó su segundo mandato con un discurso inaugural estridente en el que prometió priorizar los intereses de Estados Unidos con una “época dorada” para el país, al tiempo que se enfrentaba a “un establishment radical y corrupto”.
“Mientras nos reunimos hoy, nuestro gobierno enfrenta una crisis de confianza”, dijo Trump el lunes desde Washington, minutos después de prestar juramento en la Rotonda del Capitolio estadounidense.
Trump lamentó “un gobierno que no puede manejar ni siquiera una simple crisis interna, mientras que al mismo tiempo, tropieza con un catálogo continuo de eventos catastróficos en el exterior”.
“A partir de hoy, nuestro país volverá a florecer y será respetado en todo el mundo. Seremos la envidia de todas las naciones y no permitiremos que se aprovechen de nosotros nunca más”, afirmó Trump.
Lea más: Trump regresa con nuevos aliados y políticas polémicas: ¿qué se espera de su mandato?
Los comentarios de Trump sentaron las bases para lo que pretende ser una administración transformadora que fue elegida con la promesa de revisar la política migratoria, comercial, fiscal y energética de Estados Unidos, parte de un esfuerzo amplio para reformular la economía, el gobierno y los vínculos del país con otras naciones.
Para Trump, el discurso marcó un punto culminante triunfal en lo que es un regreso político en gran medida sin precedentes, con el presidente hablando desde el mismo edificio que sus partidarios irrumpieron hace poco más de cuatro años en un intento por mantenerlo en el poder después de una derrota electoral de 2020.
Trump superó esa derrota electoral, así como casos legales que incluyen cuatro acusaciones penales (una de las cuales lo llevaron a ser condenado), un amplio campo de rivales republicanos en las primarias y dos oponentes demócratas mientras obligaba al expresidente Joe Biden a abandonar la carrera y derrotaba a la exvicepresidenta Kamala Harris.
Trump regresa al poder más envalentonado que antes y con menos controles probables a sus esfuerzos por implementar su visión populista del mundo en Estados Unidos. Trump pretende iniciar ese esfuerzo con docenas de acciones ejecutivas planeadas para el primer día que se espera que anuncie y firme más tarde el lunes.
Lea más: Los planes de Donald Trump para Latinoamérica tras su posesión en EE.UU.
“Nuestra soberanía será recuperada, nuestra seguridad será restaurada, la balanza de la justicia será reequilibrada”, dijo Trump.
Pedidos tempranos
Los funcionarios entrantes de la Casa Blanca detallaron algunas de esas medidas a los periodistas bajo condición de anonimato, diciendo que Trump planeaba acciones radicales en materia de inmigración, energía y cuestiones culturales.
En materia de inmigración, Trump pretende acabar con los cruces fronterizos ilegales y expulsar a los inmigrantes indocumentados que ya se encuentran en Estados Unidos. Sus planes incluyen declarar una emergencia nacional en la frontera, poner fin a la política por la que se libera a los inmigrantes mientras esperan una audiencia de asilo, poner fin a la ciudadanía por derecho de nacimiento para los hijos de inmigrantes que no están en el país de manera legal y suspender las admisiones de refugiados durante seis meses.
Trump ganó las elecciones en una votación dominada por la ansiedad de los votantes por la movilidad económica y los altos precios, y un aumento de inmigrantes indocumentados en la frontera entre Estados Unidos y México que tensó a las comunidades de todo el país.
Lea más: De México a Argentina: monedas de Latinoamérica se alistan para Trump y un dólar caro
Una de las cuestiones más importantes es la magnitud y el alcance de los aranceles. Durante la campaña, Trump amenazó con imponer aranceles generalizados a aliados y adversarios, presentándolos como una fuente de ingresos y una forma de obligar a las empresas a traer empleos de manufactura a Estados Unidos.
Trump no revelará aranceles específicos para China en su primer día en el cargo, según los funcionarios entrantes, sino que pedirá a las agencias federales que estudien políticas sobre gravámenes.
También declarará una emergencia energética para dar rienda suelta a la producción nacional, con cambios de política que permitirían nuevos desarrollos de petróleo y gas en tierras federales y revertirían las regulaciones climáticas de la era Biden.
Trump también ha prometido actuar rápidamente en uno de sus desafíos inmediatos, el futuro de TikTok de ByteDance Ltd. El presidente ha dicho que ampliará el plazo para vender TikTok.
El presidente también ha preparado acciones ejecutivas sobre temas culturales polémicos, planeando una orden ejecutiva que reconoce dos sexos, masculino y femenino, y otra que pone fin a los esfuerzos de diversidad, equidad e inclusión en el gobierno federal.
Lea más: Bonos, acciones y cripto: ¿cómo invertir con la vuelta de Trump al poder? Esto ve un experto
Trump hereda una economía relativamente fuerte; el último mes en que Estados Unidos perdió empleos fue su último mes completo en el cargo durante su primer mandato, diciembre de 2020, cuando el país estaba sumido en las profundidades de la pandemia de Covid-19. Sin embargo, todavía enfrenta una inflación persistente, el crecimiento de los precios se ha moderado y la Reserva Federal está lidiando con el ritmo de sus recortes de tasas de interés.
Líderes empresariales
Las promesas económicas de Trump le valieron el apoyo de muchos en Wall Street y en el mundo empresarial estadounidense, atraídos por sus promesas de reducir las regulaciones y ampliar los recortes de impuestos.
Entre los asistentes a los eventos del lunes se encontraban algunas de las personas más ricas del mundo, entre ellas Jeff Bezos de Amazon.com Inc., Mark Zuckerberg de Meta Platforms Inc. y Elon Musk, que tendrá un papel que desempeñar para ayudar a Trump a recortar el gasto público. El director ejecutivo de TikTok, Shou Chew, también asistió con el destino de las operaciones estadounidenses de la aplicación en manos de Trump.
Muchos de los titanes de la tecnología también acompañaron a Trump en la iglesia y en el Capitolio de Estados Unidos, donde algunos se sentaron frente a los nominados al gabinete y otras luminarias para verlo tomar juramento.
Lea más: Trump declarará emergencia energética nacional y desbloqueará nuevos poderes
Aún así, la agenda de Trump también depende del Congreso, donde los republicanos se están preparando para las conversaciones sobre un importante paquete fiscal que promoverán en uno o dos proyectos de ley, una tarea difícil con una estrecha mayoría en la Cámara de Representantes.
Trump también sopesará hasta qué punto quiere orientar su administración en torno a sus quejas personales, incluidas sus frecuentes quejas sobre su derrota electoral de 2020 y los esfuerzos por procesarlo después de dejar el cargo. El lunes por la mañana, Biden anunció indultos para familiares y algunos funcionarios del gobierno que Trump había amenazado con castigar durante la campaña electoral.
La ceremonia del lunes fue más sobria de lo habitual. Trump, citando el brutal clima, trasladó su juramentación al interior de la Rotonda del Capitolio y trasladó el desfile inaugural —que normalmente recorre la Avenida Pennsylvania hasta la Casa Blanca— al Capital One Arena, en el centro de Washington.
Aun así, la inauguración, que se celebró el día de Martin Luther King Jr., tuvo algunos de los tradicionales actos de pompa. Trump y muchos de los ejecutivos corporativos asistieron a un servicio religioso por la mañana, y luego el presidente entrante visitó a Biden para tomar el té en la Casa Blanca, como es habitual. Otros expresidentes, entre ellos George W. Bush, Barack Obama y Bill Clinton (a quien se unió su esposa, la exsecretaria de Estado y rival electoral de Trump, Hillary Clinton), asistieron al evento inaugural.
Lea más en Bloomberg.com
