Bloomberg Línea — La relación entre Estados Unidos y Latinoamérica podría reconfigurarse con el regreso de Donald Trump a la Casa Blanca. Aunque el vínculo entre la mayor economía del mundo y la región debería ser “excelente”, como aseguró el mandatario, lo cierto es que sus primeras palabras tras su retorno al poder generan incertidumbre.
“Ellos nos necesitan mucho más que nosotros a ellos. Nosotros no los necesitamos a ellos”, dijo el mandatario, haciendo referencia a Latinoamérica durante una conversación con los periodistas en la Oficina Oval, en la primera noche de su segundo periodo presidencial.
Las palabras de Trump dejan entrever que, contrario a lo que algunos imaginaban, estrechar los lazos con la región no será una de sus prioridades. Sin embargo, todo tiene su contraste.
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El 47.° presidente de los Estados Unidos invitó a su investidura a tres mandatarios latinoamericanos afines a su ideología política, algo sin precedentes, puesto que usualmente no se invita a jefes de Estado extranjeros a este tipo de eventos.
Se trata del argentino Javier Milei y el acuatoriano Daniel Noboa, que incluso lo acompañaron al primer punto del programa el 20 de enero, una misa en la iglesia de iglesia de St. John. También invitó al salvadoreño Nayib Bukele, aunque finalmente no asistió.
Los primeros anuncios de Trump en torno a Latam
En principio, el país latinoamericano con más incertidumbre tras el comienzo del segundo periodo presidencial de Trump será México, al que le dedicó algunos apartados de su discurso inaugural y durante la firma de órdenes ejecutivas en la Oficina Oval.
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A juicio de Trump, México no está haciendo lo suficiente para contener la migración irregular y el tráfico de drogas, concretamente del fentanilo, razón por la que volvió a amenazar con imponer un arancel del 25% de la misma manera en que lo hizo en campaña; lo mismo a Canadá. Con ambos sostiene un tratado de libre comercio, T-MEC, que deberá ser renegociado en 2026.
“Estamos pensando en términos de un 25% sobre México y Canadá, porque están permitiendo que un gran número de personas” crucen la frontera, dijo Trump en el Despacho Oval el lunes por la noche.
Y brindó una fecha tentativa: “Creo que lo haremos el 1 de febrero”.
Ya antes, en su discurso inaugural, había tocado el tema de los aranceles a los países vecinos, solo que sin brindar mayores detalles.
“En vez de poner impuestos a nuestras ciudades, pondremos impuestos a otros países para enriquecernos”, expuso desde el Capitolio, minutos después de ser juramentado.
Trump además firmó una orden ejecutiva para declarar emergencia nacional al sur del país, en la frontera con México, para poner freno a los migrantes indocumentados. Y suspendió la aplicación CBP, a través de la cual los extranjeros solicitaban asilo político para ingresar legalmente a los Estados Unidos.
“Se detendrá inmediatamente toda entrada ilegal, y comenzaremos el proceso de devolver a millones y millones de extranjeros criminales a los lugares de donde vinieron. Pondré fin a la práctica de captura y liberación, y enviaré tropas a la frontera sur para repeler la desastrosa invasión de nuestro país”, expuso en su discurso inaugural.
“Vamos a restablecer mi política de quédense en México. También vamos a designar a los cárteles como organizaciones terroristas extranjeras”, agregó.
En sus primeras horas como presidente, Trump aprovechó para ratificar que Estados Unidos buscará retomar el control del Canal de Panamá, que desde hace 25 años está en manos del país centroamericano.
La declaración condujo a una respuesta formal de su homólogo panameño, José Raúl Mulino: “El Canal es y seguirá siendo de Panamá y su administración seguirá estando bajo control panameño”.