Las razones por las que Fitch ve un panorama nublado para América Latina este año

La región enfrenta un panorama económico desafiante en 2025, con incertidumbres externas relacionadas con el segundo mandato de Trump, y problemas internos por los altos niveles de deuda.

Pedestrians walk past the logo for Fitch Ratings Ltd. outside their offices in New York, U.S., on Tuesday, Feb. 21, 2012. Fitch provides the world's credit markets with independent and prospective credit opinions, research, and data. Fitch also provides enterprise risk management solutions. Photographer: Scott Eells/Bloomberg
24 de enero, 2025 | 12:36 PM

Bloomberg Línea — La llegada de Donald Trump disparó la volatilidad de los mercados en un momento en el que varios países de América Latina enfrentan sus propios desafíos locales y, ahora, están a la espera de las primeras medidas que tome Estados Unidos en cuanto su política comercial. Analistas de la calificadora de riesgo Fitch Ratings aseguraron durante un evento sobre la región que, de cara al futuro, las perspectivas parecen un poco “nubladas y turbias”.

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Shelly Shetty, managing director y jefa de soberanos de Asia y América en Fitch, expuso que las calificaciones crediticias promedio de los países de la región continúan estando entre las más bajas dentro del universo de mercados emergentes, superando únicamente a las de África subsahariana. La región todavía está limitada por un bajo crecimiento potencial, ingresos per cápita reducidos, problemas de gobernanza y presiones fiscales y de deuda constantes, señaló la analista.

Cuatro países de la región mantienen actualmente el grado de inversión: Chile, Uruguay, Perú y México, aunque este último se encuentra “en el nivel más bajo dentro del grado de inversión”.

En contraste, países como Colombia y Brasil han sido degradados en los últimos años, y según Shetty, no se espera que recuperen el grado de inversión en el corto plazo. “Generalmente, decimos que toma un promedio de seis años para que los países recuperen el grado de inversión. Brasil claramente ya pasó ese hito, y no esperamos un retorno inminente de Colombia o Panamá al grado de inversión tampoco”, explicó.

Entre los países que enfrentan las situaciones más críticas se encuentran Ecuador, Bolivia y Argentina, clasificados en la categoría de triple C o inferior, la cual representa niveles de mayor estrés financiero.

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En contraste, otras naciones han mostrado una recuperación destacada. Por ejemplo, Costa Rica ha sido “una historia de verdadera transformación”, pasando de la categoría B a la doble B, mientras que Jamaica también ha registrado mejoras significativas.

El impacto de Donald Trump

Una de las mayores fuentes de incertidumbre para América Latina es el regreso de Donald Trump a la presidencia de los Estados Unidos. Shetty advirtió sobre los efectos potenciales que podrían derivarse de un cambio en las políticas comerciales e inmigratorias bajo su administración.

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Según Shetty, “de cara al futuro, las perspectivas de consolidación parecen un poco nubladas y turbias en este momento, ya que el crecimiento normal del PIB se desacelera en algunos casos, y los precios de las materias primas bajan”.

El presidente Donald Trump participó esta semana en el Foro Económico Mundial, mientras los inversionistas esperan sus primeras medidas.

En términos comerciales, Fitch Ratings ha asumido en sus proyecciones centrales que Estados Unidos podría imponer aranceles del 25% a los bienes duraderos importados de México y Canadá, un 60% a los bienes provenientes de China, y un 10% al resto del mundo.

México sería el país más expuesto a este escenario, debido a su alta dependencia de las exportaciones hacia Estados Unidos y su superávit comercial con ese país. Shetty subrayó que, “claramente, México es el país singularmente más expuesto en este escenario”.

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Además de los riesgos comerciales, las políticas de deportación masiva, que han sido una característica de las propuestas de Trump, podrían tener un impacto significativo en las economías de América Latina.

Según Shetty, aunque las remesas han demostrado ser resilientes en el pasado, “una deportación a gran escala podría afectar significativamente los flujos”. Esto sería especialmente problemático para países como México y varias naciones de Centroamérica, donde las remesas representan una parte sustancial del PIB.

Remesas

Por su parte, Todd Martinez, senior director y co-líder del grupo de soberanos para las Américas de Fitch, señaló que la incertidumbre política interna también representa un desafío para México. El gobierno de Morena, con su mayoría en el Congreso, ha impulsado reformas institucionales que están afectando la confianza de los inversionistas, planteó.

“Si las políticas arancelarias de Trump se materializan y coinciden con la materialización de riesgos internos, como los derivados de la reforma judicial, podríamos ver presiones negativas adicionales sobre la calificación de México”, afirmó Martínez.

Desafíos fiscales

El crecimiento económico en América Latina para 2025 se proyecta en un 2,2%, impulsado en parte por una recuperación en Argentina, que saldrá de su recesión. Sin embargo, las dos mayores economías de la región, Brasil y México, enfrentarán desaceleraciones significativas, con un crecimiento esperado de alrededor del 1%.

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En el extremo opuesto, países como República Dominicana, Costa Rica, Panamá y Paraguay están proyectados a crecer por encima de la media regional, con tasas superiores al 3%.

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En términos fiscales, la región sigue enfrentando presiones significativas. Países como Brasil, Bolivia, Colombia, Panamá y México presentan déficits altos, mientras que los niveles de deuda como porcentaje del PIB continúan aumentando en muchos de ellos.

En Colombia, el presidente Gustavo Petro tendrá que afrontar el déficit fiscal luego de que el Congreso no aprobara una reforma tributaria el año pasado.

Según Shetty, “el panorama de deuda está dividido en dos grupos: los países más grandes, como Brasil y México, donde la relación deuda/PIB sigue aumentando, y los más pequeños, que han logrado consolidar sus cuentas fiscales, especialmente en Centroamérica y el Caribe”.

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Panamá se encuentra enfocado en mejorar su consolidación fiscal y resolver desafíos estructurales relacionados con la operación del Canal de Panamá y el cierre de una mina de cobre clave. Sin embargo, según Martínez, aún no queda claro cómo el país logrará cumplir con sus objetivos fiscales de mediano plazo.

Mientras tanto, El Salvador ha mostrado avances en su manejo de la deuda tras alcanzar un acuerdo a nivel de personal con el FMI y acceder nuevamente a los mercados de bonos. Sin embargo, su deuda, que asciende al 85% del PIB, sigue siendo motivo de preocupación.

Nayib Bukele

Argentina, por su parte, enfrenta desafíos relacionados con la acumulación de reservas internacionales y los controles de capital.

Según Martínez, “a pesar de la ausencia de un aumento sustancial en las reservas internacionales, la confianza en Argentina ha mejorado gracias a un ajuste fiscal exitoso y a una amnistía tributaria que está generando ingresos temporales”. Esto ha permitido que el país recupere cierta estabilidad a pesar de sus dificultades estructurales.

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Finalmente, la región enfrenta incertidumbres relacionadas con la gobernanza y la falta de reformas estructurales.

Según Fitch, los indicadores de gobernanza han mostrado poco progreso en la última década, y la mayoría de los países de la región aún tienen dificultades en áreas como el control de la corrupción y el estado de derecho. Solo Uruguay, Paraguay y República Dominicana han registrado mejoras significativas en estos indicadores.

En conclusión, para Fitch, América Latina enfrenta un panorama económico y fiscal complicado, caracterizado por desafíos externos como las políticas de Estados Unidos bajo un segundo mandato de Trump, y problemas internos relacionados con altos niveles de deuda, déficits fiscales persistentes y la falta de reformas estructurales en varios países.