¿Qué pasará si Trump declara a grupos criminales mexicanos como terroristas?

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha amenazado con declarar a grupos criminales en México como terroristas como una estrategia para combatir el problema de salud que enfrenta la principal economía del mundo

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Ciudad de México — Estados Unidos recibe al magnate Donald Trump como su presidente este 20 de enero. Su llegada incluye la promesa de declarar a organizaciones que trafican drogas como grupos terroristas ante la crisis de salud que vive el país por la adicción al fentanilo, un fármaco sintético derivado del opio.

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Con esta declaración, Trump persigue atacar el problema de salud que enfrenta su país por el consumo de fentanilo, un analgésico 100 veces más fuerte que la morfina y 50 veces más que la heroína, mientras las muertes por sobredosis de drogas y toxinas no reguladas oscilan 100.000 mensuales, según datos la Administración de Control de Drogas estadounidense (DEA) y los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC).

Esta intención de Trump tiene implicaciones que podrían atentar contra la soberanía de México porque significaría que las fuerzas armadas de Estados Unidos pueden entrar al territorio mexicano en busca de criminales, una opción que de acuerdo con Marco Rubio, quien hoy asume como Secretario de Estado, está sobre la mesa.

Rubio declaró que prefiere trabajar en colaboración con el Gobierno de México, una visión que fue recibida con beneplácito por la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, quien ha asumido una posición pragmática, de acuerdo con algunos analistas. Trump ha amenazado a México, cuya economía es altamente dependiente de su relación con sus socios comerciales de Norteamérica, con aranceles generales si no controla el tráfico de migrantes y de drogas a su territorio.

El tema de una violación a la soberanía hace eco en la vida pública de México por episodios históricos en los que enfrentó a fuerzas extranjeras, incluidas las de Estados Unidos, pero para algunos analistas algunas de implicaciones podrían ser de entrada financieras.

Tres caminos

Francisco Franco, catedrático, consultor de temas de inteligencia y seguridad, además de director de la firma CIS Pensamiento Estratégico, dijo en entrevista que está seguro de que no se aproxima una invasión militar desde Estados Unidos a México por la relación económica y migratoria, además del historial de fracasos estadounidenses en el combate al terrorismo.

“Los Estados Unidos son malos combatiendo al terrorismo. Lo hicieron en Afganistán durante 20 años y el resultado es un montón de gente muerta y los talibanes regresaron al poder”.

Después de 20 años y un gasto de US$1 billón, las tropas estadounidenses abandonaron Afganistán en agosto de 2021 durante el mandato del expresidente demócrata Joe Biden.

Franco, maestro en inteligencia y seguridad nacional del King’s College London, comentó que el problema del terrorismo y el narcotráfico no es la capacidad de los Gobiernos de matar a los criminales, sino la incapacidad para identificarlos.

“El terrorismo existe en la cabeza de las personas, no en cómo se vea un individuo. La idea de generar daño a un grupo de personas inocentes para obtener una ganancia política está en la cabeza”, comentó.

El analista señaló que una de las principales consecuencias de declarar como terroristas a los grupos criminales en México sería financiera con la prohibición para hacer negocios con empresas y personas vinculadas a los traficantes y presionar a las autoridades financieras de México.

También dijo que existen tres caminos para las intervenciones de Estados Unidos en México: modelo de cooperación conjunta, cooperación a través de información estratégica y de operaciones encubiertas sin avisar al Gobierno mexicano como ocurrió con la captura de Ismael ‘el Mayo’ Zambada en julio de 2024 sin que las autoridades mexicanas tuvieran información sobre el hecho.

Posición pragmática

El 22 de diciembre, Trump dijo que declarará a los cárteles de la droga como organizaciones terroristas. Horas después, Sheinbaum respondió que no aceptará “injerencismos” y que nunca se subordinará a Estados Unidos, donde se consume el fentanilo y de donde vienen las armas que usa el crimen organizado en México.

La presidenta de México, Claudia Sheinbaum, durante los primeros meses de su gestión, ha ejecutado múltiples estrategias para responder a las demandas de Estados Unidos, como el decomiso de una tonelada y media de fentanilo en diciembre, hasta negar que existe producción del fármaco en México, luego de la publicación de un reportaje del diario estadounidense The New York Times sobre el tema y ha cuestionado si también existe producción de fentanilo en Estados Unidos y el seguimiento del dinero por la venta.

Incluso Sheinbaum ha presentado una miniserie documental sobre el origen del fentanilo, opiáceo sintetizado por el belga Paul Janssen en 1959 como analgésico potente contra dolores intensos, vendiendo su fórmula a Johnson & Johnson. El video detalla que la empresa Pardue Pharma, propiedad de la familia estadounidense Sackler, aprovechó el boom de opioides en los años noventa para promover con importantes campañas su fármaco OxyContin, que derivó en demandas multimillonarias en Estados Unidos. La demanda de opioides en Estados Unidos fue aprovechada en el mercado negro para introducir el fentanilo.

Sheinbaum está adoptando un enfoque pragmático y proactivo ante los riesgos que se avecinan, ante la falta de alternativas porque EE.UU. es su principal socio comercial y de inversión: ha intensificado sus esfuerzos para mostrar que México será más “duro” en la batalla contra los cárteles de la droga y los flujos migratorios, destacando éxitos recientes y prometiendo más por venir, señaló la consultora de riesgo político Eurasia Group en su reporte anual de pronósticos sobre riesgo político Top Risks 2025.

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La sugerencia de Trump de utilizar activos militares estadounidenses para luchar contra los cárteles de droga, señaló la firma presidida por Ian Bremmer, etiquetándolos como organizaciones terroristas, aumentará aún más las tensiones.

“México vería el esfuerzo (de Estados Unidos) como una afrenta a su soberanía, y Trump puede encontrar el espectro de una acción unilateral de Estados Unidos más útil como una amenaza para impulsar una seguridad fronteriza más estricta con México”, agregó la firma en el documento.

Cualquier campaña militar estadounidense para combatir a los cárteles sólo tendría éxito si estuviera acompañada de una “sólida” alianza con la nueva administración mexicana, encabezada por la presidenta Claudia Sheinbaum que ha expresado su deseo de luchar más agresivamente contra el crimen organizado, expresó Doug Livermore, vicepresidente en la firma de soluciones de seguridad CenCore Group y subcomandate del Destacamento de operaciones especiales en la Guardia Nacional del Ejército de Carolina del Norte, en un artículo publicado por el centro de pensamiento Atlantic Council.

“Los cárteles tienen antecedentes de asesinar a funcionarios gubernamentales en México, y probablemente adoptarían tácticas terroristas en Estados Unidos contra figuras políticas, líderes de las fuerzas del orden e incluso personal militar”, señaló.

¿Qué dice la legislación de EE.UU. sobre el terrorismo?

Tras los ataques de 2001, el presidente George W. Bush promulgó la Ley Para Unir y Fortalecer a Estados Unidos Mediante el Suministro de las Herramientas Adecuadas Necesarias Para Interceptar y Obstruir el Terrorismo, también llamada Ley Patriota en octubre de ese mismo año.

El Buró Federal de Investigación o FBI define, en el caso del terrorismo internacional, como actos violentos y criminales cometidos por individuos o grupos que están inspirados, o asociados, con organizaciones o países terroristas extranjeras. Para esta institución el terrorismo es su prioridad número uno.

Las Organizaciones Terroristas Extranjeras (FTO por su siglas en inglés) son organizaciones extranjeras designadas por el Secretario de Estado según la sección 219 de la Ley de Inmigración y Nacional de Estados Unidos.

Oswaldo Zavala, catedrático e investigador mexicano, autor de La guerra en las palabras: Una historia intelectual del ‘narco’ en México, señala en el libro que el discurso del “narco” lo rige un concepto mayor, el de “seguridad nacional” como condición misma del delito, pues genera “enemigos” simbólicos configurados por instituciones políticas de Estados Unidos y México que, desde la década de los años setenta, ha sido el “narco”, pero que antes fue el “comunista” o el “guerrillero”.

El doctor en cultura literatura comparada en la Universidad de París III señala en el libro que la Ley de Seguridad Nacional de Estados Unidos, aprobada en 1947, funciona como una estructura y mentalidad de gobierno cuyo uso específico se adecuó a los proyectos intervencionistas de Estados Unidos.

La “guerra contra las drogas” se remonta a la década de los ochenta, cuando el expresidente republicano Ronald Reagan firmó en abril de 1986 un documento, hoy desclasificado, en el que vincula al narcotráfico con la seguridad nacional. La lógica del documento buscó identificar el impacto del comercio de narcóticos en la seguridad nacional estadounidense y , explica Zavala, y ha justificado desde entonces décadas de militarización, violación a derechos humanos, incautación de bienes y fondos bancarios, extradición de delincuentes y funcionarios, así como una forma de presión desde Washington a los países productores de droga y aquellos por los que transita.

“La narconarrativa es un discurso que justifica ‘la guerra contra el narco’, pero cuya verosimilitud se desfonda ante la caída de los traficantes, muertos o encarcelados por el resto de sus vidas”.

México y las intervenciones militares

Desde la consumación de la independencia de México el 27 de septiembre de 1821, el país sufrió seis invasiones de ejércitos militares extranjeros. La primera por parte de España en julio de 1829; dos de Francia en 1838 y 1863,y tres por parte de Estados Unidos en 1846, 1914 y 1916.

La primera intervención militar de Estados Unidos en México ocurrió un año después de que anexó Texas en 1845 al territorio estadounidense, acción que provocó una guerra entre ambos países en la que México perdió 55% de su territorio, conformado por las entidades actuales de California, Nevada, Utah, Nuevo México y partes de los estados de Arizona, Colorado, Oklahoma, Kansas y Wyoming, precisa la agencia gubernamental Archivos Nacionales y Administración de Documentos estadounidense.

La segunda intervención de EE.UU. en el país sucedió en 1914 y la última en marzo de 1916 en una expedición para buscar al militar mexicano Doroteo Arango, conocido como Francisco Villa, tras su invasión al pueblo de Columbus en Nuevo México, pero logró eludir a la expedición invasora. Estos incidentes han sido un tema de amplio estudio y documentación en México al grado de haber creado el Museo de las Intervenciones —un exconvento al sur de la Ciudad de México donde el ejército estadounidense derrotó al mexicano en 1847— como un instrumento de memoria histórica.