Petro y Lula escapan a una ruptura con Venezuela, pero seguirán en un dilema

Lula da Silva y Gustavo Petro enfrentarán un difícil escenario: validar resultados posiblemente manipulados o dejar enfriar las relaciones con Nicolás Maduro

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Bloomberg Línea — Las elecciones presidenciales de Venezuela dieron un nuevo golpe a la ya evidente división política de América Latina. Los resultados del Consejo Nacional Electoral (CNE), que otorgaron la reelección a Nicolás Maduro, y el cuestionamiento de los mismos por parte de algunos países, terminaron en el fin de las relaciones diplomáticas con siete Estados.

La administración de Maduro confirmó el martes 30 de julio que su país rompía relaciones con Argentina, Chile, Costa Rica, Panamá, Perú, República Dominicana y Uruguay, los cuales se han visto en la necesidad de retirar su personal diplomático de Venezuela, tras cuestionar o incluso rechazar los resultados de los comicios, un mensaje que también ha divulgado la oposición política del país, que asegura que ganaron las elecciones con el candidato Edmundo González Urrutia.

Pero dos países cercanos a Venezuela se han mantenido al margen de estas discusiones y luchan por mantenerse con equilibrio sobre la cuerda: Brasil y Colombia. Ambos, a través de sus cancillerías o sus propios mandatarios, han pedido una revisión de las actas electorales, sin reconocer todavía a Maduro como presidente reelecto, pero sin apoyar las denuncias de fraude que ha hecho la oposición.

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“Estos gobiernos han sido enfáticos en no emitir una opinión fuerte como sus otros pares latinoamericanos que califican directamente como fraude o no confiable el resultado. En cambio, Colombia y Brasil han colocado su confianza en que el CNE termine de hacer la apertura y la verificación para dar una postura de reconocimiento oficial”, dijo Manuel Camilo González, profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad Javeriana en Colombia, a Bloomberg Línea.

Desde su punto de vista, México también ingresa a este grupo de países que no han “caído en el juego” de Maduro para ser rápidamente reconocido, pero con un posición más distante y ya reconocida, la de no intervenir en asuntos internos de un país, la cual dejó clara el presidente Andrés Manuel López Obrador en una de sus conferencias matutinas.

La OEA no logró su cometido: Brasil y Colombia se abstuvieron

El Consejo Permanente de la Organización de Estados Americanos (OEA) se reunió tras una convocatoria de urgencia el miércoles 31 de julio en Washington para discutir y votar una resolución que exigía al CNE de Venezuela la publicación de las actas y los resultados del pasado 28 de julio.

La resolución no llegó a la mayoría de votos a favor, pues se lograron 17 y se necesitaban dos más para lograr la mitad mas uno, de un total de 32 Estados miembros. Entre los que se abstuvieron estaban Brasil y Colombia, pero también Bahamas, Barbados, Belice, Bolivia, Granada, Honduras, San Cristóbal y Antigua y Barbuda. Mientras que Dominica, México, San Vicente y Las Granadinas, Trinidad y Tobago, y Venezuela, estuvieron ausentes de la votación.

Maduro ya ha enfrentado el aislamiento internacional y tiene experiencia en superar este desafío. Como sucedió reciente en la OEA, el compromiso con la democracia en Venezuela no es robusto, existen intereses y cooperación autoritarios que difícilmente harían que estos gobiernos que apoyan a Maduro permitan que su aliado sea desalojado del poder. Si bien la presión internacional puede lastimar la imagen de un gobierno, su efectividad radica en modificar los comportamientos de actores clave como los militares o miembros del partido gobernante para darle la espalda al autócrata a partir de un condena común a este y sus acciones.

Manuel Camilo González, profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad Javeriana

El presidente Gustavo Petro, escribió en un mensaje que no era “un gobierno extranjero el que debe decidir quién es el presidente de Venezuela”, tras la abstención del país en la OEA, y compartió un pronunciamiento la cancillería colombiana que sostiene que Venezuela no hace parte formalmente de la OEA desde 2019, lo cual “implica que este foro multilateral no es el escenario correspondiente para abordar los temas relativos a la situación política venezolana”.

Sin embargo, un día antes, Lula da Silva y Petro se habían pronunciado ante la opinión pública para pedir que se publicaran las actas de votación, e incluso, el mandatario colombiano, habló de “graves dudas alrededor del proceso electoral venezolano”.

Para González, experto en relaciones internacionales, “Colombia y Brasil han mantenido un constante intercambio con Caracas buscando mediar a través un acuerdo de garantías que no solo busca que el perdedor no sea objeto de retaliaciones, también abogan por el alivio de las sanciones por parte de Estados Unidos. Por tanto, más que estar alejados de Caracas, son potenciales mediadores para una solución política tras las contestadas elecciones”.

Desde el movimiento político de María Corina Machado, la principal figura de la oposición, se ha asegurado que el exdiplomático González logró la victoria con un 70% de los votos sobre Maduro, teniendo como base las actas de certificación de los comicios que obtuvieron posterior a la jornada del pasado domingo. Machado definió a González como “el próximo presidente” del país.

El dilema al que se enfrentarán Lula da Silva y Gustavo Petro

En un intento por darle peso a los resultados, pero que no ha gozado de validación internacional, Nicolás Maduro interpuso un recurso contencioso electoral ante el Tribunal Supremo de Justicia de Venezuela (TSJ) para que realice un peritaje y certifique los resultados de las elecciones.

Un pedido similar hizo al CNE de su país, para que diera a conocer los resultados de los 10 candidatos que participaron de los comicios, incluido Edmundo González, que figuraba como el favorito en las encuestas previas al 28 de julio de 2024. Ambos organismos le dieron la razón a Maduro este viernes.

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Es así como Lula y Petro enfrentan una encrucijada: “Validar resultados manipulados reconociendo a Maduro o no validar dichos resultados y enfrentarse a un posible enfriamiento de sus relaciones con Caracas”, fueron las palabras de Manuel Camilo González.

El experto destaca que el futuro de las relaciones entre Venezuela y Brasil, Colombia y México, dependerá de la evidencia que la oposición y el mismo gobierno presenten, así como de la decisión del proceso de judicialización de la elección tras el amparo presentado por Maduro. “Esto en cierta medida es la lógica de Lula: que la oposición presente las pruebas y que el arbitro, ya sea el CNE o el Supremo, decidan si les da la razón, lo cual termina siendo problemático por la cooptación del chavismo de todas las instituciones”, añadió.

¿Y qué pasa si se rompen las relaciones entre estos países?

La principal preocupación, según González, debería de estar del lado de Colombia, en donde apenas hace más de un año se retomaron las relaciones diplomáticas y se reabrió el comercio transfronterizo, que había sido histórico e intenso.

De acuerdo con la Asociación Nacional de Comercio Exterior (Analdex), las exportaciones de Colombia a Venezuela llegaron a los US$343,8 millones en los primeros cinco meses de 2024, con un crecimiento de casi el 40% frente al mismo período de 2023.

Pero si Petro no termina por reconocer los resultados del CNE, podría darse un giro en la relación cercana que ha construido con Maduro, y “exponerse a tirar por tierra los esfuerzos de ambos países por reactivar la relación comercial, que por ahora no ha llenado las expectativas de ambos países”, indicó el académico.

Mientras que en el caso de Brasil y México, las relaciones comerciales son más diversificadas y pueden soportar decisiones más retaliatorias de Maduro de reducir su interacciones comerciales como medida de presión política.