Bloomberg Línea — El expresidente de Perú Alberto Fujimori falleció este 11 de septiembre a los 86 años tras padecer un cáncer por largo tiempo. Así lo confirmó su hija Keiko en su cuenta de X:
Quién fue Fujimori
Pocos mandatarios latinoamericanos han podido dividir a un país durante más de tres décadas como lo hizo Alberto Fujimori en Perú. Desde su aparición política en 1990 hasta su muerte, este 11 de septiembre, en la sociedad han permanecido dos versiones opuestas sobre quien llegó tres veces a la presidencia: la del sujeto que salió del anonimato para salvar la nación de un colapso económico, pero también para poner mano dura a los grupos armados, y la de un político que, además de abusar de las instituciones para mantenerse en el poder, cometió graves violaciones a los derechos humanos.
Fujimori o “el chino”, como se le conocía por sus rasgos orientales, fue el hijo de dos japoneses radicados en Lima y provenientes de Kamachi, una humilde aldea en Japón. Nació en 28 de julio de 1938 en la capital peruana y desde joven deslumbró como estudiante, no solo en las escuelas públicas a las que asistió, sino en su licenciatura en Ingeniería Agrónoma. Incluso en su maestría en matemáticas, que le permitió convertirse en docente universitario.
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Pero el país solo conoció a Fujimori previo a las elecciones presidenciales de 1990, a las que decidió aspirar aprovechando que los partidos tradicionales estaban perdiendo legitimidad y en las que venció a una de las figuras más representativas de literatura latinoamericana: Mario Vargas Llosa.
La primera presidencia de Fujimori estuvo marcada por el autogolpe de Estado que propinó el 5 de abril de 1992, cuando decretó una ley para disolver el Congreso Nacional, el Tribunal de Garantías Constitucionales y el Consejo Nacional de la Magistratura. ¿Para qué? Para contrarrestar a los opositores que no estaban de acuerdo con el plan anti-inflacionario que él había ideado para recuperar la economía del país, acción por la que se le comenzó a señalar de autócrata y que años después fue comparada con el autogolpe de Estado de Pedro Castillo.
Ese, sin embargo, no fue el único momento oscuro durante el primer periodo presidencial de Fujimori. El exmandatario fue juzgado como autor intelectual de dos masacres: la primera fue la de Barrios Altos, perpetrada el 3 de noviembre de 1991 por el grupo militar encubierto Colina, en la que fueron asesinados 15 civiles que departían en una fiesta, y la segunda fue la de La Cantuta, ejecutada el 18 de julio de 1992, en la que desparecieron forzosamente a nueve estudiantes y un profesor universitario.
Por la comisión de crímenes de lesa humanidad, Alberto Fujimori fue condenado a 25 años de cárcel, de los que finalmente pagó 14, debido a que el Tribunal Constitucional de Perú decidió dejarlo en libertad el 6 de diciembre de 2023. Previo a ello, en 2017, el expresidente Pedro Pablo Kuczynski le había dado un indulto, argumentando que “el chino” padecía una “enfermedad progresiva, degenerativa e incurable”, si bien la justicia le dio reversa a la decisión tiempo después, tras comprobar que fue otorgado en medio de un acuerdo político.
El segundo y el tercer periodo presidencial
El segundo y el tercer periodo presidencial de Alberto Fujimori tampoco estuvieron exentos de polémicas.
En el segundo mandato hubo un hecho en particular que aún se recuerda: el secuestro de 72 civiles realizado por el grupo guerrillero Movimiento Revolucionario Túpac Amaru (MRTA), que se extendió durante 126 días debido a que Fujimori se negó a atender sus peticiones.
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Bajo una estrategia de ‘mano dura’, el otrora presidente peruano ordenó un operativo militar que desencadenó la liberación de 71 secuestrados y la muerte de uno, además de la baja a 14 guerrilleros, a los que se sumaron los fallecimientos de dos miembros del equipo de rescate.
Su tercera elección presidencial fue la gota que rebozó la copa. Primero, porque fue considerada inconstitucional, debido a que la carta magna del país permitía la reelección en dos periodos consecutivos, y Fujimori quería a toda costa uno más. Segundo, porque su mano derecha, Vladimiro Montesinos —jefe del servicio de Inteligencia y reconocido internacionalmente por su labores de espionaje para desarticular los movimientos guerrilleros en Perú, el MRTA y el Sendero Luminoso, pero también por hechos de corrupción— fue sorprendido entregando dinero a un congresista opositor, en el año 2000.
En ese contexto, menos de dos meses de haberse posesionado como presidente por tercera ocasión, Fujimori convocó a unas nuevas elecciones. Después, huyó de su país rumbo a Japón, donde se le concedió la nacionalidad, anunció un paso al costado como jefe de Estado del Perú y permaneció hasta 2005.
Fujimori, no obstante, estaba dispuesto a generar una controversia más: expresar su intención de aspirar a la presidencia del Perú por cuarta vez, candidatura que el Tribunal Constitucional desestimó debido a una inhabilitación para ocupar cargos públicos proferida por el Congreso y, como si fuera poco, por los procesos legales en su contra por crímenes de lesa humanidad.
El comienzo del fin de Fujimori data de noviembre de 2005, cuando aterrizó para vivir en Chile, y avanzó en septiembre de 2007, cuando el país austral aprobó su extradición a Perú, donde fue detenido.
A Fujimori, que falleció en medio de una lucha infructuosa contra el cáncer, también se le abrió un proceso judicial por, al parecer, ordenar esterilizaciones a más de 270.000 mujeres y 22.000 hombres en Perú contra su voluntad, como parte de una estrategia para controlar la natalidad en las poblaciones pobres del país.
(*) Actualizada a las 20:00 ET con tuit de Keiko Fujimori.