Bloomberg — El oro se mantuvo estable tras su mayor caída en un día desde julio, ya que los operadores recogieron beneficios cerca de niveles máximos históricos y los sólidos datos estadounidenses debilitaron los argumentos a favor de una mayor relajación monetaria.
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El oro cotizaba cerca de los US$2.745 la onza y se encaminaba a terminar la semana con pocos cambios. El metal cayó desde el máximo histórico alcanzado el jueves, cuando los rendimientos de los bonos del Tesoro subieron, reflejando una caída de las expectativas de recortes agresivos de los tipos de interés de la Reserva Federal, tras una inesperada caída de las nuevas solicitudes de subsidio de desempleo y un repunte de la inflación subyacente. La subida de los tipos suele afectar al oro, que no paga intereses.
Antes de la próxima reunión de política monetaria del banco central estadounidense, que se celebrará los días 6 y 7 de noviembre, el viernes se publicarán las cifras de nóminas, que podrían ofrecer más pistas sobre la trayectoria de relajación de la Reserva Federal hasta 2025. Los operadores siguen valorando en un 90% la posibilidad de un recorte de un cuarto de punto la semana que viene.
El metal precioso sigue subiendo alrededor de un tercio este año, apoyado por las compras de los bancos centrales y la demanda de refugio en medio de los conflictos en Medio Oriente y Ucrania. La incertidumbre sobre las reñidas elecciones presidenciales estadounidenses de la próxima semana ha aumentado su atractivo.
El oro al contado subió un 0,1% hasta los 2.747,52 dólares la onza a las 7:37 am en Singapur, tras caer un 1,6% el jueves. El índice Bloomberg del dólar al contado se mantuvo estable. La plata y el paladio tampoco registraron cambios significativos, mientras que el platino cayó.
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