Bloomberg — El subgobernador de Banco de México (Banxico), Jonathan Heath, dijo que no es seguro cuándo se calmarán las presiones sobre los precios de los alimentos y brindar alivio a las autoridades sobre la inflación no subyacente, mientras evalúan nuevos recortes de las tasas de interés.
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La inflación sigue siendo rígida en gran medida debido a los fuertes aumentos de precios de alrededor del 100% en seis productos, incluidos los tomates, las cebollas y los limones, más que a presiones generalizadas, dijo Heath en una entrevista.
Si bien las autoridades esperan que esos costos se enfríen, la tendencia a la baja será desigual, señaló.
“La inflación no subyacente ha estado aumentando mucho últimamente”, dijo Heath en un almuerzo para conmemorar el 20 aniversario del indicador del clima de negocios del Instituto Mexicano de Ejecutivos de Finanzas (IMEF), una organización que ayudó a establecer. “Lo más probable es que ya se esté desacelerando. El problema es que no sabemos cuándo ni en qué medida”.
Banxico redujo los costos de endeudamiento en un cuarto de punto porcentual a 10,75% en una decisión dividida el mes pasado, y dijo que consideraría más reducciones, incluso con aumentos de precios al consumidor todavía muy por encima de la meta de 3%.
Si bien la inflación subyacente se ha desacelerado consistentemente, lo que representa uno de los principales argumentos de los responsables de la política monetaria para la flexibilización, esa tendencia está comenzando a disminuir debido a los aumentos en los costos de los servicios, dijo Heath.
“Ese es el desafío que enfrentamos ahora, romper la persistencia en los servicios”, dijo Heath. “Desde el momento en que haya evidencia de que la persistencia se está rompiendo, creo que podemos sonreír. Pero aún no hemos llegado allí”.
La inflación anual se desaceleró a 5,2% en las primeras dos semanas de agosto, desde 5,6% un mes antes, según el instituto nacional de estadísticas.
Desaceleración del crecimiento
Para los miembros del Instituto Mexicano de Ejecutivos de Finanzas, no hay evidencia clara de que la inflación seguirá desacelerándose hacia su objetivo a pesar de que la economía nacional está en una marcada desaceleración.
El IMEF, que reúne a miembros del sector financiero, recortó su pronóstico de crecimiento económico para 2024 al 1,7% en agosto desde el 2% en julio, según el presidente del grupo, José Domingo Figueroa.
La desaceleración de México se está viendo exacerbada por una economía estadounidense más débil, que está afectando las exportaciones, dijo Víctor Manuel Herrera, presidente del comité nacional de estudios económicos del IMEF.
Una caída en la inversión extranjera directa también indica nuevos riesgos para la economía, dijo Herrera.
“Si miramos solo la nueva inversión, el año pasado fue de US$4.800 millones durante todo el año. En el primer semestre de este año fueron US$900 millones, por lo que hay una clara desaceleración”.
En cuanto a la inflación, los desafíos incluyen una sequía reciente que avivó los precios y obligó a México a importar una gran cantidad de alimentos, dijo Herrera.
Reformas gubernamentales
De cara al futuro, la presidenta electa Claudia Sheinbaum debe definir la ruta para reducir el déficit fiscal de México a su meta de entre 3% y 3.5% del PIB, dijo Herrera.
“No está claro cómo pretende el Gobierno bajar el déficit de 6% a 3%”, dijo Herrera. “Es posible, pero tiene un costo político, ya que la mayor parte del aumento del déficit provino de subsidios y obras públicas”.
En el corto plazo, podría haber un cambio en la calificación crediticia soberana de México, “ya sea con una perspectiva negativa o con una rebaja”, dijo Herrera.
Sheinbaum también debe calmar las preocupaciones de los inversionistas sobre las propuestas de reforma constitucional del presidente saliente Andrés Manuel López Obrador, especialmente la reforma al sistema judicial que fue aprobada en la Cámara de Diputados la madrugada del miércoles.
En cuanto al plan judicial y la iniciativa de ley que busca eliminar los organismos reguladores autónomos, Figueroa dijo que ambos “generan falta de confianza y seguridad para los inversionistas”.
“La división de poderes es conveniente para la mejor toma de decisiones”, dijo Figueroa. “La elección de jueces puede politizarse y, por lo tanto, las decisiones de los nuevos jueces podrían perder independencia y transparencia”, afirmó.
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