El presidente electo Donald Trump ha retomado una de sus antiguas propuestas de que EE.UU. asuma “la propiedad y el control” de la isla de Groenlandia, situada en el Atlántico Norte y de apenas 2,1 millones de km² de extensión, pero rica en recursos naturales.
La propuesta de adquirir Groenlandia se remonta a la primera Presidencia de Donald Trump, cuando le propuso a Dinamarca adquirir la que es considerada la isla más grande del mundo. Groenlandia es un territorio danés autónomo con una forma de autogobierno limitado y con su propio Parlamento.
Desde la separación de Dinamarca y Noruega en 1814, Groenlandia quedó bajo la jurisdicción danesa y solo hasta 1953 se integró del todo al territorio.
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Desde 2009, luego del referéndum sobre el autogobierno de Groenlandia, se reconoció el derecho de autodeterminación del territorio.
No obstante, la isla sigue dependiendo en gran medida de la financiación de Dinamarca y se estima que la mitad del presupuesto depende de esta ayuda.
En las elecciones legislativas de abril, se espera que la demanda de una mayor autonomía pase a estar entre los temas clave de campaña.
Groenlandia tiene una población de más de 56.000 habitantes y el 80% de su territorio está cubierto por el hielo.
Groenlandia, una vieja ambición de Trump
En 2019, la idea de adquirir Groenlandia fue calificada como “absurda” por la primera ministra danesa, Mette Frederiksen, por lo que Trump decidió cancelar una visita programada a ese país en septiembre de ese mismo año.
“La primera ministra fue capaz de ahorrarnos una gran cantidad de gastos y esfuerzos tanto para Estados Unidos como para Dinamarca al ser tan directa. ¡Se lo agradezco y espero reprogramar (el encuentro) en algún momento en el futuro!”, dijo Trump en su cuenta de X (en ese momento Twitter).
En su momento, Trump no descartó a la prensa la posibilidad intercambiar algún territorio estadounidense por la isla. “Bueno, se podrían hacer muchas cosas (...). “Básicamente, es un gran negocio inmobiliario”, expresó en ese entonces.
Luego de la polémica de Trump sobre recuperar el control estadounidense del Canal de Panamá y anexar Canadá a EE.UU., ahora el presidente electo revive esta propuesta sobre Groenlandia al considerarlo “una necesidad absoluta”.
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Este martes 7 de enero, Donald Trump Jr, el hijo mayor del presidente electo, realizó una visita inesperada a Groenlandia, aunque expresó que era por motivos de turismo y no era oficial, por lo que no se ha reunido con las autoridades de la isla.
El presidente electo no ha descartado en una rueda de prensa en su residencia de Mar-a-Lago, situada en la Florida, que para tomar el control de la isla se use el poderío militar estadounidense e incluso se tomen represalias a través de los aranceles.
La primera ministra Mette Frederiksen dijo a la cadena TV2 que “Groenlandia es de los groenlandeses”.
“Mi punto de partida y el punto de partida del Gobierno son muy claros: que el futuro de Groenlandia se decide en Groenlandia”, expresó.
¿Por qué Groenlandia es un punto estratégico para Trump?
Donald Trump ha argumentado a la prensa que tanto el Canal de Panamá, al que ha amenazado con retomar el control en medio de las críticas sobre las tarifas que se cobran, como Groenlandia, son necesarios “para la seguridad económica” del país.
Groenlandia es una región estratégica, especialmente por estar en el Ártico, lo que la hace importante tanto para Estados Unidos como para Rusia y el restante de Europa, dijo a Bloomberg Línea Paulo Nicolli Ramirez, científico político y profesor de Sociología en la Fundación Escuela de Sociología y Política de São Paulo.
Su dominio puede verse como una estrategia de defensa o incluso como una forma de ejercer presión sobre los rusos, además de garantizar la seguridad de Europa, especialmente en relación con la OTAN, dijo.
Según el analista, otro punto relevante es el impacto del cambio climático, que podría hacer que nuevas áreas de Groenlandia sean explorables, principalmente para la minería y la búsqueda de petróleo. Además, con el cambio climático, existe la posibilidad de que surjan más tierras con potencial agrícola, lo que hace que la región sea aún más valiosa para las potencias.
Groenlandia también es considerado un punto estratégico por sus vastos recursos de tierras raras, así como materias primas como el cobre, el hierro, el zinc y el carbón.
Las tierras raras, cuyo nombre científico son los lantánidos, están presentes en abundancia en la corteza terrestre e incluyen un grupo formado por 17 elementos, como el lantano, cerio, praseodimio, neodimio, samario, europio, entre otros. Se caracterizan por poseer propiedades magnéticas, luminiscentes y electroquímicas únicas, lo que las hace vitales para el desarrollo de la tecnología actual y futura.
Estos elementos son claves para la elaboración de múltiples artefactos como los teléfonos inteligentes, los drones y carros eléctricos, que están dotados de imanes permanentes a base de tierras raras, que cuentan con una gran capacidad de almacenamiento de energía magnética.
En medio del pulso tecnológico entre EE.UU. y China, el acceso a estos elementos será clave para sus proyectos.
Según información de Statista, “en el último decenio, la cantidad de licencias de explotación minera y de explotación minera a pequeña escala otorgadas por el Gobierno de Groenlandia ha aumentado gradualmente”.
Explica que durante el período de análisis, “las licencias de explotación minera a pequeña escala otorgadas en Groenlandia alcanzaron su punto máximo en 2019, con 61 permisos”.
En 2022, estas llegaron a 55 y en el 2021 a 44, de acuerdo a cifras divulgadas por ese portal de estadísticas.
De otro lado, Groenlandia es visto de cerca por las potencias por su importancia geoestratégica, al estar situada entre Norteamérica, Europa y Rusia.
EE.UU. administra la base aérea de Thule, en el norte de Groenlandia. Además, mantiene con Dinamarca un acuerdo de defensa firmado en 1951.
“Estamos abiertos a un diálogo con los estadounidenses sobre cómo podemos cooperar aún más de lo que ya hacemos para asegurar que las ambiciones estadounidenses sean satisfechas”, declaró en medio la polémica el ministro de Asuntos Exteriores danés, Lars Løkke Rasmussen.
Explicó que Dinamarca “no busca fricciones, sino colaboración”, al mismo tiempo que ha descartado que haya “una crisis de política exterior” con EE.UU. por el asunto de Groenlandia.
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