Lima — Lima, alguna vez considerada la tierra prometida para los peruanos en busca de mejores oportunidades, ha dejado de ser un lugar de esperanza y progreso. Entre los años 2019 y 2023, la pobreza monetaria en Lima pasó de 14,2% a 28,7% según el INEI. Además, esos 3,2 millones de limeños pobres triplican la cifra registrada en el 2016.
La capital peruana ya no es el refugio que supo ser, enfrentando niveles de hambre y miseria superiores a cualquier otra región urbana del país. La falta de políticas sociales efectivas, según los especialistas consultados por Bloomberg Línea, la han dejado en un estado de degradación significativa.
Ante la consulta de Bloomberg Línea, Fanny Montellanos, viceministra de Políticas y Evaluación Social del Midis, reveló que el Gobierno peruano presentará en agosto su plan de acción para hacer frente al nuevo fenómeno de pobreza urbana.
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Juan Ccahuana, de 40 años, natal de Ayacucho, dejó a su tierra cuando tenía cinco años, con el anhelo de encontrar un mejor futuro en Lima. Hoy padre soltero, sin trabajo fijo, cabeza de familia, y con dos hijos menores de edad, admite que cada año se hace más difícil y caro vivir en la capital. Para sobrevivir se dedica a la venta de canchita (palomitas de maíz), chifles y maní confitado en la Avenida Salaverry, en Jesús María.
Cuenta que hace cinco años podía ganar en una semana hasta S/ 100 (US$29,85). Hoy, en el mismo lapso, recauda menos de la mitad. “Lo que gano no me alcanza. Hay días que no como con tal de que mis hijos tengan un pan en la boca. La vida en Lima es dura y triste”, apuntó.
Nelly Choque tiene 35 años de edad, natal de Puno y es madre de tres hijos pequeños. Para mantenerlos, se dedica a la venta de caramelos y flores tejidas a crochet en los exteriores del Parque de la Amistad, en el distrito limeño de Santiago de Surco. Admite que los S/7 que gana diariamente no es suficiente para alimentar a sus pequeños.
“Todos los días despertamos y no sabemos si vamos a almorzar o desayunar”, señala. Choque refirió que, si tuviera el dinero necesario, regresaría a su tierra para volver a ver a sus padres.
Los últimos informes de pobreza monetaria no han sido alentadores a nivel país. El INEI reveló en mayo pasado que la pobreza monetaria había incrementado de 27,5% a 29%, implicando que 9,7 millones de peruanos son pobres. La variación al alza frente al 2022 se traduce en que 596.000 ciudadanos ya no cuentan con los ingresos suficientes para cubrir la canasta básica de consumo.
Con un 5% de aprobación, según la reciente encuesta del Instituto de Estudios Peruanos (IEP), la más baja que ha obtenido un presidente, y en medio de diversas imputaciones fiscales en su contra, la mandataria Dina Boluarte viajó a fines de junio a China. Allí dijo al canal estatal chino CCTV-13 noticias que desea un país donde “la pobreza se acorte”, frente a una pobreza extrema que subió del 5% al 5,7% en el primer año de su mandato, superando los niveles registrados durante la pandemia.
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Se dispara la pobreza en Lima
Los datos del INEI ilustran el empobrecimiento de la llamada “Ciudad de los Reyes”. Según el ente de estadísticas oficiales, en 2023, tres de cada 10 limeños se encontraban en una situación de precariedad de ingresos. La tendencia de deterioro, que aún no encuentra su piso, comenzó en el 2016, pero hoy las miradas se posan sobre el accionar del Gobierno de Boluarte.
“Ha sido un crecimiento muy rápido, y ha pasado desapercibido. Está fuera del radar de las políticas públicas”, explicó Javier Herrera, director de investigación en el Instituto Francés de Investigación para el Desarrollo (IRD). Carolina Trivelli, exministra de Desarrollo e Inclusión Social y miembro de la Comisión Consultiva para la Pobreza del INEI, consideró que la dirigencia peruana no tomó nota del fenómeno cuando los problemas se empezaron a agravar entre el 2018 y 2019.
Al no haber elaborado políticas sociales para contrarrestar la situación de la pobreza urbana, el deterioro se aceleró con la llegada del coronavirus en el 2020, señaló. La Lima de hoy está afectada por una “altísima informalidad” en la que una gran cantidad de personas “vive del día a día”, sumó.
La pobreza urbana en la capital aumentó “por una caída del del PBI el año pasado (-0,6%), una caída del empleo, y una inflación que estuvo alta en buena parte del año, que reduce la capacidad adquisitiva de los hogares”, complementó Carlos Gallardo, gerente general del Instituto Peruano de Economía (IPE).
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Reestructura de los programas sociales
Herrera, del IRD, resaltó que durante la pandemia el Ministerio de Desarrollo e Inclusión Social (Midis) solo contaba con programas para mitigar la pobreza extrema rural, como “Juntos”, el cual entrega cada dos meses S/200 a las familias más pobres, de sectores rurales a fin de asegurarles educación y salud. Ese tipo de políticas no se aplicaron en Lima y otras ciudades del ámbito urbano, agregó.
Según las estimaciones del experto, de haberse frenado las transferencias habituales de “Juntos”, “Pensión 65″, “Beca 18″ y otros, la pobreza total en el Perú habría sido de 32,9% este año, y no de 29%, expresó. Gallardo, del IPE, apuntó que, a la fecha, el Gobierno de Boluarte no ha determinado medidas para combatir la pobreza urbana. En ese sentido, propuso como alternativa poner en marcha un piloto una versión urbana del programa “Juntos”.
A su turno, la exministra Trivelli consideró que el Midis sigue implementando las mismas políticas sociales para enfrentar la pobreza rural, obviando el traslado del fenómeno al ámbito urbano. “Habría que replantear y revisar nuevas propuestas, pero la gestión pública no está por ahí en estos días”, consideró.
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Lima, la capital hambrienta
Según datos oficiales, Lima es la ciudad más afectada por el hambre entre las principales urbes del Perú. En términos de pobreza monetaria, es más pobre que ciudades alejadas del centro financiero y comercial y país, ubicadas en regiones de sierra y selva. “Uno tenía en la cabeza la idea de que todos los migrantes venían a Lima, porque los niveles de vida eran superiores, pero ya no es la tierra prometida donde la gente puede venir a tener mejores ingresos”, aseveró.
Resaltó en ese sentido que Lima es más pobre hoy que urbes como Amazonas, Áncash, Apurímac, Cusco y Junín. “No hay ninguna reacción desde las políticas públicas”, dijo. Por su parte, Trivelli enfatizó que, con menos soles en sus bolsillos, cada vez más personas se enfrentan a dificultades para tomar agua potable. Según el artículo 7-A de la Constitución Política, el Estado debe garantizar ese acceso, afirmó.
Los resultados de la última encuesta del INEI también revelan que, en la actualidad, el 10% de personas más pobres en Lima han reducido su consumo general en un 25%. “¿Cómo no vas a poder tomar agua si no tienes plata, viviendo Lima? Si estás en un pueblito, siempre hay maneras. Esta pobreza limeña es bien agresiva”, sostuvo Trivelli.
Ante la precariedad en la capital peruana, los comedores populares han sido reabiertos para enfrentar la situación, como ocurrió en los años 80. Según la Asociación de Comedores Populares Autogestionarios de Lima y Callao, al día de hoy existen 200 comedores autogestionarios en la capital y los distritos que reportan más comedores, son los de Villa El Salvador, Comas y San Juan de Lurigancho. “Los comedores populares fueron una respuesta, una salida, y aún lo son, para el hambre. La crisis económica y sanitaria dejó muy golpeados a las familias más vulnerables, sobre todo del sector urbano. Son un importante eslabón en la alimentación de cientos de personas”, afirmó Trivelli.
¿Qué dice el Gobierno sobre la pobreza en Lima?
Fanny Montellanos, viceministra de Políticas y Evaluación Social del Midis, señaló a Bloomberg Línea que la duplicación de los niveles de pobreza urbana en Lima Metropolitana entre 2019 y 2023 se debió principalmente a una “migración interna y externa” de peruanos durante la pandemia. Muchos fueron a la capital para encontrar mejores oportunidades tras la crisis de salud y económica, sostuvo. Resaltó además que los programas sociales vigentes fueron creados inicialmente para reducir la pobreza rural, pero que el Midis está trabajando en un rediseño de los mismos.
“A la luz de este nuevo contexto, lo que estamos haciendo como Midis, en este momento, es inaugurar una nueva estrategia, ya que la pobreza se ha urbanizado. La mayor zona de pobres está ahora en las zonas urbanas, como el caso de Lima Metropolitana”, manifestó.
La nueva estrategia para combatir la pobreza urbana
Montellanos afirmó que la nueva estrategia del gobierno peruano implica definir detalladamente cuáles son los nuevos factores que impulsaron la pobreza urbana tan rápidamente. “Debemos definir ese paquete de servicios que deben llegar al hogar, al barrio, a las ciudades y que deben ser implementados. También debemos implementar los indicadores de la pobreza urbana los cuales, naturalmente, son distintos a la de la pobreza rural”, apuntó.
Comentó, además, que desde el 2023 el Midis viene interviniendo en zonas urbanas para ejecutar “barridos focalizados”, junto a los gobiernos locales, a fin de empadronar a los hogares que viven en situación de pobreza y están en sectores urbanos. Estos se encuentran en el proceso de recibir una clasificación de precariedad socioeconómica, para que así sean afiliados a los programas sociales. “Del 2023 a lo que va del 2024, más de tres millones de nuevos hogares han sido empadronados y esto hará que la protección del Estado llegue a estas familias”, resaltó.
Finalmente, Montellanos adelantó que esta nueva estrategia del Gobierno para mitigar la pobreza urbana, se aprobará a más tardar en agosto en la Comisión Interministerial de Asuntos Sociales, la cual está integrada por la Presidencia del Consejo de Ministros y los ministerios de Justicia, Trabajo, Mujer, Desarrollo e Inclusión Social, Desarrollo Agrario y Educación.