Bloomberg — El impacto económico del huracán Otis en el centro turístico mexicano de Acapulco podría superar los US$20.000 millones, mucho más de lo que el Gobierno ha destinado hasta ahora para su reconstrucción.
La ciudad costera, que alguna vez fue el destino preferido de celebridades de Hollywood y políticos estadounidenses, ya era una sombra de lo que fue cuando fue azotada por la tormenta de categoría 5 hace una semana.
Vientos de más de 266 kilómetros por hora destruyeron casas, destrozaron tiendas y edificios y provocaron inundaciones masivas. Al menos 46 personas murieron, y las comunicaciones y los servicios básicos siguen interrumpidos.
La mayoría de los hoteles más grandes de Acapulco ahora parecen esqueletos —sin paredes, ventanas ni balcones— y están llenos de escombros. La mayor parte es de propiedad mexicana, ya que un aumento de la violencia del narcotráfico ha obligado a las cadenas internacionales a abandonar la zona en los últimos años.
Los daños causados por la tormenta se estiman entre US$14.000 millones y US$21.000 millones, según Chuck Watson, modelador de catástrofes de Enki Research.
“Por supuesto que los daños en los grandes hoteles son dramáticos, pero lo más probable es que tengan seguro y recursos”, dijo Watson por correo electrónico. “Los hoteles más pequeños, y especialmente los restaurantes y vendedores que los abastecen tanto a ellos como a las empresas más grandes, sufrirán durante mucho tiempo”.
El Gobierno de México anunció el miércoles 1 de noviembre que planeaba destinar unos US$3.400 millones para reconstruir Acapulco. El presidente Andrés Manuel López Obrador, en su rueda de prensa diaria, también dio a conocer una serie de otras medidas de ayuda.
Los residentes afectados por la tormenta no pagarán impuestos ni facturas de electricidad hasta febrero, anunció AMLO. Se ofrecerán préstamos sin interés a las pequeñas empresas que hayan sufrido daños. Y el Gobierno pagará la mitad de los intereses de más de 370 hoteles.
Sin embargo, con cerca del 80% de los hoteles afectados, las perspectivas de la ciudad son sombrías dada su dependencia del turismo. Las proyecciones más optimistas apuntan a que Acapulco no se recuperará hasta dentro de un año.
Incluso con una importante intervención del Gobierno e inversión privada, la temporada clave de diciembre a marzo probablemente será una “pérdida casi total”, dijo Watson. “Se requerirá tiempo para limpiar y preparar los suministros antes de que pueda siquiera comenzar la reconstrucción”.
Los problemas de seguridad también podrían representar un obstáculo, puesto que la reputación de Acapulco ya estaba sufriendo un aumento de la delincuencia, señaló Watson. “Los desastres naturales tienden a disparar los índices de delincuencia, así que eso interferirá en su reconstrucción, a menos que el Gobierno envíe a la zona a la policía y la Guardia Nacional”.
A pesar de la devastación causada por la tormenta, un observador se muestra optimista de que Acapulco pueda recuperarse.
“Aunque es un destino que se encontraba en una etapa de declive, podríamos pensar que los estragos que hoy estamos viendo podrían ser un revulsivo para emprender un reinicio en mejores condiciones”, dijo por teléfono Francisco Madrid, jefe del centro de investigaciones turísticas de la Universidad Anáhuac.
“Pero eso requiere una inversión pública y privada muy importantes”.
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