Bloomberg — Durante más de un siglo, el canal de Panamá ha sido un catalizador para el flujo de bienes de consumo y materias primas entre América, Asia y otras regiones. Debido al cambio climático, ahora es un obstáculo.
Una sequía ha reducido los niveles de agua en un lago cercano que sirve para controlar las profundidades de los buques de carga que pasan por sus esclusas. Esto ha provocado restricciones de tonelaje y ha hecho que cada día sean menos los buques que cruzan el atajo, lo que ha provocado retrasos. Quienes no estén dispuestos a esperar tienen dos opciones: pagar elevadas tarifas para saltarse la fila, o navegar una distancia mucho mayor rodeando Sudamérica, África o cruzando el Canal de Suez.
Hapag-Lloyd, el quinto mayor transportista de contenedores del mundo, lanzó hace poco “una plataforma de datos en vivo” que muestra el desvío de sus barcos.
Estas opciones añaden costos y generan complicaciones para banqueros centrales de todo el mundo que tienen dificultades para controlar la inflación.
Según el monitor de congestión PortWatch, del FMI, el número de embarcaciones que cruzan diariamente el canal ha disminuido en cerca de un tercio desde el 1 de agosto, a 22 buques. Se espera que esa cifra disminuya aún más en los próximos meses, alcanzando 18 cruces diarios para el 1 de febrero, según Clarksons Research.
La situación no hará más que empeorar en los próximos meses a medida que Panamá entre en su estación seca del año, que normalmente comienza en diciembre y dura hasta abril o mayo.
“Es probable que las restricciones de tránsito sigan vigentes durante algún tiempo, ya que la temporada de lluvias en Panamá se extiende de mayo a diciembre, y los meses con mayor promedio de lluvia son octubre y noviembre”, según una nota de investigación publicada el 1 de diciembre por Clarksons. “Es posible que las restricciones no disminuyan mucho hasta el segundo semestre de 2024 o después”.
Lee más en Bloomberg.com