Pampatar — Una pareja de turistas revisa con detenimiento una bandeja de anillos con perlas cultivadas, típicas de la isla de Margarita, en la región insular de Venezuela. A la joven se le ofrece uno de su talla que puede ser entregado horas después, antes de su vuelo directo entre la entidad venezolana y Moscú. No está tan convencida y se retira de la tienda sin concretar. No es la única que se va con las manos vacías, otro grupo de mujeres, también rusas, ingresan y salen sin una compra.
“Los rusos no gastan aquí. El nacional es nacional”, comenta un vendedor de prendas en Playa Moreno, a unos ocho minutos del centro comercial Costa Azul, donde ocurrió la escena anterior. José, quien no quiso revelar su verdadera identidad, dice que quiere devolverse a su oriundo Barquisimeto, en el occidente venezolano, de dónde salió a Margarita, confiando en la reactivación de uno de los destinos turísticos más atractivos del país.
Está intentando “abrir caja” -como él le llama a un buen día de ventas- con un par de zarcillos de perlas valorados en US$5, en un no tan soleado viernes de agosto. Las visitas al paraíso turístico, declarado recientemente una de las cinco primeras Zonas Económicas Especiales, han mejorado desde la pandemia. Sin embargo, el gasto que invierten en sus recorridos no es similar al que pudo existir décadas atrás.
La perla del Caribe, como se le conoce a una de las islas que constituyen el único estado insular en Venezuela, Nueva Esparta, había sido el destino favorito de franceses, italianos, holandeses, estadounidenses, y por supuesto, locales. La crisis económica en el país, las continuas fallas en los servicios y los riesgos de seguridad para el turista internacional, cambiaron el panorama.
Aun así, la isla se negaba a desaparecer como primera opción para los turistas. En septiembre de 2021, tras un acuerdo cultural entre las autoridades de Rusia y Venezuela, aterrizaron en Porlamar los primeros vuelos con al menos 440 turistas rusos, entre ellos influencers, que a través de paquetes turísticos con operadores rusos de hasta US$2.000 con todo incluido, disfrutarían de algunos días de sol.
Unos meses después arrancó una operación similar, pero con vuelos chárter, para incorporar turistas cubanos en las visitas que impulsaba el gobierno venezolano en la isla. Hasta febrero de este año, la viceministra de Turismo Internacional, Leticia Gómez, aseguró que sumaban más de 5.000 los turistas que llegaban desde La Habana a la isla.
El ministro de Turismo venezolano, Alí Padrón, añadió que entre la población cubana que estaba arribando a Margarita también destacaba algunos empresarios que buscaban efectuar compras tanto en la isla como en Paraguaná, otra Zona Económica Especial, ubicada en el estado Falcón.
Dijo que estos pequeños empresarios estaban gastando en promedio entre US$3.500 y US$5.000 durante su estadía en la isla, apartando el paquete turístico negociado entre operadoras de ambos países, como ocurre igualmente con Rusia.
“Los cubanos porque vienen a comprar, pero en tiendas. Los rusos sí que no dan nada”, insiste Mayela, una masajista en Playa El Yaque, una de las más emblemáticas en la región. Sus servicios rondan entre US$20 y US$50 por masajes de reflexología en cuerpo completo. Asegura que los venezolanos, a pesar de la pérdida en su poder adquisito con un salario mínimo que se ubica en menos de US$5 al mes y un promedio en el sector privado de US$161, son los que más atiende.
Ante estas consideraciones, donde el turista ruso es visto como el que menos invierte en sus recorridos y compras, el presidente de Fedecámaras Nueva Esparta, Jesús Irausquin, explica que tales afirmaciones no son completamente ciertas.
“Si bien llegan a hoteles todo incluido, no es menos cierto que salen, gastan en paseos, compras, gastronomía y entretenimiento. Esto es real y verificable”, apunta Irausquin en contacto con Bloomberg Línea, con un estimado de gasto en la isla por pasajero ruso entre US$350 y US$1.000.
A la fecha se tiene contabilizado que han visitado la isla unos 28.000 turistas rusos desde el 2021. Entre ellos hay un porcentaje de niños. A juicio del empresario, el turista ruso gasta menos que el cubano por la diferencia en sus intereses. “El turismo ruso es de placer, a diferencia del cubano que es de compras. Los rusos realizan las compras tradicionales que son: artesanía, ron, chocolates y café”.
Durante los primeros meses de la operación entre Moscú y Porlamar, el viceministerio de turismo estimaba ingresos por encima de US$170.000 por vuelo. Los comerciantes, por su parte, mostraron poco entusiasmo y es que aseguraban que serían unos pocos hoteles y operadores los que serían beneficiados.
El proyecto que tenía planteado una duración de al menos un año, se ha ido extendiendo. Irausquin, entre tanto, asegura que la alianza ha sido exitosa, considerando que le ha permitido a la isla reflotar luego de la crisis que dejó la pandemia por covid-19, con una coordinación en dos vías.
“La isla ha sido embellecida”, señala Yajaira Ruiz, una lugareña en Los Robles, quien también reconoce que muchas avenidas siguen abandonadas, o algunos sectores se encuentran despoblados luego de que sus habitantes prefirieran migrar hacia la capital venezolana, buscando mejorar sus condiciones económicas ante la falta de oportunidades en Margarita.