Bloomberg Línea — Esequibo, Guayana Esequiba o Zona en Reclamación. Bajo estos tres títulos se habla de un territorio de por lo menos 159.500 kilómetros cuadrados, y en donde viven unas 128.000 personas de los poco más de 800.000 habitantes que tiene la República Cooperativa de Guyana.
Esa región, rica en recursos naturales y ecosistemas se ha mantenido en una disputa fronteriza entre Guyana y Venezuela por decenas de años, atravesando tratados y acuerdos internacionales que no se han cumplido o simplemente no han dado una respuesta que dé por terminadas las reclamaciones de ambos países.
El Esequibo es una próspera zona mineral y forestal, y representa dos tercios de la extensión total de Guyana, el país que ahora administra esa región. Pero no se trata solo de petróleo y gas, fuentes que sustentan la actual economía del joven país y que lo ha llevado a obtener el nombre de ‘milagro sudamericano’, por el alto crecimiento económico de los últimos años. Aquí le explicamos qué está en juego.
Qué riquezas y qué recursos naturales tiene el Esequibo
Fue el ‘boom’ petrolero de 2015, cuando ExxonMobil encontró amplias reservas de petróleo costa afuera, el que desencadenó la tensión reciente con Venezuela. Pero el Esequibo esconde otras riquezas.
El macizo Guayanés está delimitado casi por completo por los ríos Cuyuní y Esequibo, encerrando recursos naturales estratégicos.
La Fundación Vitalis recoge que el territorio Esequibo está caracterizado por una geografía distintiva que lo hace poseer condiciones físico-naturales especiales. Esto, por una parte, lo convierte en un espacio con una gran variedad de especies de flora y fauna, algunas de ellas endémicas de la zona, por lo que no se consiguen en ninguna otra parte del planeta. Sin embargo, enfatiza en que la falta de estudios científicos en algunas de sus regiones, impiden cuantificar con precisión sus índices de biodiversidad.
En diálogo con Bloomberg Línea, Cecilia Gómez Miliani, líder global en Gestión de Contenidos Digitales de la Fundación Vitalis y directora de Vitalis Academy, dijo que en el Esequibo predomina la vegetación arbórea, abundando especies con un altísimo potencial forestal.
“Al estar asentado en de los suelos más antiguos del planeta, el Esequibo cuenta con reservas de bauxita, oro, diamantes y manganeso, sospechándose de importantes reservas de uranio. La parte norte de esta región tiene potencial agrícola, de donde se abastece la población del país”, explicó.
En cuanto a la explotación de los recursos en la región, Gómez explica que la explotación petrolera inició en firme en 2017, pero que hay estudios que soportan un aumento del 34% en la actividad minera dentro de la zona entre 2014 y 2022 con concesiones otorgadas a pequeños y medianos mineros.
Además, se conoció que en las últimas dos décadas inició la construcción de una represa en el Alto Mazaruní. Para la ONG, los ecosistemas contenidos en el Esequibo, que son muy frágiles, estarían en riesgo, pues los proyectos de explotación forestal e hidroeléctricos implican grandes alteraciones del entorno para poder llevarse a cabo. Esto podría generar pérdida de especies endémicas y alteración en los ciclos naturales.
Es por esto que para Vitalis se hace necesaria la aplicación de las normativas de protección para los ecosistemas en el Esequibo, pues la conveniencia de estos proyectos deben estar supeditadas a la realización de los estudios de impacto ambiental, a fin de evaluar las medidas de prevención y mitigación a tomar en cuenta, e incluso la no ejecución de los proyectos.
“En este tema, que parece más geopolítico que ambiental, es esencial un enfoque integrado para la administración de los recursos en la región del Esequibo para garantizar la sostenibilidad ambiental, la conservación de la biodiversidad y el bienestar a largo plazo de las comunidades locales. Este enfoque no solo beneficia a Guyana y Venezuela, sino que también contribuye al bien común y a la protección de un patrimonio natural valioso globalmente”, agregó Diego Díaz Martín, director general para las Américas de Vitalis, en respuesta a Bloomberg Línea.
¿Cuál es el conflicto entre Venezuela y Guyana?
Estas dos naciones sudamericanas basan la reclamación del territorio en dos frentes: la República de Guyana usa como referente un límite territorial establecido en 1899 en una corte de arbitraje en París, y Venezuela alega que es el Acuerdo de Ginebra, firmado en 1966 con Reino Unido, el que establece las bases para una solución negociada, desconociendo el laudo anterior.
Algunos siglos atrás, la región del Esequibo fue controlada por el imperio español, después por el holandés y posteriormente por el imperio Británico, al que en 1899 se le adjudicó el territorio por medio de un arbitraje en una corte de París. Venezuela no compartió esta decisión.
Para desconocer el laudo arbitral, Venezuela se basa en una evidencia: en 1949 se publicó un documento póstumo en el American Journal of International Law escrito por Severo Mallet-Povost, quien asesoró a Venezuela en el tribunal, y en el que se indicaba que el presidente del tribunal arbitral de París había coaccionado a varios miembros para que dirigieran su decisión final a favor del imperio Británico. Fue así como en 1962 el país sudamericano dejó de acatar el arbitraje.
Tan solo unos años después, en 1966, se firmó el Acuerdo de Ginebra, producto de negociaciones de tres años y por medio del cual se buscó resolver la controversia entre Venezuela y el Reino Unido de Gran Bretaña sobre las fronteras entre Venezuela y la Guayana Británica. Ese acuerdo, firmado el mismo año en que la República de Guyana se independizó de Reino Unido, fijó un plazo de cuatro años para llegar a un acuerdo en la disputa, o de lo contrario se elegiría uno de los medios de arreglo de conflictos previstos en el artículo 33 de la Carta de las Naciones Unidas.
A partir de 1970, y sin solución a la vista, se suspendieron por 12 años algunos efectos del Acuerdo de Ginebra a través del Protocolo de Puerto España, mientras ambas naciones seguían buscando una solución. Y aunque desde ese momento Venezuela ha propuesto negociaciones bilaterales, como sucedió recién en octubre de 2023, Guyana se negó y propuso, desde inicios de 1980, llevar el asunto a la Corte Internacional de Justicia (CIJ), instancia jurídica que solo se consolidó en 2018, y en la que Guyana se remonta al laudo arbitral de finales del siglo XIX.
¿La República de Guyana fue subestimada por Venezuela?
Desde que el caso llegó a la CIJ, tras varias décadas de mediaciones por parte la ONU y sin que Guyana consolidara los esfuerzos de llegar al tribunal de La Haya, el gobierno venezolano se ha reafirmado en que la solución es el Acuerdo de Ginebra.
Sin embargo, para Ricardo Salvador de Toma-García, doctor en Estudios Estratégicos Internacionales, con experiencia en el territorio Esequibo, Venezuela perdió “oportunidades extraordinarias” para procesos de negociación derivadas de políticas de integración económica y cultural, y de cooperación que estaban siendo implementadas en el gobierno de Hugo Chávez.
Pero eso no fue así. “El gobierno de Hugo Chávez subestimó la capacidad de actuación de la Cancillería Guyanesa, postergaron indefinidamente ciertas situaciones, pero además fueron tan permisivos que acabaron siendo perniciosos, eclipsaron el interés nacional. En el año 2004, el presidente Hugo Chávez, desde Georgetown, manifestó ante el Jefe de Estado de Guyana que Venezuela no sería un obstáculo para que el gobierno otorgase concesiones en el área, siempre y cuando ocasionasen el beneficio de los habitantes del área”, dijo Salvador a Bloomberg Línea.
Y aunque la declaración involucraba proyectos de agua y desarrollo agrícola, fue interpretada por Guyana, como muchas otras declaraciones de Chávez, como “mecanismos de cesión solidaria”. “Al no producirse declaraciones de oposición o que aclararan determinadas intenciones, gobiernos como el de Guyana entendían que era un tipo de cesión y continuaban incrementando la distribución de las concesiones”, añadió.
Y aunque no señala que Venezuela haya perdido la oportunidad de enfrentar el tema en los tribunales, o de llegar a una solución que hace años hubiera sido diferente, explica que el momento geopolítico de la reclamación, de desarrollo de estrategias geoeconómicas “se perdió”.
Un referendo consultivo sobre el Esequibo, la reciente estrategia de Venezuela
En un panorama que ya tiene muchos matices, el gobierno de Nicolás Maduro decidió sumar uno más: realizar un referendo consultivo de cinco preguntas y de participación masiva en el que se cuestionan temas complejos y de fondo, como si se rechaza el Laudo Arbitral de París de 1899 -que no favorece a Venezuela- y si se está de acuerdo con la posición de Venezuela de no reconocer la jurisdicción de la Corte Internacional de Justicia, a la que acudió Guyana en 2018.
Ricardo Salvador de Toma-García hizo serios reparos sobre esta estrategia del actual gobierno venezolano. “Parece que la reclamación no ha sido comprendida por el gobierno, porque en vez de responder adecuadamente y preparar un caso y defender los intereses del Estado, en las instancias de la CIJ, el gobierno ahora comienza a desarrollar otro tipo de actuaciones, invocando cuestiones geopolíticas”, señaló a Bloomberg Línea.
El pasado 19 de noviembre, el Consejo Nacional Electoral de Venezuela realizó un simulacro del referendo, y sus resultados fueron “exitosos” y con una asistencia histórica en este tipo de ejercicios, según comunicaciones oficiales.
La asistencia a las urnas será el 3 de diciembre, y cifras recientes de la firma Dataviva muestran una intención de voto en el referendo del 68,88%, mientras que el 31,12% de los consultados dijo no querer participar. Para este ejercicio democrático hay 20,6 millones de ciudadanos inscritos y habilitados.
Pero para el doctor en Estudios Estratégicos Internacionales y también magíster en Sociedad y Fronteras, el referendo consultivo parece “una transferencia de la responsabilidad de la alta política exterior de Venezuela a habitantes que no necesariamente son conocedores de asuntos del derecho internacional”.
Y más allá de los resultados del referendo, que pueden terminar siendo favorables o no para Venezuela, Salvador explica que la CIJ emitirá en un futuro una sentencia, con la participación o no del Estado venezolano en el proceso, y dicha sentencia tendrá “efectos vinculantes”.
El tono de la discusión se recrudece en el conflicto entre Venezuela y Guyana
Entre septiembre y octubre pasados, hubo un nuevo intercambio de declaraciones entre Guyana y Venezuela, en medio de esta disputa territorial.
El pasado 25 de septiembre, el presidente Nicolás Maduro invitó a su homólogo de Guyana, Irfaan Ali, a entablar negociaciones bilaterales para poner fin a la disputa que existe por la Guayana Esequiba.
Pero tan solo días después, el gobierno de Ali dijo en un comunicado que la controversia tendrá que resolverse en la CIJ, negando un diálogo y rechazando las acusaciones de la administración de Maduro en las que se dijo que Guyana se había convertido en “títere” de las empresas petroleras y en una base militar de Estados Unidos para “amenazar a Venezuela”.
Fue así como la embajadora de Guyana en la ONU, Carolyn Rodrigues-Birkett, expresó en la 78 Asamblea General de este organismo, que “si Venezuela realmente cree que la mejor, o la única, manera de resolver la controversia es mediante la adhesión al Acuerdo de Ginebra de 1966, entonces debe adherirse a ese Acuerdo y presentar su caso ante la CIJ, y aceptar la decisión de la Corte cuando se emita”.
Ante las negaciones para llegar a un acuerdo por fuera de la CIJ, las altas autoridades venezolanas emitieron un nuevo comunicado en el que tildaron al gobierno de Guyana de “subalterno” y “rehén de la transnacional Exxon Mobil, la cual le prohíbe retomar el diálogo soberano con Venezuela y encontrar el camino diplomático para resolver la controversia territorial de la Guayana Esequiba”.
Así mismo, la administración venezolana reiteró que no reconocerá las determinaciones del tribunal con sede en La Haya: “La República Bolivariana de Venezuela reitera que no reconoce el mecanismo judicial como medio de resolución de la controversia, ya que este excluye la naturaleza y objeto del Acuerdo de Ginebra que debe alcanzar una solución práctica y satisfactoria para ambas Partes mediante”.
La CIJ, hasta el momento, no ha tomado nuevas determinaciones y las fechas de las audiencias tampoco han sido fijadas.