Sector construcción de Perú sufre: habría caído cerca de 10% al primer semestre

El retroceso de la inversión privada en Perú está arrastrando con mayor fuerza que la esperada a la autoconstrucción. El segundo semestre de este año podría darse una mejora

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Lima — Mientras la inversión privada peruana se contrae, algunos sectores de la economía se ven más afectados que otros. Es el caso del sector construcción, que entre enero y mayo de este 2023 se contrajo un 10% en comparación al mismo período del 2022; y que también estaría cerca de cerrar el semestre con una caída a doble dígito.

El área de Estudios Económicos de Scotiabank enfatizó que el resultado de los primeros cinco meses del año estuvo “por debajo de lo que esperábamos”, mostrando una debilidad mayor en medio de una economía que pierde su brillo y una demanda interna que permanece golpeada.

De acuerdo a Carlos Asmat, analista senior económico de Scotiabank, para el resultado del rubro construcción fue clave la fuerte caída de la inversión privada en el segmento de autoconstrucción, con el consumo de cemento retrocediendo un 15% en el período analizado. Aunque el Índice de Avance Físico de Obras (IAFO) creció 11%, no pudo compensar el retroceso de otros indicadores.

“Con ello, el sector construcción habría cerrado el primer semestre con una caída ligeramente por debajo al 10%, dado que, si bien estimamos que en junio el sector construcción haya mostrado una contracción, ésta sería menor a la de meses anteriores”, precisó Asmat.

La menor actividad constructora del sector privado y en especial de la autoconstrucción es un factor determinante para el retroceso en todo el sector: esta representa entre el 60% y 70% de la demanda local de cemento. Y la respuesta a esa caída está en gran parte en los hechos ocurridos durante los primeros dos meses en Perú, cuando una serie de protestas sociales llevaron a que se paralicen las actividades en algunas regiones al sur y centro del Perú.

“A ello se sumó las condiciones climáticas adversas asociadas al ciclón Yaku, que afectó la distribución de materiales de construcción en el norte del país durante el mes de marzo. Adicionalmente, se sumaron restricciones en el presupuesto de las familias debido al alza en el precio de los alimentos y de los materiales de construcción, lo que junto a la ausencia de ingresos extraordinarios –como la disponibilidad de AFP y CTS– impidieron sostener el nivel de gasto en remodelación y ampliación de viviendas registrado en el 2021 y 2022″, explicó Asmat.

Algo que ha ayudado –en parte– al sector construcción en los primeros cinco meses del 2023 es la actividad inmobiliaria, dado que la venta de viviendas nuevas creció un 6% en Lima, y la venta de viviendas sociales creció 12% en el mismo lapso. A ello se suma la inversión pública en construcción: ambos factores no han logrado evitar la caída del rubro, pero acotaron el retroceso.

“Para junio esperamos una mejora relativa del sector construcción, dado que, si bien el despacho local de cemento cayó 13%, según la Asociación de Productores de Cemento (Asocem), la inversión pública en construcción –el índice de avance físico de obras (IAFO)– habría crecido 12%, según cifras adelantadas del Ministerio de Economía”, detalló Asmat.

Si se cumple el pronóstico de Scotiabank de que el sector construcción caería menos de 11% en junio, se mantiene la expectativa de una caída menor a 10% durante el primer semestre.

Al cierre del 2023 prevemos que el sector construcción se contraiga alrededor de 3%, aunque nuestra proyección tiene sesgo a la baja, tomando en cuenta que estimamos que el sector habría caído cerca de 10% durante el primer semestre”, anotó Asmat.

La importancia del consumo de cemento y el impacto de las protestas

Considerando que hasta el 70% de la demanda de cemento en el mercado peruano va hacia labores de autoconstrucción, una actividad bastante golpeada en lo que va del año, Asmat remarcó que los despachos de cemento en la zona sur del país cayeron 21% entre enero y mayo de este año respecto al mismo periodo del 2022. Además, la caída más pronunciada en la variación anual de despacho de cemento se registró en enero de este año cuando anotó -41%; lo cual evidenció el fuerte impacto de las protestas sociales y la crisis política en esta actividad a principios de año.

Según Asmat, a raíz de los bloqueos se vio impactada la distribución de cemento y se retrajo la demanda de este insumo. “Si bien la demanda fue recuperándose, recién en mayo, la cifra de caída fue de una sola cifra (caída de -8% en mayo del 2023)”, dijo el economista.

Mientras tanto, al norte del país se mantuvo el impacto negativo de los despachos de cemento que iniciaron en 2022, luego de que el 2021 se dio la demanda de cemento más alta en términos históricos en esta zona. Así, los despachos de cemento entre enero y mayo de este año fue de 18% respecto al mismo período del 2022.

Para Asmat, también hubo impacto en el transporte del insumo por las protestas sociales de enero y febrero, mientras que la caída más alta en la variación anual de despacho de cemento se registró entre los meses de marzo y abril “debido a la aparición del ciclón Yaku -lluvias intensas y desborde de ríos afectaron el transporte de cemento-, sumado al deterioro de la capacidad adquisitiva de la población”.

Segundo semestre y cierre del 2023

El área de Estudios Económicos de Scotiabank prevé que entre julio y diciembre de este año habrá una “relativa mejora” para el sector ante la recuperación gradual de la inversión privada, en línea con la potencial mejora de las expectativas empresariales. También impactaría positivamente la ejecución de obras de prevención ante la prevista llegada del Fenómeno El Niño Global; y el escenario más positivo apunta a que no se registren nuevas protestas sociales como las que afectaron la evolución del sector en el primer bimestre.

Pese a ello, el sector seguiría cerrando el año en rojo para la construcción peruana.

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