Bloomberg Línea — Nicolás Maduro fue proclamado el lunes 29 de julio como presidente electo de Venezuela por el Consejo Nacional Electoral (CNE), en medio de las dudas sobre la transparencia del proceso por parte de la oposición y de la gran mayoría de la comunidad internacional que llevaron a los venezolanos a protestar, mientras el Gobierno se escuda en sus aliados y rompe relaciones diplomáticas con sus adversarios.
La confirmación de la reelección de Maduro por parte del CNE ha llevado a una escalada de la tensión en Latinoamérica y su gobierno ya rompió relaciones diplomáticas con siete países de la región (Argentina, Chile, Costa Rica, Perú, Uruguay, República Dominicana y Panamá), además, el Consejo Permanente de la Organización de Estados Americanos (OEA) abordará los resultados electorales de Venezuela el próximo miércoles 31 de julio.
En medio de la tensión internacional, estallaron las protestas Caracas y varias ciudades del país en rechazo de la reelección de Maduro. María Corina Machado, líder opositora, afirmó que tras la revisión del 73,20% de las actas de escrutinio pudieron establecer que Edmundo González obtuvo 6′275.181 de votos y Nicolás Maduro 2′759.256 en los comicios presidenciales.
Más de 7,7 millones de venezolanos han salido de su país de acuerdo con la Agencia de la ONU para los refugiados. Pero a esta fuga de la fuerza laboral se suman otros factores: la inflación, que llegó en algún momento a ser la más alta de América Latina; la presión internacional a través de sanciones económicas; los bloqueos a la industria petrolera, pieza fundamental de las finanzas del país; y la disputa con Guyana, han dado un giro al terreno sobre el que deberá trabajar quien tome el mando del país.
Bloomberg Línea recopiló los 7 desafíos que marcarán la agenda del gobierno que tome las riendas en enero de 2025, y los retos económicos y sociales con los que deberá luchar para conducir al país a una senda de recuperación:
1. Estabilización de la economía
El académico y analista internacional Roberto Pérez dice a Bloomberg Línea que “Venezuela ha atravesado un verdadero colapso económico en la última década”, con una contracción estimada en el 80% entre 2013 y 2023, basado en cifras del Banco Central de Venezuela y del Fondo Monetario internacional (FMI).
En este contexto, Venezuela además tiene una deuda estimada en unos US$154.000 millones con acreedores extranjeros, incluyendo bonos globales emitidos por el Gobierno, préstamos con organismos multilaterales y varios Estados y juicios legales pendientes, según información de Bloomberg.
“Para el próximo sexenio, el nuevo Gobierno debe asumir una postura que favorezca la inversión extranjera y doméstica en la producción, tanto en el sector de hidrocarburos como en otros sectores competitivos de la economía venezolana”, dijo Roberto Pérez.
Añadió que un desafío clave es atraer inversión (fundamentalmente de entes multilaterales) para rescatar la provisión de servicios como la energía eléctrica, tecnologías digitales, recuperar el servicio de agua, y “sin duda, la seguridad y defensa del territorio”.
La académica venezolana Nastassja Rojas expresó a Bloomberg Línea que el principal desafío económico del país es justamente poder reactivar los sectores productivos y enfocarse en la atracción de la inversión extranjera.
Las proyecciones de organismos como el FMI apuntan a que la economía venezolana crecería este año un 4%, por encima del promedio regional de Latinoamérica, mientras que organismos independientes como el Observatorio de Finanzas (OVF) apuntan a una expansión del PIB del 5%, una previsión que fue recortada por la incertidumbre de las elecciones.
No obstante, “este aumento parte de una base muy baja”, dijo un portavoz del FMI a Bloomberg Línea. De hecho, el país experimentó una contracción del PIB real sin precedentes del 75% entre 2013-2020.
Además, la economía sigue sufriendo por el fenómeno inflacionario y se sitúa en la actualidad en el 68% interanual, según el OVF. El precio de la canasta básica alimentaria en Venezuela, conformada por un grupo de 60 productos, superó los US$550 en junio de este año, a pesar de que el salario mínimo es de apenas unos US$3,5, de acuerdo a cifras del Centro de Documentación y Análisis Social de la Federación Venezolana de Maestros (Cendas-FVM).
El economista jefe en la consultora venezolana Ecoanalítica, Luis Arturo Bárcenas, dice a este medio que otro aspecto fundamental es mejorar el ingreso de los venezolanos y revisar el esquema salarial sin generar desorden fiscal ni que atente contra la inflación: “La estabilidad del precio en Venezuela no es una condición suficiente para promover mayor crecimiento”.
“Venimos de muchos años con un colapso de los ingresos privados, bien sea por la poca capacidad de ajuste que han tenido las empresas del salario, o por la contracción económica que haya generado una menor demanda de trabajadores o por cómo la Administración pública ha basado mucho su política antiinflacionaria a través de recortes o no ajustes del esquema salarial de sus empleados. Y todo este fenómeno se suma el el deterioro en el crédito bancario”, apuntó.
No obstante, la gran interrogante es el tamaño que sigue teniendo el Estado en materia de carga salarial, con cerca de 4 o 5 millones de empleados públicos, según Ecoanalítica.
Ver más: “Hay que respetar la voluntad del pueblo”: Kamala Harris sobre elecciones en Venezuela
Mejorar el esquema salarial de los venezolanos dependerá de la recuperación económica del país, que las empresas tengan mayor capacidad para pagar a sus trabajadores y que estas demanden más empleo, que se reduzca la represión financiera que hoy sufren los bancos potenciando el rol del crédito y que probablemente se haga una revisión de los subsidios, entre otros.
Para Roberto Pérez, un requisito indispensable para “romper con el círculo vicioso de la pobreza de la última década” en el país es mantener las reglas de juego claras en el Estado de derecho.
“Ayudará el levantamiento de las sanciones que pesan sobre las instituciones públicas. Lo esencial es elevar la productividad de las empresas venezolanas, de modo que les permita, primero, abastecer el mercado local, y en el futuro, ir a los mercados internacionales”, apuntó.
A pesar de esto, mientras Nicolás Maduro se mantenga en el poder, las sanciones contra Venezuela podrían reforzarse y mantener al país bloqueado del sistema financiero internacional, según los analistas.
2. Desarrollar las industrias y su economía más allá del petróleo
Repensar el futuro de la economía también es uno de los desafíos para Venezuela en medio de los esfuerzos mundiales para avanzar hacia tecnologías menos dependientes de los hidrocarburos, pero Luis Arturo Bárcenas, de Ecoanalítica, dice que esta fuente de ingresos seguriá siendo relevante para los próximos años.
“Si bien parte de las políticas de estabilización del país abrirían las puertas a que Venezuela acceda a financiamiento internacional de otras fuentes, multilaterales, aliados, etcétera, todavía el país requeriría de PDVSA (firma estatal) como generador de ingresos y de alguna forma como apalancador importante de esas políticas”, añadió.
En todo caso, considera que una nueva Administración debería apuntar a la recuperación de PDVSA más allá de los socios comerciales, ya que por sí sola “no ha podido elevar la producción más allá de los 620.000 barriles al día, y ha sido gracias a Chevron (CVX) y las petroleras europeas. El hecho acá es que el sector petrolero probablemente no va a estar financiado por apoyo multilateral. Sí puede estar financiado por apoyo privado y es aquí donde el nuevo Gobierno tiene que brindar condiciones para que esos capitales entren de forma segura”.
La producción de petróleo en Venezuela, considerado el país con las mayores reservas probadas de crudo del mundo, aumentó un 4,62% entre abril y junio en comparación con el periodo comprendido entre enero y marzo, al pasar de 864.000 barriles por día a 904.000 (bpd), de acuerdo a cifras de un informe de la OPEP.
Las reservas petroleras venezolanas se estiman en los 300.878 millones de barriles.
Ronal Rodríguez, investigador y vocero del Observatorio de Venezuela de la Universidad Rosario, en Colombia, explicó a Bloomberg Línea que uno de los mayores obstáculos del sector es que la industria petrolera venezolana necesita grandes inversiones para recuperarse, y solo Estados Unidos tiene la capacidad de hacerlas.
“Habría que mirar si Estados Unidos tiene la suficiente confianza para hacer esas inversiones, teniendo en cuenta que ya tiene una infraestructura en su país preparada para el procesamiento del petróleo venezolano, pero pues eso también depende de la voluntad que tengan los mismos actores petroleros norteamericanos”, opinó.
Además, Guyana ha emergido como un proveedor de petróleo en la región, ofreciendo un crudo más ligero que le permite competir con Venezuela por la hegemonía petrolera en los próximos diez años. Venezuela ha perdido capacidad en recursos humanos e infraestructura industrial, lo que la deja en desventaja frente a otros proveedores de petróleo en la región.
“El país tiene que prepararse para desarrollar nuevas industrias que sustituyan a la industria petrolera. Para ello debe modernizar y ampliar su sistema financiero e integrarse a las cadenas globales de comercio para que el país pueda llegar finalmente al siglo XXI”, opinó Roberto Pérez, profesor de Macroeconomía del Rosario.
Consideró también que es clave recuperar los equilibrios macroeconómicos interno y externo del país, por lo que se debe adoptar una estrategia de política monetaria dirigida a alcanzar una inflación baja y estable de un dígito. Además, se requiere “un objetivo explícito de inflación que sea fácil de evaluar por el público en sistema bimonetario, dado que el uso del dólar no terminará con un cambio en las políticas macroeconómicas”.
Pérez cree que el tipo de cambio debe ser fluctuante, de forma que permita la acumulación de reservas internacionales para garantizar el pago de compromisos externos, mientras la política fiscal debe perseguir una reducción del déficit primario, a través del aumento de la recaudación tributaria que será posible en un escenario de crecimiento sostenido.
“En este sentido, el país debe pasar por un proceso de privatización de empresas públicas (más de 1.000 empresas nacionalizadas, que en la actualidad tienen una producción estancada o que técnicamente están cerradas) y permitir asociaciones estratégicas que permitan dinamizar su producción”, remató.
Ver más: ¿Qué pasaría en la economía de Venezuela después de las elecciones?
3. Las sanciones internacionales sobre Venezuela y el impacto a la economía
El Gobierno de Nicolás Maduro se ha visto sometido a presiones internacionales y sanciones económicas en los últimos años, que terminaron por derrumbar su economía, ante el impedimento de vender su petróleo en todos los mercados, lo que significaba su principal fuente de ingresos, golpeando también al sector financiero y público.
Uno de los principales desafíos es que las sanciones sean suprimidas, en especial por parte de Estados Unidos, que en abril de este año volvió a imponer sanciones sobre el sector petrolero, las cuales había suprimido por algunos meses en 2023. La decisión se basó en los bloqueos que el oficialismo impuso sobre la oposición para su libre participación en las elecciones de julio de 2024, inhabilitando a María Corina Machado, principal figura de la oposición, y evitando que Corina Yoris, la segunda opción de esta corriente, también se inscribiera.
“Una de las necesidades que se tiene con Venezuela es levantar las sanciones sectoriales. Las sanciones sectoriales no solamente afectan al régimen venezolano, sino a todos los venezolanos. Y para recuperar la economía de Venezuela es necesario levantar esas sanciones. En ese orden de ideas se requiere un trabajo de altísima filigrana para poder manejar y administrar. Ahí está el gran reto para este proceso de transición”, explicó Ronal Rodríguez, de la U. Rosario.
Todo esto, en un contexto en el que aunque se de un cambio en el poder Ejecutivo, los demás poderes del Estado todavía seguirían en manos del oficialismo.
“En el caso de continuar Maduro creo que las sanciones probablemente pueden aumentar. Estados Unidos ya anticipó un poco el tema”, anticipó Nastassja Rojas.
4. ¿Qué pasará con la migración venezolana?
De los 7,7 millones de venezolanos que han abandonado su país en la última década, por lo menos 6,5 millones han sido acogidos en países de América Latina y el caribe. Un millón de ellos han sido solicitantes de asilo de Venezuela en el mundo y 230.000 ya han sido reconocidos como refugiados, de acuerdo con ACNUR.
Los escenarios están divididos. La continuidad de Nicolás Maduro a partir de 2025 podría causar que más personas salgan de Venezuela. Pero no es solo una percepción, entre el 18% y el 22% de la población podría irse del país si Maduro se impone en el poder, según diferentes sondeos.
Sin embargo, una posible llegada de la oposición al poder, que ha defendido en sus pronunciamientos que Edmundo González fue elegido como presidente de Venezuela, tampoco garantizaría un retorno récord de la población venezolana a su país, pues las condiciones económicas siguen sin ser las mejores.
“Muchos desafíos económicos persistirán, por supuesto, y no se podrían cambiar de la noche a la mañana – como reformar instituciones jurídicas, recuperar capacidades en las entidades públicas, y restablecer servicios públicos confiables e infraestructura. Pero sí se puede esperar un impulso económico importante en el escenario de una transición política”, dijo Theodore Kahn, director asociado de Colombia y la Región Andina de la consultora Control Risks, a Bloomberg Línea.
5. Guyana, el Esequibo y una disputa por el petróleo
El Esequibo, Guayana Esequiba o Zona en Reclamación, es un territorio de por lo menos 159.500 kilómetros cuadrados, y en donde viven unas 128.000 personas de los poco más de 800.000 habitantes que tiene la República Cooperativa de Guyana.
Su auge económico de los últimos años, impulsado por la exploración y explotación petrolera costa afuera, han llevado a que Venezuela y Guyana hayan continuado en una disputa legal y territorial por el Esequibo. Guyana, calificado como un ‘Milagro sudamericano’, tendría un crecimiento económico de 33,9% en 2024, de acuerdo con un informe de junio del Fondo Monetario Internacional (FMI).
Pero las tensiones territoriales se han mantenido en lo que va de 2024, figurando como una disputa clave para la administración que tome el mando en 2025. En medio de la 54 Asamblea General de la Organización de Estados Americanos (OEA), realizada en junio pasado en Paraguay, el ministro de Asuntos Exteriores y Cooperación Internacional de la República Cooperativa de Guyana, Hugh Todd, dijo que “las acciones del gobierno venezolano constituyen una violación de los principios fundamentales del Derecho Internacional”.
Para Todd, las estrategias que puso en marcha Venezuela desde inicios de año, con movilización de fuerzas armadas a la frontera, una consulta sobre la anexión del territorio Esequibo a su país en diciembre de 2023, entre otras razones, representan “una amenaza sustancial para la soberanía, la integridad territorial de Guyana, así como para su independencia política y la seguridad del hemisferio”.
Con la presencia de grandes petroleras como Exxon Mobil Corp (XOM) y Chevron Corp (CVX), el Gobierno guyanés ha dicho que la producción del bloque Stabroek podría alcanzar los 1,2 millones de barriles por día a finales de 2027. La fortaleza extractiva le ha dado altos ingresos fiscales al país y lo ha ubicado como el tercero con más reservas totales de crudo, que ascienden a por lo menos 11.000 millones de barriles.
La disputa legal actual se encuentra en la Corte Internacional de Justicia, a la que ambos países han realizado sus aportes legales e históricos, remitiéndose a diferentes tratados y acuerdos, bajo los cuales defienden su propiedad sobre el territorio Esequibo. Los fallos de fondo del tribunal tardarán.
6. Qué viene para las relaciones internacionales
En cuanto a las relaciones internacionales de Venezuela, truncadas por años con una gran parte de Occidente, Ronal Rodríguez, investigador y vocero del Observatorio de Venezuela de la U. Rosario, aseguró que será uno de los principales retos del gobierno que se instale en los próximos meses, pues no se conoce “cuánto del futuro de Venezuela está hipotecado”.
Con esta expresión se refiere a los compromisos a los que ha recurrido Venezuela, en cabeza del chavismo y Maduro, con diferentes potencias extracontinentales como Rusia, China, Turquía e Irán, en busca de aliviar sus finanzas y ante los bloqueos internacionales mencionados.
Sobre un caso hipotético, en el que la oposición validara su cifras y lograra la victoria en las urnas, Rodríguez explicó: “En ese orden de ideas es muy difícil que un gobierno de oposición pueda desconocer los acuerdos que ha llegado con estas potencias o pretender reemplazar ese nivel de acuerdos con potencias occidentales”.
Sin embargo, y pese a la victoria certificada de Maduro por parte del CNE, todavía están en vilo las relaciones con economías cercanas de América Latina, que pueden estar sujetas a cambiar, en especial con Colombia y Brasil, aunque sin caer en un deterioro, pues ha sido evidente la cercanía de Gustavo Petro, presidente de Colombia, y Lula da Silva, presidente de Brasil, con el actual mandatario, Nicolás Maduro.
La comunidad internacional se ha pronunciado de manera notoria sobre el desenlace de las votaciones en Venezuela. Brasil y Colombia, han asegurado que se necesita un conteo transparente de los votos y la verificación de las actas, para así aceptar los resultados, mientras que México, en cabeza de Andrés Manuel López Obrador, otro mandatario cercano a Maduro, dijo que si el CNE aseguraba los resultados, reconocerían la victoria del oficialismo.
Por otra parte, los presidentes de Chile, Costa Rica, Guatemala, Panamá, Uruguay, Argentina y Ecuador, han señalado no reconocer los resultados de unos comicios que no pueden ser verificados por organismos o instituciones sin lazos con el chavismo, rechazando así la reelección de Nicolás Maduro.
El secretario general de la ONU, António Guterres, pidió “transparencia total” en el conteo de votos tras los comicios presidenciales en Venezuela, a través de su portavoz. Además, instó a las autoridades electorales venezolanas a que “publiquen a su debido tiempo los resultados y el desglose por colegios electorales”, puesto que el CNE solo había presentado los datos de un escrutinio parcial, con el 80% de las mesas.
7. ¿Podrá recuperar Venezuela la confianza política?
La Administración venezolana de Nicolás Maduro asumiría un nuevo mandato en medio de una crisis reputacional tras las elecciones y la falta de reconocimiento.
María Corina Machado dijo que la victoria de Edmundo González fue “abrumadora” y anunció acciones “para que prevalezca la soberanía popular. Vamos a defender la verdad”. “Esto no es un fraude más”, manifestó Machado en una rueda de prensa tras conocer los resultados del domingo. Además, declaró a Edmundo González como presidente electo.
Previo a los resultados del CNE, Delsa Solórzano denunció un patrón sistemático del oficialismo para evitar que los testigos electorales tuvieran acceso a las actas de escrutinio en los centros de votación y garantizar la transparencia en los comicios. Solórzano, la testigo principal del comando opositor ante la autoridad electoral, informó que se le prohibió el ingreso a la sala de totalización de los votos del CNE.
Al cierre de la tarde del lunes 29 de julio, la oposición presentó las siguientes cifras sobre las elecciones: con el 73,20% de las actas de escrutinio en sus manos, establecieron que Edmundo González obtuvo 6′275.181 de votos y Nicolás Maduro 2′759.256. Es decir, la diferencia fue de 3′515.925 votos.
El Gobierno tiene el desafío de recuperar la confianza en las instituciones y en los hacedores de política, dijo el economista jefe en la consultora venezolana Ecoanalítica, Luis Arturo Bárcenas.
“Eso se recupera con un cambio institucional que involucre probablemente un relevo gerencial, un cambio de personas más técnicas, en cuanto a la toma de decisiones”, dijo.
En este sentido, se refiere también a las reglas de juego, pues considera que se deben definir objetivos claros de política, con metas claras de inflación y bajo una regla monetaria establecida.
“Uno de los grandes problemas de Venezuela es precisamente esa falta de confianza, que sin importar la cantidad de dólares que hay en la economía, sin importar cuánto se restringe el gasto, todavía estamos expuestos a volver a un escenario de inflación muy crónica, de precios que crecen de forma exponencial, en la medida que tú como gobierno no tengas la capacidad de seguir, por ejemplo, interviniendo en el mercado cambiario o recortar el gasto para generar un mayor flujo de bolívares”, remató.