Bloomberg — La petrolera estatal venezolana no ha pagado ni un centavo a los tenedores de bonos en los últimos cinco años. Sin embargo, los inversionistas que han conservado un título en particular se están preparando para recibir una enorme recompensa.
El bono de Petróleos de Venezuela SA (PDVSA) que venció en 2020 se ha convertido en el único punto brillante dentro de los US$60.000 millones en bonos impagos del gobierno y el sector petrolero de Venezuela. Se negocia a 93 centavos por dólar —y algunos analistas sostienen que tiene margen para subir—, mientras que todos los demás cotizan a menos de 17 centavos.
El precio refleja algo más que el optimismo del mercado. Los bonos se pagarán después de que una filial de Elliott Investment Management ganara a fines del mes pasado la licitación de una de las filiales de PDVSA por US$7.300 millones.
Esto hará que Elliott sea responsable de satisfacer las reclamaciones de los tenedores de bonos, ya que la garantía de los títulos son acciones de una empresa afiliada: la matriz de Citgo Petroleum Corp.
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Representa una inusual victoria para los inversionistas que, de otro modo, habrían visto cómo sus tenencias de deuda venezolana eran golpeadas por años de colapso económico, aislamiento político y la caída de una industria petrolera que proporciona la mayor parte de los ingresos de dólares del país.
Cualquier esperanza de una reestructuración de deuda a gran escala se desvaneció en julio, cuando el presidente Nicolás Maduro hizo la dudosa afirmación de que había ganado las elecciones presidenciales, aislando aún más a su gobierno.
Algunos inversionistas adquirieron los bonos PDVSA 2020 con un enorme descuento. Hace dos años, se negociaban a menos de 20 centavos por dólar.
“Estamos contentos de que por fin haya un acuerdo” para Citgo, dijo Lee Robinson, director de inversiones de Altana Wealth, que lanzó un fondo para recargar deuda venezolana hace unos cuatro años. “Significa que el dinero está ahí para los tenedores de bonos”.
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La cantidad que recibirán ahora depende directamente de Elliott, un inversionista activista con sede en Nueva York fundado por el multimillonario Paul E. Singer. En América Latina, Elliott es quizás más conocido como el acreedor que llevó a Argentina a los tribunales para obtener un pago multimillonario, llegando incluso a confiscar un buque de guerra argentino.
La oferta de Elliott incluye un plan para crear un fondo de garantía para las reclamaciones de los bonistas. Como alternativa, ambas partes podrían negociar un acuerdo.
Elliott y la filial que ganó la licitación, Amber Energy Inc., no respondieron a los mensajes solicitando comentarios.
La victoria de Elliott es el resultado de un complejo proceso legal para encontrar un comprador para la matriz de Citgo, un activo extranjero de propiedad venezolana que opera tres refinerías en Estados Unidos, oleoductos, terminales y canales de distribución de combustible. Los ingresos se destinarán a pagar a una larga lista de acreedores a los que el gobierno venezolano adeuda en conjunto unos US$20.000 millones.
Es probable que algunos acreedores se vayan sin nada. Pero los tenedores de bonos de PDVSA 2020 están en la cima de la pila. Los billetes han subido 2 centavos por dólar desde que Elliott’s emergió como el ganador el mes pasado. Las notas subieron el lunes, según datos indicativos de precios recopilados por Bloomberg.
Los analistas de Barclays Plc. y EMFI Securities recomiendan a los clientes comprar los bonos, aduciendo un mayor potencial alcista. Jason Keene, estratega de crédito soberano de Barclays, calcula que el valor de la deuda asciende a US$2.600 millones, si se incluyen los intereses devengados. A finales de septiembre, el valor de mercado de los títulos rondaba los US$1.530 millones.
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Si bien en los documentos presentados ante el tribunal “se detallan los planes para depositar efectivo suficiente a la espera del resultado del litigio de Nueva York, creemos que las partes pertinentes se verán incentivadas a llegar a un acuerdo antes del cierre”, escribió Keene en una nota.
Proceso judicial
Todavía tiene que desarrollarse un proceso legal antes de que se lleve a cabo la venta. El juez Leonard Stark canceló una audiencia de venta en noviembre después de que otros postores registraron quejas sobre la falta de transparencia en el proceso. Aún no hay una nueva fecha, lo que sugiere que necesita tiempo para procesar las apelaciones, escribieron analistas de Oppenheimer & Co. en una nota.
Además, algunos acreedores han decidido llevar sus reclamaciones a otros tribunales, tratando de eludir el proceso de venta. La oferta de Elliott está supeditada al bloqueo de esas demandas adicionales, según un escrito del magistrado especial designado por el tribunal para supervisar el proceso de venta.
A pesar del retraso, inversionistas como Francesco Marani, de la firma de inversiones boutique Auriga, afirman que se vislumbra un resultado, incluso mientras el resto de la deuda venezolana languidece.
“Esto va a tener una resolución más rápida que la deuda no garantizada de PDVSA y los soberanos, que solo se moverán en el caso de una reestructuración”, indicó.
(Actualiza con el movimiento de los bonos en el 11º párrafo, el comentario de los analistas en el 14º.)
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