Bloomberg Línea — Los migrantes venezolanos contribuirán con US$530 millones a la economía peruana en 2024, según una proyección de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) que fue presentada este 12 de diciembre en Lima.
La proyección fue incluida en el estudio Análisis exploratorio de la contribución fiscal y económica de la migración venezolana en Perú, que busca evidenciar el aporte de esta población al país, de la misma manera en que otros informes han expuesto su impacto en el resto de Latinoamérica.
“Por ejemplo, los venezolanos contribuyeron con US$529 millones a la economía colombiana en 2023, en tanto que los emprendedores de Venezuela han invertido más de US$1.000 millones de dólares en Panamá en la década pasada, creando cerca de 40.000 puestos de trabajo que fueron ocupados por panameños”, sustenta la OIM.
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El análisis prevé que el 1,35% de los ingresos totales impositivos de Perú en 2024 sean aportados por los venezolanos. Además, muestra que la mayor parte de su salario es gastado en este país, en contraste con el que envían afuera mediante remesas.
“El 96,1 % de sus gastos permanecen en el país y solamente un 3,9 % es enviado en concepto de remesas”, documenta la OIM.
Lo mejor, sin embargo, no es el rubro que los venezolanos están inyectando actualmente a la economía peruana, sino lo que podrían llegar a contribuir si todos son regularizados e insertados en el mercado laboral formal, aunque dependa de las políticas públicas adelantadas por el Gobierno.
“Su impacto fiscal podría alcanzar la cifra de casi US$797 millones por año, representando un 2% de los ingresos totales impositivos del país”.
Perú es el segundo país latinoamericano que más venezolanos ha acogido en los últimos años, con un 1.542.004 hasta junio de 2023, superado solo por Colombia, donde arribaron casi 3 millones de migrantes.
Los retos en torno a la inserción laboral formal de los migrantes en Perú
Una de las conclusiones clave del estudio es que el 81% de los migrantes y refugiados venezolanos en edad laboral cuentan con un puesto de trabajo. Pero el reto está en garantizar que el 49,3% de ellos, que cuenta con diplomas de educación superior, sean empleados por el mercado laboral formal, contrario a lo que está sucediendo.
“Solamente un 9,5 % trabaja en el campo de su competencia, sobre todo por los obstáculos para validar sus calificaciones. Un porcentaje inferior al 10% tiene éxito en ese proceso de validación”, añade el informe.
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También se considera un desafío eliminar las barreras que las mujeres migrantes tienen para acceder al mercado laboral, puesto que son “significativamente más difíciles en relación con los hombres”. Para muestra, un dato alarmante: el 43,7% no tiene empleo.
“A pesar de las iniciativas emprendidas por las organizaciones para el desarrollo e instituciones financieras para el mejoramiento de las oportunidades laborales para los migrantes y refugiados, hay desafíos que persisten. Uno clave es el acceso a los servicios públicos, como los de educación y cuidados de la salud, que obstaculizan su capacidad de hacer contribuciones significativas a las comunidades de acogida”, reseña la OIM.