La amenaza del fentanilo ha estado presente en Latinoamérica desde septiembre, cuando se empezaron a reportar casos de sobredosis en la región. En Venezuela, a principios de ese mes, las autoridades capturaron a un hombre en la frontera con Colombia con al menos 45 dosis, encendiendo las alarmas en el país suramericano.
La droga, desarrollada por primera vez en 1959 como un anestésico intravenoso, fue diseñada para aliviar el dolor en pacientes con un diagnóstico; sin embargo, al ser una forma sintética de opioides analgésicos, se infiltró en el mercado ilegal y su popularidad aumentó durante el aislamiento por la pandemia de covid-19 en Estados Unidos, y ahora llegando a países de Latinoamérica.
“Somos el muro de contención de la frontera”, dijo Freddy Bernal, gobernador de Táchira, un estado fronterizo con Colombia, al informar sobre el primer decomiso de esta sustancia en el país. En Bogotá, capital colombiana, ya se habían detectado un par de casos de intoxicación por ingerir dicha droga.
El funcionario del oficialismo aseguró que se fortalecerían las acciones para evitar que el fentanilo continuará expandiéndose en la entidad, o incluso en los países vecinos como lo son Colombia y Brasil.
La Fuerza Armada Nacional Bolivariana había detenido hasta entonces más de 500 personas por tenencia de la conocida “droga zombi” en zonas fronterizas, según cifras oficiales.
La Sociedad Venezolana de Anestesiología emitió un comunicado también en medio de las tensiones sobre el supuesto ingreso al país del fentanilo. En el escrito se especificaba que ya la droga formaba parte de los medicamentos de uso cotidiano en la práctica anestésica desde hace décadas, y que el fentanilo que utilizaban los anestesiólogos era la presentación inyectable, con una dosificación adecuada para el control del dolor.
En ese sentido indicaron que la utilizada por redes de narcotráfico era diferente, y producida en laboratorios clandestinos junto a otras drogas fuertemente adictivas.
Las autoridades no han hecho mayor pronunciamiento desde septiembre.
Los síntomas provocadas tanto por el fentanilo como por otros opioides son pupilas pequeñas, adormecimiento, respiración débil, atragantamiento, piel fría y manchas en labios y uñas.