El reciente triunfo electoral de Yamandú Orsi, un político moderado y miembro de la coalición de izquierda Frente Amplio, abre un nuevo capítulo político en Uruguay, aunque la expectativa es de estabilidad institucional y económica. Según un informe reciente de Fitch Ratings, su mandato probablemente no implicará cambios drásticos en las políticas públicas y tampoco se esperan medidas audaces para abordar los principales desafíos fiscales y de crecimiento que enfrenta el país.
El estudio publicado por Fitch destaca que la continuidad en las políticas es clave para mantener la calificación soberana de ‘BBB’. Los avances en áreas como la desinflación y la institucionalidad fiscal han sido elementos fundamentales para alcanzar esta calificación. Sin embargo, la falta de reformas estructurales podría limitar el margen de maniobra de la administración frente a desafíos persistentes.
Restricciones fiscales en el horizonte
El panorama fiscal representa uno de los mayores retos para el gobierno entrante. Según el documento, el déficit del gobierno central se situó en torno al 3,4% del PIB en 2024, una estabilidad que se debió parcialmente a ingresos extraordinarios equivalentes al 0,5% del PIB provenientes de empresas estatales. Fitch proyecta que el déficit podría incrementarse al 3,7% en 2025, lo que, junto con el impacto de bonos indexados a la inflación y salarios, contribuiría a un aumento sostenido de la relación deuda/PIB.
Con una deuda pública proyectada en 66,3% del PIB para 2024, por encima de la mediana del 55,8% de países con calificación ‘BBB’, Fitch señala que reducir el déficit será un desafío complejo. El gasto social, al que Orsi ha prometido dar prioridad, domina el presupuesto, dejando poco margen para recortar gastos operativos e inversiones.
Impuestos y presupuesto quinquenal
El informe menciona que el Frente Amplio ha propuesto cambios en el sistema impositivo para mejorar la progresividad y cumplir con estándares como el “impuesto mínimo global”. Sin embargo, declaraciones del presidente electo al final de la campaña descartan incrementos en la carga tributaria, lo que genera incertidumbre sobre la capacidad de su administración para implementar medidas significativas de aumento de ingresos. La presentación del presupuesto quinquenal en 2025 será un momento crucial para conocer el enfoque del nuevo gobierno.
Crecimiento económico estancado
El documento también resalta que el desempeño económico de Uruguay ha sido débil en los últimos años. El crecimiento promedio desde 2019 ha sido del 1,2%, por debajo de la mediana regional del 2,4%. Esta situación se explica, en parte, por la conclusión de un importante proyecto de celulosa y el impacto de la pandemia de Covid-19. En el segundo trimestre de 2024, la inversión alcanzó un mínimo del 16% del PIB, lo que refleja un entorno poco favorable para nuevos desarrollos.
A pesar de estas cifras, Orsi ha expresado su intención de impulsar el crecimiento a través de inversiones en infraestructura y digitalización. Sin embargo, Fitch advierte que no se han delineado reformas sustanciales para enfrentar problemas estructurales como los altos costos de producción y la limitada apertura comercial, lo que podría limitar el crecimiento a mediano plazo a un modesto 2%.
Avances en desinflación y política monetaria
Por otro lado, el informe de Fitch destaca los avances en la reducción de la inflación. La tasa actual del 5,0% y las expectativas inflacionarias de 5,8% se sitúan dentro del rango objetivo del gobierno por primera vez en muchos años. Este progreso, atribuido a una política monetaria restrictiva y a la apreciación del peso, se considera un logro significativo.
A partir de marzo de 2025, el Banco Central de Uruguay estará bajo una nueva dirección, lo que podría introducir algunos cambios en la política monetaria. Sin embargo, el estudio indica que es improbable que la administración saliente o la entrante comprometan los avances alcanzados en desinflación, dada la importancia de mantener la estabilidad económica.
Institucionalidad fiscal y pensiones
En términos de institucionalidad fiscal, Fitch valora positivamente la regla fiscal implementada en 2020, que aunque no ha reducido significativamente el déficit, ha mejorado la transparencia y la rendición de cuentas. El gobierno de Orsi planea mantener esta herramienta con posibles ajustes.
Otro aspecto destacado por el informe es el rechazo, en octubre pasado, a un referéndum sobre pensiones, lo que permitió preservar una reforma de 2023 crucial para la sostenibilidad fiscal a largo plazo. Si bien Orsi ha manifestado interés en abrir un “diálogo nacional” sobre el tema, Fitch considera que no se esperan cambios importantes ni medidas que pongan en riesgo las finanzas públicas.
Perspectivas generales
Con un Congreso dividido, donde el Frente Amplio logró mayoría en el Senado pero no en la Cámara Baja, la administración de Orsi deberá negociar con partidos más pequeños para avanzar en su agenda legislativa. Este escenario favorece a un enfoque centrista en las políticas públicas, pero también limita la posibilidad de implementar reformas profundas que puedan alterar significativamente el rumbo económico.
En conclusión, Fitch Ratings señala que Uruguay enfrenta un futuro político marcado por la continuidad y la cautela, con desafíos fiscales y de crecimiento que requerirán medidas equilibradas y consensuadas. Aunque los avances recientes en estabilidad económica ofrecen un punto de partida sólido, los límites estructurales y las restricciones presupuestarias podrían definir los alcances de la nueva administración.