Lima — La economía peruana sigue en la mira luego de que los tres primeros meses de este 2023 reflejaran los resultados de una incesante crisis política, que desencadenó una serie de protestas a nivel nacional, y ante un elevado nivel de inflación que siguió presionando a los bolsillos de los más pobres.
En este contexto, la mayoría de perspectivas de crecimiento económico han decaído para distintos agentes: recientemente Fitch Ratings recortó su pronóstico para el crecimiento del PBI de Perú de 2% a 1,8% este 2023, en medio de una demanda mundial más débil, condiciones financieras más restrictivas, y ante la caída de la inversión privada local.
Fitch ya ha advertido que el crecimiento de la economía peruana se encuentra por debajo del promedio de los países con calificación crediticia BBB, que se sitúa en 2,8%.
El PBI de Perú cayó un 0,4% interanual en el primer trimestre de este año, el primer descenso trimestral en dos años, mientras que la inversión privada retrocedió un 12% según el Banco Central de Reserva (BCR).
Héctor Collantes, director del área de Minería y Recursos naturales de la agencia, agregó que el decaimiento de la economía de Perú se da pese a “la mayor producción de cobre de la mina de Quellaveco y de un programa de apoyo fiscal” implementado para combatir los choques locales y externos.
“Las expectativas son mixtas mientras la economía lucha por recuperarse, ya que el crecimiento se está desacelerando más de lo que las condiciones externas permitirían”, dijo Collantes. “La inflación está disminuyendo, pero sigue siendo alta debido a que la menor demanda mundial afecta las inversiones”, agregó.
En ese contexto, Collantes prevé que las necesidades de las empresas peruanas para tomar deuda sean mayores durante el 2023 en comparación al 2022, pues el nivel de rebajas versus mejoras de calificaciones de los corporativos ya son similares a las de 2020 -durante la pandemia del Covid-19-.
Situación de grandes corporativos peruanos
En su último reporte, Fitch Ratings precisó que rebajó recientemente las calificaciones de Buenaventura, Telefónica del Perú y Volcan, en medio de distintos escenarios de mayor riesgo para estas empresas. De acuerdo a la agencia, Buenaventura y Volcan enfrentan un mayor apalancamiento “tras el aumento de los costos y volúmenes de producción por debajo de los niveles previamente proyectados”.
A la par, la agencia enfatizó que la mayoría de las mineras han experimentado aumentos de costos en medio de caos social que afectó particularmente al sector y a varias de sus operaciones alrededor del país.
En tanto, Telefónica del Perú fue degradada por Fitch ante la materialización a corto plazo de sus pasivos fiscales, luego de que la Superintendencia Nacional de Aduanas y de Administración Tributaria (Sunat) resolviera un litigio en su contra y exigiera el pago de una histórica multa por US$850 millones. A ello se suma la intensa competencia a nivel local y márgenes reducidos de ganancias.
Sobre el sector de telecomunicaciones en Perú, la agencia aún sostiene perspectivas negativas ante la fuerte competencia entre operadores móviles, la saturación de los mercados de telefonía y elevados costos que limitan el crecimiento de los ingresos y los márgenes. “La materialización de los pagos de impuestos relativos a litigios de larga duración con la Sunat causa problemas de liquidez”, puntualizó Fitch.
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