Dólar en Bolivia en 2025: analistas ven presiones en el mercado paralelo y las reservas

La nación sudamericana inicia el año con una brecha de 60% entre el tipo de cambio oficial y el paralelo, mientras analistas advierten que las reservas líquidas siguen siendo insuficientes.

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Dólar en Bolivia
10 de enero, 2025 | 04:00 AM

Bloomberg Línea — Bolivia se enfrenta a un año clave para la estabilidad de su tipo de cambio, en medio de un entorno marcado por restricciones de divisas, una creciente dependencia del mercado paralelo y un modelo económico cuestionado. Aunque el Banco Central de Bolivia (BCB) anunció que mantendrá el tipo de cambio fijo de 6,96 bolivianos por dólar, las presiones económicas subyacentes podrían desafiar esta política en los próximos meses.

Desde 2011, Bolivia ha mantenido un tipo de cambio fijo que el gobierno considera fundamental para evitar una devaluación que podría desencadenar una crisis económica. En declaraciones recientes, el viceministro de Política Tributaria, Jhonny Morales, señaló que ajustar el tipo de cambio provocaría un “escenario catastrófico”, lo que incrementaría la especulación y la desconfianza en el mercado formal.

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Debora Reyna, economista para América Latina de Oxford Economics, indicó que el objetivo del Banco Central de Bolivia al mantener esta política es brindar calma al mercado e inversionistas.

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Por su parte, Mariano Ortiz, economista senior en el banco de inversión global BancTrust & Co, aseguró que el anuncio de mantener el tipo de cambio fijo no genera sorpresas y destacó que la brecha entre el tipo de cambio oficial y el paralelo está en torno al 60% con el paralelo en aproximadamente 11,10 bolivianos por dólar.

“El mercado paralelo ha venido ganando importancia como indicador del estado de la economía y como referencia para los individuos y empresas. Esto es consecuencia de las crecientes restricciones formales e informales que operan sobre el mercado oficial, que hacen que cada vez menos agentes tengan acceso a él”, explicó.

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El papel de las Reservas Internacionales

Reyna advirtió que el impacto de mantener la tasa de cambio fijo es limitado mientras no se logre un aumento significativo en las Reservas Internacionales Netas (RIN). Para la analista, la caída sostenida de las reservas responde a tres factores principales: un déficit fiscal monetizado por el Banco Central, la falta de flujos de capital hacia el país y el deterioro de la industria del gas por la falta de inversión en mantenimiento y exploración.

El BCB reportó que las RIN cerraron 2024 en US$1.976 millones, una cifra superior en US$267 millones a 2023. Sin embargo, la liquidez en divisas se mantiene extremadamente baja, con solo US$47 millones disponibles para cubrir obligaciones inmediatas. Además, factores externos como las elevadas tasas internacionales y el incremento en los costos de importación de combustibles continúan afectando negativamente la generación de divisas.

Ortiz dijo que el bajo nivel de liquidez de divisas aumenta el riesgo de incumplimiento de los pagos de deuda externa. “Como referencia, la posición de reservas líquidas es actualmente insuficiente para cubrir el pago de intereses de los bonos que vence en marzo (US$54 millones)”, dijo.

Bolivia

En un esfuerzo por captar divisas, el BCB informó que amplió la venta de los bonos “BCB en Dólares” hasta diciembre de 2025, ofreciendo tasas de interés de hasta 6,75%. Según cifras oficiales, esta medida recaudó US$268 millones en 2024.

Ortiz también destacó la posibilidad de que el gobierno utilice las reservas de oro del BCB como garantía para operaciones de financiamiento externo, según lo previsto en el Artículo 19 del Presupuesto 2025. Esta medida, explicó, permitiría un ingreso de divisas que contribuiría a aliviar las presiones inmediatas, aunque sin resolver los problemas de fondo.

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“En 2025 esperamos que continúen e intensifiquen la escasez de dólares y las presiones en el mercado paralelo, en la medida que se mantiene el actual mix de politica económica (tipo de cambio fijo, combustibles subsidiados, elevado déficit fiscal financiado con emisión monetaria)”, dijo Ortiz.

El mercado paralelo: un termómetro de la economía

El mercado paralelo del dólar ha tomado un rol predominante como referencia económica en Bolivia. Actualmente, el dólar se cotiza entre 11,30 y 11,50 bolivianos en este mercado, muy por encima del tipo de cambio oficial de 6,96 bolivianos. Según La Razón, esta brecha se ha estabilizado tras alcanzar picos de hasta 14 bolivianos por dólar a finales de 2024. Librecambistas indicaron a ese medio que, aunque la disponibilidad de dólares ha mejorado ligeramente, las restricciones en el mercado formal siguen limitando el acceso a divisas.

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El presidente Luis Arce atribuyó el año pasado a los problemas de acceso a divisas a un “bloqueo legislativo” que ha limitado la aprobación de créditos externos. Durante un evento en diciembre, Arce destacó que Bolivia pagó más en servicio de deuda externa que lo recibido en nuevos desembolsos, lo que resultó en una salida neta de US$900 millones en 2024.

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Según el mandatario, esta situación ha sido exacerbada por especulaciones y acciones políticas que buscan desestabilizar la economía.

Reyna señaló que, de cara a 2025, el modelo actual no es sostenible y requerirá ajustes significativos. “El gobierno actual busca ganar tiempo evitando medidas drásticas, pero esta estrategia solo pospone lo inevitable”, explicó la economista.

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La analista recordó que Bolivia tiene pendientes pagos de bonos por US$108 millones, que se podrían pagar a través de algún préstamo por parte de multilaterales como la CAF o el Banco Mundial.” El problema viene hacia 2026-2027. Por ejemplo, para el 1T 2026 tendrán que realizar un pago de US$300 millones, el doble de las RIN en dólares en este momento”, aseguró.

Por ello, dijo que lo ideal sería tener un programa de financiamiento y reestructuración con el FMI, pero mientras Arce sea presidente esto es improbable debido a sus convicciones políticas.

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Para Reyna, el gobierno actual solo está tratando de comprar tiempo para evitar una crisis cambiaria, pues el principal problema es que se necesita un ajuste fiscal de aproximadamente 5% del PIB.

Aunque no lo ve probable, por ser un año electoral, concluyó que “algún ajuste macroeconómico se vuelve obligatorio por lo menos para finales de este año, debido a la insostenibilidad de una política de gasto fiscal expansiva con un tipo de cambio fijo en medio de la escasez de dólares. Además, mientras más tiempo se pospongan las reformas necesarias, el ajuste terminará por ser más agudo”.