Ciudad de México — La más reciente minuta de Banco de México (Banxico) deja ver que no hay unanimidad en la Junta de Gobierno para recortar la tasa de interés.
Tres miembros se inclinaron por ajustar el referencial, pero dos consideraron necesario mantener en 11,25% la tasa un poco de más tiempo, en la decisión de política monetaria anunciada el 8 de febrero de 2024.
Aunque cinco miembros de la Junta de Gobierno de Banxico consideraron que la inflación aún presenta riesgos al alza y que ante ello se debe ser cauteloso, tres de ellos vieron que es posible evaluar un recorte de la tasa de interés en la próxima reunión monetaria del 21 de marzo.
El 8 de febrero Banxico decidió mantener en 11,25% la tasa de interés, lo que implicó dejar sin cambio el referencial por séptima vez consecutiva y en línea con la Reserva Federal que mantuvo sin cambios su tasa en enero.
Dos miembros de Banxico coincidieron en que, en el supuesto de una reducción en la tasa de interés, este ajuste no deberá interpretarse como una victoria sobre la inflación ni como el inicio de un ciclo de relajación monetaria.
Las razones de los tres miembros para recortar la tasa en marzo
Un miembro comentó que en la próxima reunión podrá evaluarse, dependiendo de la información disponible, la conveniencia de ajustar la tasa de referencia a la baja, tomando en cuenta el visible progreso en la desinflación y al mismo tiempo los retos que aún prevalecen.
Enfatizó que reconocer el avance en la desinflación y discutir la posibilidad de reducir la tasa no implica que se haya declarado victoria en el combate a la inflación, pues se admite que la tarea no ha concluido.
Otro miembro apuntó que, en las siguientes decisiones, si las condiciones macroeconómicas lo permiten, podría ponderarse el nivel de restricción que prevalezca con la evolución de la inflación y sus determinantes, procurando un ajuste ordenado de la economía y de los mercados financieros.
Añadió que, debido al sesgo al alza del balance de riesgos para la inflación, el pronóstico aún es susceptible de revisarse en esa dirección, lo que implicaría que el espacio para calibrar la postura monetaria es acotado y requerirá de una evaluación minuciosa en cada decisión.
Un miembro resaltó que ajustes a la baja en la tasa no impedirían continuar con una postura restrictiva, la cual es necesaria pues aún queda camino por recorrer.
Opinó que el reto es ajustar el grado de restricción de tal forma que sea congruente con una inflación que, si bien aún se encuentra por encima de la meta, ha descendido considerablemente. Consideró que los ajustes a la postura serán graduales ante la no-linealidad esperada del proceso desinflacionario.
Indicó que el que dichos cambios sean continuos o no, dependerá de la evolución del panorama inflacionario en su conjunto.
Las razones de los dos miembros que dudan del recorte de la tasa en marzo
Un miembro advirtió que no se puede descartar que sea necesario mantener el nivel actual de la tasa de referencia por más tiempo del que anticipa el consenso del mercado.
Ante la dinámica inflacionaria que prevalece, comentó que resulta sumamente riesgoso incluir una guía futura por lo que, en su opinión, debe reforzarse un enfoque dependiente de los datos.
Argumentó que el comunicado debe ofrecer flexibilidad para cada una de las decisiones futuras, ya que la coyuntura económica es altamente incierta, tanto en el ámbito externo como interno, por lo que el instituto central no debe comprometerse a realizar cualquier ajuste a la tasa de referencia en un plazo específico.
Otro miembro opinó que antes de iniciar un ciclo de recortes consecutivos en la tasa de referencia se requiere que la inflación subyacente y, particularmente, el subcomponente de servicios, muestren una menor persistencia y consoliden una trayectoria descendente, como anticipan las previsiones del instituto central.
Ante esto, estimó que, en caso de una mejora significativa en el panorama inflacionario, podría realizarse algún ajuste en la tasa de política con el fin de mantener un nivel elevado de restricción monetaria, pero sin generar una astringencia excesiva.
Subrayó que, hacia delante, deben preservarse los niveles actuales de restricción monetaria y resaltó que cualquier ajuste eventual a la baja en la tasa de política no debe interpretarse como el inicio de un ciclo de relajación monetaria.